En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:
En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.
Jesús lloró.
Juan 11:35
Dos días después de que Jesús oyó que su amigo Lázaro estaba enfermo, fue a visitarlo. Para cuando Jesús llegó, Lázaro ya había estado cuatro días muerto. Jesús lloró. Jesús, que en el milagro de la encarnación es plenamente Dios y plenamente hombre, sintió el profundo dolor de una pérdida. Él sabe lo que se siente al perder a alguien que uno ama.
Al prepararte para enseñar a los niños que Dios consuela a los quebrantados de corazón, dedica tiempo a reflexionar sobre las pérdidas y el dolor que has experimentado. Si los sentimientos de tristeza y dolor resurgen, pide al Espíritu de Dios, nuestro Consolador, que te consuele en tu dolor. La tristeza y el duelo no son algo malo; son parte de la vida del ser humano.
Por último, pide a Dios que use tu dolor para ayudar a los demás, empezando por los estudiantes de tu clase. Jesús quiere consolarlos en medio de su dolor y darles esperanza, tal como lo ha hecho contigo.
Informa a los padres que ésta es la primera de cuatro lecciones acerca de temas difíciles, como la pérdida, el dolor y el duelo. Anímalos a que hablen abiertamente con sus hijos acerca de una pérdida o una experiencia dolorosa por la que hayan pasado. ¿Cómo se sintieron cuando ocurrió? ¿Cómo se sienten ahora?
Introducción de la Unidad: Muchos de los estudiantes de tu clase han experimentado angustia y duelo. Sin embargo, tal vez no se den cuenta de que nadie puede escapar del dolor. Aunque aparece en diferentes formas, el dolor nos llega a todos. El dolor y el sufrimiento afectan más rigurosamente a los niños que carecen de buenos sistemas de apoyo.
Esta unidad de cuatro lecciones aborda los temas difíciles de la muerte y el suicidio. Haz hincapié en que un Dios todopoderoso gobierna el mundo y que con amor dispone las cosas para lo mejor. No suele alterar las leyes naturales con el fin de impedir que alguien sea herido o que muera. Por ejemplo, si una persona sale a la calle frente a un autobús que pasa a gran velocidad, Dios no suele detener al autobús para salvar a la persona. Lo que Dios hace es estar con la persona en medio del dolor y el sufrimiento.
Las próximas cuatro lecciones te dan la oportunidad de hablar sobre estos temas difíciles. Comenzará con el tema del sufrimiento universal. Comentará la verdad de que Dios puede ayudarnos en medio de experiencias dolorosas. La comprensión de las etapas del duelo te equipará para que apoyes mejor a los niños que lloran una pérdida.
Hablar acerca del suicidio en un ambiente de amor y esperanza ofrecerá a los niños que tienen problemas la oportunidad de pedir ayuda. El objetivo es que tus alumnos reemplacen el miedo y la impotencia con la esperanza en Dios y su provisión amorosa para ellos.
IMPORTANTE: los niños tienen temores muy reales. Dios no siempre nos quita todo temor y todas las situaciones que dan miedo; no a los niños ni a nosotros.
Hay cristianos a quienes les han robado; hay cristianos que fueron violados. Personas que aman a Dios y le sirven a veces son perseguidas e incluso asesinadas. Hay padres que abusan de sus hijos o son negligentes con ellos y dejan que les pasen cosas malas. Hay niños que se meten en pandillas y a veces los matan. Algunos se drogan. Otros caen en manos ajenas y se ven envueltos en esclavitud sexual. En nuestro mundo caído y pecaminoso suceden estas cosas horribles.
Cuando los estudiantes sean mayores podemos profundizar más en el tema del libre albedrío. Dios nos da a cada uno el derecho de tomar nuestras propias decisiones. Podemos optar por hacer cosas horribles que nos separan de Él, o podemos tomar la decisión de vivir de una manera que le agrada. Ambas cosas tienen consecuencias en este mundo y en el venidero. Estos son conceptos difíciles de entender aún para cristianos adultos. ¿Por qué Dios permite que les pasen cosas malas a sus hijos que lo aman?
Hoy, al hablar a los niños, diles que hay dos cosas que ellos pueden saber con certeza. (1) Dios los ama y estará con ellos pase lo que les pase en la vida: Cuando tengan miedo, Él estará con ellos para calmarlos; cuando estén tristes, Él estará con ellos para consolarlos. (2) Dios los ama, y los que aceptan su regalo de la salvación un día vivirán con Él para siempre en su hogar celestial.
