En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:
En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.
Yo sé que el Señor hace justicia a los pobres y defiende el derecho de los necesitados.
Salmos 140:12
¿Alguna vez has estado realmente enojado por la injusticia y el deseo de venganza? Con amargura e ira propagándose en tu corazón, puedes haber conspirado y planeado cómo podrías llevar a cabo tu venganza. A lo mejor, pensaste que era lo correcto porque lo que hizo la otra persona estuvo muy mal. Quizás sentiste que tenías que actuar porque nadie más lo haría. Pero la Biblia nos dice que la venganza le pertenece al Señor (Romanos 12:19).
Esta solución puede sentirse débil porque no satisface nuestra necesidad de venganza. Sin embargo, la justicia divina de Dios es poderosa, y su amor nunca se acaba. El juzga la injusticia de manera correcta y la destruye, pero a menudo no cuando nos gustaría que lo hiciera. Pídele que haga justicia. Es lo suficientemente poderoso para traer justicia y es sensible para sanar tu corazón.
Anima a los estudiantes a preguntar a sus padres acerca de dónde se sienten más seguros. Luego pueden compartir que Dios es nuestro refugio, y que el vengará la injusticia.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Dales la bienvenida a los estudiantes a medida que llegan. Pregúntales si vieron oportunidades para alentar la justicia la semana pasada. Deja que compartan sus historias con los demás hasta que estés listo para comenzar con la clase.
Cuando estés listo para empezar la lección, pídeles que formen un círculo. Escoge a un estudiante para comenzar a enumerarlos diciendo “1” y el siguiente dirá “2”. Haz que sigan enumerándose por el círculo hasta que llegues a la primera persona. Después diles que se tomen de las manos.
Cuando diga comiencen, todos se inclinarán hacia dentro o afuera, dependiendo del número que mencione. Debes mantener tu cuerpo tieso y recto como una tabla. No te dobles. Asegúrate de seguir tomado de las manos de las personas a tus lados.
Todos los que dijeron “1”, se inclinarán hacia adelante, y todos los que dijeron “2” lo harán hacia atrás. Para no caerse, deben confiar en las demás personas del círculo. Es necesario que se tomen de las manos con fuerza y realmente se inclinen tanto como puedan sin doblarse. Si no se inclinan hacia atrás o adelante por completo, tú o la otra persona a tu lado se pueden caer. ¡Comiencen!
Deja que los estudiantes se inclinen hacia atrás o hacia adelante. Probablemente, algunos de ellos no lo harán por completo, lo que podría provocar que ellos u otros comiencen a caerse. Si esto sucede, pídeles a todos que permanezcan en el círculo en el mismo orden de nuevo y sigan intentándolo hasta que sean capaces de inclinarse con éxito y no se caigan. Luego, haz que los estudiantes cambien de dirección en la que se inclinan. Aquellos que lo hacían hacia adelante ahora lo harán hacia atrás, y los estudiantes que se inclinaban hacia atrás ahora lo harán hacia adelante. Repite la actividad hasta que todos permanezcan de pie.
¿Por qué crees que esta actividad no funcionó cuando alguien no se inclinó por completo?
Guíalos a entender que fue porque no confiaban en los demás para sostenerse mutuamente.
¿Fue más fácil cuando cambiaste la dirección en que te inclinabas? ¿Por qué sí o por qué no?
Llévalos a entender que fue más fácil la segunda vez porque ya sabían cómo funcionaba la actividad y tenían que confiar el uno con el otro para lograrlo.
Dios te ve y conoce cada parte de ti. Sabe cuando estás triste o feliz, solo o enojado, y te entiende. Puedes confiar en Él incluso cuando experimentas injusticias. Puedes apoyarte en él y confiar en que hará justicia.
El libro de los Salmos en la Biblia es una colección de oraciones escritas como poesía y canciones. La gente que escribió los Salmos era muy honesta con Dios. Le contaban cómo se sentían y lo que pensaban. Algunos de los Salmos son canciones de alabanza felices y alegres. Otros Salmos expresan ira y el deseo de venganza de los enemigos. Algunos Salmos son oraciones un poco tristes de duelo y desesperanza.
Escucha mientras leo un Salmo ahora. Trata de notar las emociones que expresó el autor.
