Soy sano del prejuicio

INDICACIONES PARA MAESTROS SOBRE LOS RECURSOS DIGITALES

En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:

En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.

Enfoque en el Desarrollo del Carácter

Materiales
  • Biblias
Materiales opcionales
  • Cartel del Versículo para Memorizar
  • Lápices
  • Páginas del Alumno

Devocional del maestro

Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.
2 Corintios 10:3–4

El prejuicio es un campo de batalla de odio y sus heridas son profundas. Puede provocar que nos sintamos derrotados, sin valor y solos ya que ataca nuestra autoestima. Es posible que nos lleve a golpear a otros con crueldad, si permitimos que gane territorio en nuestro corazón. Es un enemigo poderoso que moldea lo que sentimos sobre nosotros mismos y los demás. Pero no estamos indefensos. La Biblia nos enseña que el amor es un arma poderosa. Por amor somos escogidos y por amor somos salvos. El amor nos da la fuerza cuando nos falta, y nos da paz cuando algo parece imposible. El amor de Dios tiene el poder para destruir las fortalezas del odio, incluyendo el prejuicio.

Piensa en un momento cuando te sentiste lastimado por causa del prejuicio. ¿De qué manera influenció esa experiencia en la forma en que ves a los demás? Además, ¿cómo influenció la forma en que te ves a ti mismo? No te quedes derrotado. No permitas que el odio gobierne tu corazón. En cambio, toma la poderosa arma que Dios te ha dado. Cuando eliges el amor sobre el odio, puedes comenzar a derribar las murallas que te separan de los demás. Pasa tiempo en la presencia de Dios, dejando que su amor limpie el dolor y el enojo. A medida que confías en el amoroso poder de Dios, Él sanará tus heridas. Él es la fuente de todo y su amor lo conquista todo.

Conexión familiar

Anima a los estudiantes a preguntar a sus familiares: ¿qué es más poderoso que el odio? Luego pueden compartir que el amor, la amabilidad, la paciencia y la compasión son regalos de Dios, y son más poderosos que el odio del prejuicio.

Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.

La Lección

1. Conexión:

Hablar de una situación para entender por qué y cómo comienzan los prejuicios.

Da una cálida bienvenida a los estudiantes, saludándolos por sus nombres a medida que llegan. Pregúntales si pudieron identificar y detener el prejuicio en ellos o en su comunidad. Si tienes tiempo, permite que algunos estudiantes compartan historias con todo el grupo. Recuérdales que no usen nombres, sólo deben describir las situaciones.

Cuando estés listo para comenzar la clase, comparte las siguientes situaciones con los estudiantes.

Imagina que vivimos en un país en el que hay suficiente comida para todos y donde cada persona tiene un buen trabajo y una casa cómoda. Todos viven juntos en paz. Vamos a llamar a este país, “país de la abundancia”. Sin embargo, en el país vecino, hay una sequía que provoca hambruna y se expande por el país. Vamos a llamar a este país, “país del hambre”. La gente del país del hambre no tiene suficiente comida para alimentarse, entonces comienzan a venir al país de la abundancia para encontrar trabajo, comida y casas. Sin embargo, no hay suficiente comida y trabajo para más gente. Pronto, las personas del país de la abundancia comienzan a sufrir de hambre y perder sus trabajos.

¿Cómo piensas que las personas del país de la abundancia tratarían a estos recién llegados?

¿Cómo deberían tratarles? ¿Por qué?

Incluso cuando sabemos la manera correcta de tratar a los demás, a veces, tomamos decisiones basadas en nuestro temor que provoca dolor y lastima a los demás. En ciertas oportunidades, ni siquiera nos damos cuenta de que nuestras creencias y nuestras acciones están equivocadas.

Ahora imagina que nosotros somos estas personas del país del hambre. ¿Cómo piensas que deberían tratarnos las personas del país de la abundancia y la paz? ¿Por qué?

¿Cómo nos sentiríamos por sus prejuicios?

Como hemos aprendido, los prejuicios pueden provocar serios daños físicos y emocionales. Cuando la persona enfrenta prejuicios puede experimentar ira, vergüenza, temor, dolor y baja autoestima; también violencia o abuso. Además, puede convertirse en víctima del crimen o sufrir de aislamiento o falta de oportunidades.

Consejo para el maestro: Si es posible, comparte acerca de un momento en el que te enfrentaste a prejuicios. Explica cómo te sentiste y qué emociones experimentaste. No menciones nombres específicos o detalles. El propósito es ayudar a los estudiantes a comprender las emociones que se experimentan en esa situación.

El prejuicio puede causar un gran daño a quienes lo experimentan. Vamos a conversar sobre las heridas provocadas por el prejuicio y cómo recibir sanidad.

2. Enseñanza:

Aprender pasos bíblicos para recibir sanidad del prejuicio (Efesios 2:10; 4:31–32; Hebreos13:16; 1 Pedro 3:13–17; 1 Juan 4:11–12).