Esta nota es importante. Es fácil prometer a los niños que Dios nos quitará todo el miedo y cosas malas en nuestra vida. Pero si prometemos eso, y los niños aceptan a Cristo sobre la base de esa promesa, ¿qué pasará con la fe de un niño cuando tenga que pasar por experiencias terribles y dolorosas? Ese niño puede abandonar la fe y creer que todo lo que le dijimos era una mentira. Tenga cuidado de no prometer lo que Dios ni siquiera le prometió a su Hijo Jesucristo, que se enfrentó al terror, el dolor y la soledad de la cruz.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Cuando los estudiantes lleguen a la clase de hoy, salúdalos de tal manera que sientan cuánto te preocupas por ellos. Esto es sumamente importante en esta unidad. Ellos necesitan sentirse seguros para que tengan la confianza de hablar de las cosas duras que han experimentado.
Pide que todos formen un círculo grande y permanezcan de pie. Tú vas a leer varias declaraciones. Si una declaración es cierta para ellos, deben entrar al centro del círculo. Antes de que leas cada nueva declaración, los que estén en el medio deben volver a su lugar. (Espera que la mayoría o todos los niños pasen al centro cuando hagas declaraciones acerca de dolor, enfermedad y muerte.)
Pide a los estudiantes que tomen asiento para la enseñanza.
Algunas de las declaraciones eran situaciones cotidianas para algunos. Pero las últimas declaraciones, acerca de situaciones dolorosas, eran algo que todos tenemos en común. Vamos a hablar de estas cosas dolorosas varias veces este mes. Los temas serán difíciles. Veremos el dolor en nuestra vida, en la vida de las personas que amamos, y también el dolor que resulta cuando un ser querido muere.
¿Por qué vamos a estudiar acerca de algo que es una parte tan triste de nuestra vida? Porque a veces es difícil soltar el dolor. Dios consuela a los que están tristes y heridos. Muchas personas saben que Jesús quiere ayudarles, pero no dejan que los ayude, y en lugar de sanar, el dolor empeora. Si no tratamos el dolor que proviene de la enfermedad y la muerte, no podemos ser totalmente sanos, ni como niños ni como adultos.
Todo ser humano experimenta dolor y muerte. Sin embargo, por lo general, no hablamos de estas cosas. Las siguientes cuatro semanas vamos a hablar acerca del dolor que tenemos por la enfermedad o la muerte de un ser querido.
En las siguientes dos preguntas, pide a tres o cuatro estudiantes que respondan a cada una.
Cuando Dios creó el mundo, lo hizo perfecto. Le gustó lo que había creado; era bueno. ¿Recuerdan lo perfecto que era el mundo cuando Dios creó a Adán y Eva? Hemos aprendido lo que pasó después. Adán y Eva pecaron, y todo cambió.
Opcional: Si tienes La Biblia en Acción, pide a los niños que lean acerca de Adán y Eva en las páginas 21–23.
Adán y Eva desobedecieron la única regla que Dios les había dado. El castigo de Dios fue que los sacó del hermoso jardín. Cuando desobedecieron, pecaron, y se rompió la estrecha amistad que tenían con Dios. Tuvieron que salir de su hogar en el jardín. Perdieron su estrecha relación con Dios y ya no podían hablar con Él cara a cara. Por primera vez, tuvieron que trabajar duro para sobrevivir. Sus cuerpos físicos ya no vivirían para siempre. Cuando pecaron, la enfermedad y la muerte también entraron en el mundo. Adán y Eva un día iban a morir. Vamos a leer un versículo bíblico sobre la entrada del pecado en el mundo.
Si es posible, lee Romanos 5:12 directamente de una Biblia. De lo contrario, está impreso aquí:
Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.
Romanos 5:12
El pecado entró en el mundo por medio de Adán y Eva. Cada uno de nosotros también pecamos, cuando decidimos seguir nuestro propio camino en lugar de lo que Dios ordena. Para Dios fue una gran tristeza cuando Adán y Eva pecaron; pero no dejó de amarlos. Dios también nos ama a cada uno, aun cuando pecamos. ¡Nada jamás puede cambiar su amor por nosotros!