Haz que un estudiante lea el Salmo 13 en voz alta desde la Biblia. Si no es posible, los versículos están impresos aquí.
¿Hasta cuándo, Señor, ¿me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? ¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el enemigo me seguirá dominando? Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumina mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!
Salmos 13
¿Cuáles son algunas de las emociones que escuchas en este Salmo?
Los estudiantes pueden decir impaciencia, frustración, temor, dolor, sentido de injusticia, confianza, gozo, y gratitud.
¿Qué emociones escuchaste que se relacionan con la justicia y la injusticia?
Los estudiantes quizás mencionen el abandono, la tristeza, la derrota y el gozo.
En este Salmo, el escritor se siente abandonado y triste, y teme que sus enemigos lo venzan. Pero luego se recuerda a sí mismo que puede confiar que Dios hará justicia.
Escuchemos otro Salmo. Presta atención a las emociones que escuchas y cómo se relacionan con la justicia.
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
Escucha, oh Dios, mi oración; no pases por alto mi súplica. ¡Óyeme y respóndeme, porque mis angustias me perturban! Me aterran las amenazas del enemigo y la opresión de los impíos, pues me causan sufrimiento y en su enojo me insultan. Se me estremece el corazón dentro del pecho, y me invade un pánico mortal. Temblando estoy de miedo, sobrecogido estoy de terror.
Salmos 55: 1–5
Pero yo clamaré a Dios, y el Señor me salvará. Mañana, tarde y noche clamo angustiado, y él me escucha.
Salmos 55: 16–17
Encomienda al Señor tus afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre. Tú, oh Dios, abatirás a los impíos y los arrojarás en la fosa de la muerte; la gente sanguinaria y mentirosa no llegará ni a la mitad de su vida. Yo, por mi parte, en ti confío.
Salmos 55: 22–23
¿Qué emociones expresó el escritor?
Los estudiantes pueden responder desesperanza, tristeza, temor, enojo y esperanza.
¿Qué emociones escuchaste que se relacionan con la justicia?
Los estudiantes quizás compartan emociones similares a las que se mencionaron en la pregunta anterior. También pueden agregar que el escritor expresó un deseo de venganza o justicia.
Estos escritores habían experimentado la injusticia, y fueron muy sinceros sobre lo sucedido. Clamaron a Dios y le dijeron exactamente lo que sentían, incluyendo su tristeza, temor e ira. Expresaron su deseo de venganza. Incluso le preguntaron a Dios por qué permitía que les sucedieran estas cosas.
Cuando experimentamos injusticias o cuando vemos a otros que son tratados de manera injusta, nuestras respuestas a menudo son similares. Nos sentimos tristes, atemorizados y enojados. Nos preguntamos cómo alguien podría maltratar a otra persona de esa forma. A veces nos enojamos tanto que deseamos buscar venganza por el maltrato. Otras veces, nos sentimos desamparados y desesperanzados, ya que pensamos que no hay nada que podamos hacer para detener o cambiar la situación.
En su tristeza y enojo, el salmista no se olvidó de quién era Dios. ¿Qué reconocen al final de sus Salmos?
Se dieron cuenta de que podían confiar en Dios.
Estos escritores recordaron el carácter de Dios. Lo alabaron porque siempre es bueno y justo. Y, aunque deseaban vengarse, confiaron que él haría justicia en sus situaciones.
¿Qué nos muestran estos Salmos sobre el carácter de Dios?
Los estudiantes pueden responder que nos ama, nos salva, es confiable, nos escucha cuando clamamos a Él, nos defiende, su amor nunca falla y es bueno.
Los salmistas dejan en claro que la injusticia que experimentaron los llevará más cerca de Dios, no lejos de Él. Aunque querían vengarse, sabían que Dios es el juez final y le dejaron la justicia a Él.
Es normal sentirse enojado con las personas que te han maltratado a ti o a los demás, y es común sentirse como si quisieras buscar venganza. Pero, aunque la venganza puede parecer la mejor forma de manejar tu enojo e impedir que suceda la injusticia, esta no funciona. Aquí hay algunas razones por las que buscar venganza no es la respuesta:
Cuando te centras en el enojo y el odio, no puedes recibir sanidad. Vivir con ira puede provocar problemas físicos y emocionales. En vez de sentirte mejor cuando buscas venganza, a menudo te sientes peor, ya que la amargura llena tu corazón.