Los prejuicios pueden provocar heridas emocionales serias. Es posible que la gente que haya sido víctima de determinados prejuicios sufra de baja autoestima, depresión, estrés, ansiedad y otras dificultades emocionales. Las víctimas a menudo tienen bajas expectativas de sí mismos, provocando que no les vaya bien en la escuela o el trabajo. Es posible que comiencen a comportarse de la manera esperada por las personas que los juzgan. Esto hace que aumente el prejuicio porque las personas creen que sus prejuicios son verdaderos.

Consejo para el maestro: A lo mejor necesitarás dar algunos ejemplos para ayudar a los estudiantes a comprender este concepto. Aquí hay uno: si las personas de la comunidad creen que la gente pobre no es inteligente, pueden comenzar a actuar de una manera poco inteligente si son pobres. Esto reafirma el prejuicio.

Recibir sanidad del prejuicio no es fácil porque los prejuicios generalmente no terminan. Si bien te puedes sentir mejor sobre un incidente en particular o una persona, quizás serás tratado con prejuicio una y otra vez. A menudo, no puedes cambiar las cosas sobre ti por las que los demás te juzgan. Por ejemplo, tu apariencia, raza, género son partes de quién tú eres. No puedes cambiarlas. Entonces, sigue el prejuicio provocando nuevas heridas.

La Iglesia primitiva enfrentó prejuicios tanto dentro de la iglesia como fuera de ella. La Iglesia reunía a personas de diferentes lugares e incluso de diferentes religiones. Estaban unidas por su creencia en Jesús, pero incluso tenían muchas diferencias. A menudo, esto provocaba tensiones en la iglesia a medida que aprendían a entender y amarse mutuamente. Los miembros de la Iglesia primitiva también enfrentaron prejuicios de aquellos que no seguían a Jesús.

Por esta razón, muchas cartas del Nuevo Testamento abordan temas de prejuicio y persecución. Podemos aprender algunas maneras útiles para recibir sanidad del prejuicio a partir de sus ejemplos.

Primero, recuerda quién eres. Eres creado a imagen de Dios, quien creó el universo y todo lo que hay en él. Te ama por completo y te creó para hacer el bien. Escucha lo que Pablo, un apóstol de Jesús, escribió a los integrantes de la Iglesia primitiva.

Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
Efesios 2:10

¿Qué nos enseña este versículo sobre el propósito de Dios para nuestra vida?

¿Cómo esta verdad puede ayudarnos a recibir sanidad de las heridas del prejuicio?

En segundo lugar, ofrece amabilidad y ayuda a los demás. Aunque esto no se lleve tu dolor, puede consolarte si sabes que no estás solo. Hacer algo práctico y significativo para los demás te puede ayudar a recibir sanidad también. Escucha lo que enseña la Biblia sobre hacer el bien a otros.

No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.
Hebreos 13:16

¿Qué nos enseña este versículo sobre ser amables y ayudar a los demás?

¿Cómo esta verdad puede ayudarnos a recibir sanidad de las heridas del prejuicio?

En tercer lugar, da un buen ejemplo. Otros pueden tener prejuicios de tu raza, género, religión o nacionalidad pero tú puedes seguir dando un ejemplo positivo con tu buen carácter. Esto ayuda a romper los prejuicios. Presta atención a estas palabras de ánimo de la Biblia.

Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien? ¡Dichosos si sufren por causa de la justicia! «No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar». Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto, manteniendo la conciencia limpia, para que los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo se avergüencen de sus calumnias. Si es la voluntad de Dios, es preferible sufrir por hacer el bien que por hacer el mal.
1 Pedro 3:13–17

¿Qué nos enseña este pasaje sobre cómo responder a la falta de amabilidad?

¿Cómo esta verdad puede ayudarnos a recibir sanidad de las heridas del prejuicio?

En cuarto lugar, medita en tus propios prejuicios y pide ayuda a Dios para vencerlos. La mayoría de nosotros tiene prejuicios, y a veces son tan profundos que ni siquiera los identificamos. Darnos cuenta de que nosotros también tenemos prejuicios nos puede ayudar a aprender y perdonar a quienes han mostrado prejuicios en nuestra contra. Esto será difícil de hacer en nuestras propias fuerzas. Sin embargo, Dios dice que nos ayudará a mostrar amor a los demás.

Versículo para Memorizar

Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.

Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.
1 Juan 4:11–12

¿Qué nos enseña este pasaje sobre el amor?

¿Cómo esta verdad puede ayudarnos a recibir sanidad de las heridas del prejuicio?

Finalmente, ora por aquellos que tienen prejuicios en tu contra y trata de perdonarlos. Esto puede ser muy difícil, especialmente cuando continúan los prejuicios. Sin embargo, el perdón liberará tu corazón. Puedes confiar en que Dios tratará con la otra persona. El perdón te ayuda a sanar y a superar el dolor. También te ayuda a sanar tus heridas emocionales. Quizás esto no cambie tu situación, pero te cambiará a ti. Además, cuando respondes a la falta amabilidad con perdón en vez de amargura, das el ejemplo de cómo vivir en paz. Escucha lo que enseña la Biblia.

Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Efesios 4:31–32

¿Qué nos enseña este pasaje sobre el perdón?

¿Cómo esta verdad puede ayudarnos a recibir sanidad de las heridas del prejuicio?

Perdonar a los demás es difícil, especialmente cuando las heridas son profundas y nos lastiman una y otra vez. Sin embargo, Dios nos ayudará a perdonar y a recibir sanidad. Todo lo que necesitamos hacer es pedírselo.

Incluso, cuando hacemos todas estas cosas, quizá todavía experimentemos prejuicios. Posiblemente otros aún nos juzgarán. Sin embargo, esto no cambia quiénes somos y cuán amados somos por Dios. Nuestro valor no se basa en lo que otros piensan de nosotros. Se basa en el contenido de nuestro carácter y de nuestro corazón. Y, lo más importante, se basa en quiénes somos realmente, creaciones preciosas de Dios, a cuya imagen hemos sido creados.

El amor de Dios ha conquistado todo el odio, incluyendo el odio que producen los prejuicios. Él ve nuestro valor, incluso cuando otros no lo hacen. Cuando permitimos que su amor reemplace nuestras heridas y dolor, Él puede sanar nuestros corazones.

3. Respuesta

Soltar la herida y el odio, y pedir a Dios que traiga sanidad.

Los prejuicios pueden parecer una batalla de nunca acabar. El odio provoca más odio, y las heridas causadas por el prejuicio sanan lentamente. Sin embargo, la Biblia nos enseña que la batalla ya ha sido ganada. Escucha sobre la poderosa arma que Dios nos ha dado: la única arma que puede derrotar el prejuicio.

Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.
2 Corintios 10:3–4

¿Cuáles piensas que son esas armas poderosas?

Permite que 2 o 3 estudiantes compartan sus pensamientos. Luego guíalos a comprender que las armas son el amor, la amabilidad, la compasión, la paciencia, la humildad, y otras características que nos hacen más parecidos a Jesús.

¿Cómo podrían las armas como estas ser poderosas?

Permite que 2 o 3 estudiantes compartan sus pensamientos.

Dios da armas poderosas a quienes confían en Él y lo siguen. A medida que nos acercamos y llegamos a ser más como Jesús, Él transforma nuestras mentes y corazones. Destruye la ira, el odio, el dolor y sana las heridas provocadas por el prejuicio. Puede reemplazar nuestro dolor con amor y perdón. Puede cambiarnos, si se lo permitimos.

Opcional: Si usas las Páginas de Alumno, dales tiempo para usarlas y completar la actividad.

Lo mismo sucede con quienes nos maltratan por el prejuicio. No podemos cambiarlos. Solo Dios puede hacerlo. Ese poder divino destruye las fortalezas de odio como el prejuicio. Y cambia aquellos cuyos corazones han sido endurecidos por el odio. Así que, toma las armas que Dios te ha dado.

Piensa en una oportunidad en la que viviste o experimentaste prejuicio. Medita en las emociones que sentiste, en cómo cambió la manera en que te ves a ti y a otros. A medida que piensas en esta experiencia, aprieta los puños lo que más puedas y extiende las manos al frente tuyo.

Haz una pausa por un minuto para que los estudiantes lo hagan.

Ahora piensa en superar el odio con el poderoso amor de Dios. Imagina a Dios trayendo sanidad a tus heridas. Mientras lo haces, lentamente suelta tus dedos con las palmas hacia afuera. Imagínate dejando ir el dolor, el enojo, la vergüenza, el temor y los sentimientos de baja autoestima.

Haz una pausa por un minuto para que los estudiantes lo hagan.

Con las manos extendidas al frente tuyo, pide a Dios que traiga las armas poderosas del amor, la compasión, la amabilidad y la paciencia. Pídele que destruya los prejuicios que existen en tu corazón. Pídele que sane las heridas del prejuicio y que te ayude a perdonar a los que te han maltratado. Si no estás listo para hacer esto, piensa en cómo puedes responder de maneras pacíficas cuando enfrentes prejuicios.

Consejo para el maestro: Si es posible, debes estar disponible después de la clase para hablar y orar con los estudiantes que tengan preguntas o necesiten consuelo o apoyo. ¡Tu amabilidad y compasión puede ayudarlos a recibir sanidad!

Haz una pausa por alrededor de 2 minutos para darles tiempo para orar.

Finaliza la clase diciendo una bendición por tus estudiantes, basada en 1 Corintios 16:14.

Bendición: Que sepas que Dios te ha armado con las armas del amor, la amabilidad, la paciencia y la compasión. Que confíes que destruirá las fortalezas del odio en tu vida y en tu comunidad. Y que puedas mirar a Dios, la fuente de todo amor, para que te guíe en la batalla.

Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes:

Copyright: VIDA POR VIDA © 2021 DAVID C COOK. SE PERMITE LA REPRODUCCIÓN SOLO PARA SER USADA EN EL AULA. TODOS LOS DEMÁS USOS REQUIEREN AUTORIZACIÓN POR ESCRITO. SOLICÍTELO POR CORREO ELECTRÓNICO A [email protected]. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

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