A pesar de que Adán y Eva pecaron, Dios proveyó un final feliz para ellos y para nosotros. Él prometió abrir un camino para restaurar la amistad con Él. Dios prometió que enviaría un Salvador. Ese Salvador es Jesús, el Hijo de Dios.
En este pasaje de la carta a los Romanos, el apóstol Pablo comparó a Adán y Jesús, y el efecto que sus vidas tuvieron sobre otros. Escuchen lo que escribió Pablo.
Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos!
Romanos 5:15
Cuando amamos a Jesús y aceptamos la gracia de Dios y el regalo de la salvación por medio de Él, Jesús promete estar con nosotros para siempre, en este mundo y en el cielo, después de la muerte.
Durante las próximas semanas vamos a hablar acerca del dolor y la muerte, y cómo Dios nos ayuda a pasar por cosas dolorosas, aun la muerte de un ser querido.
Pide a los niños que piensen en algunas de las situaciones dolorosas que han experimentado. Los ejemplos que puedes darles son: “Mi madre murió.” “Mi padre se fue”. “Mi tía se enfermó.” Diles que piensen sin decir nada y que levanten un dedo por cada profundo dolor que han experimentado. Después diles que se junten con uno de sus compañeros.
Si se sienten cómodos, pueden contarle a su compañero una o más de sus penas. Los que no quieren decir algo pueden simplemente levantar la mano con el número de dedos levantados para que su compañero vea cuántas han sido sus penas. Permita 5–7 minutos para esta actividad.
Reúne de nuevo a los estudiantes para seguir con la clase. Invita a cualquiera que quiera contar a la clase una de sus experiencias dolorosas. Si nadie quiere hacerlo, sigue con la lección. Diles que si quieren que ores por ellos, pueden acercarse a ti en privado después de la clase y contarte las cosas en que están pensando. Puede ser que te digan que quieren que ores por ellos, pero sin decirte la cosa que les duele. Dos de los comentarios más útiles que puedes hacer cuando un niño te habla en privado son: “Gracias por contarme lo que te causa dolor para poder orar por ti”, y “Me duele tu dolor y Jesús también siente tu dolor”. Diles que orarás por ellos todos los días.
Materiales opcionales: Da a cada estudiante varias tiras de papel. Pueden escribir o dibujar acerca de cualquier dolor que han experimentado. Después deben doblar su papel para que nadie vea lo que han escrito. Recoge los papeles y diles que vas a leer cada uno de éstos y que vas a orar por cada persona todos los días del mes siguiente, aunque no sabes el nombre de la persona que escribió cada cosa.
Prepara para decir una pregunta que tengas, en el caso de que nadie conteste. Anima a los niños a hablar de sus temores y sus dudas acerca del sufrimiento.
Dios quiere que confiemos en Él con nuestras preguntas sinceras. Aunque nos sintamos enojados con Dios, frustrados o confundidos, Él igual nos ama. Aunque ninguna persona tiene todas las respuestas a todas nuestras preguntas, podemos estar seguros de que Dios tiene el control. Dios quiere lo mejor para cada uno de nosotros. A Él le entristece nuestro dolor o nuestro duelo por la muerte de un ser querido; pero Él puede usar lo que pasa en nuestra vida. Una forma en que usa esto es para hacernos más sensibles a Él y al sufrimiento de otras personas.
Cuenta o lee esta historia para ilustrar cómo Dios puede usar para bien las cosas malas que nos suceden.
Una madre tenía un bebé sano. El médico le dijo que nunca podría tener más hijos. Como tenía un bebé sano no estaba triste porque nunca podría tener más hijos. Pero 24 días después de su nacimiento, al bebé le dio diarrea intestinal y murió. La madre lloró amargamente y sintió que se le rompió el corazón. Ella sabía que la muerte de su bebé había sido causada por gérmenes. Dios no causó la muerte del niño. Fue debido a la enfermedad que hay en el mundo.
El resto de su vida sintió tristeza porque su bebé había muerto. Nunca pudo olvidarlo; pero un día le preguntó a Dios cómo podría usar la muerte de su hijo para glorificarlo. Dios le mostró que podía ayudar a otros. Ella terminó conociendo a decenas de mujeres que también habían perdido algún hijo. Les habló sobre el amor de Dios y que Él quería ayudarles a sanar el dolor que sentían. Oró con cada mujer. Años después, ella dijo: “Sé que Dios estuvo conmigo cuando perdí a mi precioso bebé, y también sé que me usó para ayudar a muchas mujeres porque entendía su dolor. Dios cambió algo horrible en algo que podía usar”.
Ahora escuchen lo que le pasó a Pablo, que escribió muchos de los libros del Nuevo Testamento, incluso los versículos de Romanos que hemos leído hoy. Pablo es una de las primeras personas llamadas por Dios para ser misionero. Podríamos pensar que tuvo una gran vida, porque Dios lo llamó para un trabajo tan importante. Pero sólo porque amas a Dios no significa que no te afectarán los problemas y las dificultades. Las personas que aman a Dios viven en el mismo mundo que los demás.
Pablo fue perseguido por predicar el evangelio; fue encarcelado y azotado. Pasó por naufragios, y casi se ahogó. Le robaron, fue traicionado, pasó hambre y sed, y más que todo eso tenía lo que él describió como “un aguijón en la carne” (2 Corintios 12:7). Muchos estudiosos de la Biblia creen que era una discapacidad física, tal vez tenía algo malo con la vista.
Dios no lo guardó de todas estas cosas. En vez de eso, Dios estuvo con él en cada situación. Dios usó las cosas difíciles que le pasaron a Pablo y lo consoló y animó a lo largo del camino. El dolor y el sufrimiento les vienen a todos los que viven en este mundo. Los cristianos no escapan del sufrimiento. El dolor no es imaginario; es real y duele.
Tanto Pablo como la madre dejaron que Dios los use, para que su dolor sirva para animar a los demás. Esto no quiere decir que no lloraron, que no sintieron tristeza o que no tuvieron aflicción. Pero confiaron en Dios en su sufrimiento. Dios los consoló y les ayudó a testificar acerca de la esperanza que Jesús nos da en medio de las experiencias dolorosas.
Aunque sufrimos y sentimos dolor, podemos confiar en que Dios traerá algo bueno del sufrimiento. Algo del dolor en nuestra vida lo experimentamos sólo porque somos seres humanos. En medio del dolor podemos acercarnos más a Jesús al confiar en su ayuda para soportar el dolor. Muchas veces, cuando alguien recuerda los tiempos difíciles, se da cuenta de que esos eran los tiempos en que estaba más cerca de Dios. Los tiempos de sufrimiento nos ayudan a pensar en lo que es importante en la vida.
Dios te ama. Su amor por ti llega a los cielos. Los médicos y los terapeutas han descubierto algo acerca de las personas que sufren y saben que Dios las consuela en medio de su dolor. Pasan por medio de su dolor y viven una vida más sana que los que sólo piensan en el motivo de su sufrimiento. Poner su mirada en Dios y aceptar su consuelo les ayuda a vivir más felices.
Voy a leer un versículo del libro de Isaías tres veces. La primera vez que lo lea, piensen en su propio dolor y pidan a Dios que les consuele con su amor.
Isaías 49:13b está impreso aquí. Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes. Léelo una vez lentamente:
Porque el Señor consuela a su pueblo y tiene compasión de sus pobres.
Isaías 49:13b
Aunque este versículo fue escrito originalmente para el bien del pueblo de Israel, es también un estímulo para todas las personas de todo el mundo que han experimentado dolor y pérdida. Al escucharlo una segunda vez, piensen en alguien que conocen que está triste o que está pasando por un dolor físico o emocional. Pidan a Dios que muestre su tierno amor a esa persona. Pidan también que les muestre lo que ustedes pueden hacer para que esa persona conozca personalmente el amor de Dios.
Lee Isaías 49:13b de nuevo, lentamente.
Voy a leer este versículo una última vez. Si puedes, dilo conmigo. Piensa en el versículo como una oración de agradecimiento a Dios de que Él siempre está contigo y que te consuela cuando estás sufriendo.
Lee Isaías 49:13b otra vez, lentamente.
Opcional: Si utilizas las Páginas del Alumno, los niños pueden dibujar y escribir sobre sus experiencias dolorosas.
Cierre la clase con esta bendición para los alumnos.
Bendición: El amor de Dios por ti es más alto que los cielos y más profundo que el mar. Que te consuele y dé esperanza, y que Él te dé oportunidades de mostrar el amor y la esperanza de Jesús a personas que sufren.
Dado que éste ha sido un tema muy difícil, finalice la clase de hoy cantando una canción acerca del amor y el cuidado de Dios.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los niños.
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