Buscar venganza puede provocar que hagas algo injusto. Cuando respondes a la injusticia con actos de ira, a menudo eso lleva a la violencia, las decisiones inmorales, incluso a más injusticia.
La venganza no arregla o borra la injusticia original. Aunque puede crear una situación difícil para la persona de la que buscas vengarte, no ayudará a la persona que fue tratada de manera injusta.
La venganza no lleva a un cambio positivo y duradero en una situación en la que se necesita sanidad y esperanza. Recuerda que la justicia de Dios restaura las cosas a la manera que Él quería que fueran. A pesar de que la venganza puede crear sentimientos temporales de alivio y justicia, estos no perduran. Son prontamente reemplazados por el enojo y la amargura de nuevo.
La Biblia nos dice claramente que no debemos buscar venganza.
No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.
Romanos 12:19
Podemos confiar en que Dios venga la injusticia. Castiga a aquellos que tratan a otros de manera injusta. Mientras Dios hace justicia, no siempre es en la forma que queremos que lo haga, o incluso de la manera que entendemos. Sin embargo, podemos confiar en sus caminos, incluso cuando no los comprendemos.
Entonces, ¿cuál es la forma apropiada para responder a la injusticia? La Biblia nos dice qué debemos hacer en vez de buscar venganza.
No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.
1 Pedro 3:9
¿Cómo nos enseña este versículo a pagar el mal?
Con bendición, amabilidad y perdón.
¿Crees que es fácil o difícil hacerlo? ¿Por qué?
Recuerda que la justicia de Dios busca restaurar y traer sanidad a las personas y a la situación. Es por eso por lo que devolver bien por mal es tan poderoso. La instrucción de Dios para nosotros de pagar el mal con el bien no es posible hacerlo por nuestra cuenta. Solo se puede hacer por medio del poder de Dios. En nuestras propias fuerzas, seguimos enojados y continuamos deseando vengarnos.
¿Por qué piensas que la bondad y el perdón son las mejores formas de pagar el mal?
Responder a la injusticia con enojo y venganza solo crea más enojo y venganza. Pero ser amable y perdonar a alguien que ha sido injusto puede ayudar a crear un cambio y traer sanidad positiva y duradera.
Nuestras respuestas humanas normales a la injusticia son el enojo y el deseo de venganza. Sin embargo, cuando dejamos que estas emociones gobiernen nuestros corazones, experimentamos más ira y sentimientos de revancha. No vemos sanidad o creamos cambios en nuestras familias y comunidades ni evitamos injusticias futuras. Creamos un círculo de ira y de represalia que nunca termina.
Pero cuando confiamos en Dios y le pedimos ayuda para intentar responder con bien, puede ayudarnos a obtener sanidad. Es posible que ayude a los demás a ver que la amabilidad y el respecto siempre son mejores que la injusticia. Cuando confiamos en que Dios hace justicia y tratamos a los demás con amabilidad, respeto y perdón, Dios puede comenzar a traer cambios en nuestras familias y comunidades.
Cuando vemos o experimentamos injusticias, quizás nos preguntamos por qué Dios no castiga a la persona por lo que ha hecho. Puede parecer como que la gente injusta continúa teniendo éxito y prosperando, sin recibir algún castigo por lo que han hecho. Podemos llegar a enojarnos y preguntarnos si Dios nos ha abandonado o si no le importa la justicia, pero escucha otro Salmo que nos habla sobre confiar en que Dios traerá justicia.
En verdad, ¡cuán bueno es Dios con Israel, con los puros de corazón! Yo estuve a punto de caer, y poco me faltó para que resbalara. Sentí envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de esos malvados. Ellos no tienen ningún problema; su cuerpo está fuerte y saludable. Libres están de los afanes de todos; no les afectan los infortunios humanos.
Salmos 73: 16–18
Cuando traté de comprender todo esto, me resultó una carga insoportable, hasta que entré en el santuario de Dios; allí comprendí cuál será el destino de los malvados: En verdad, los has puesto en terreno resbaladizo, y los empujas a su propia destrucción.
Salmos 73: 1–5
Perecerán los que se alejen de ti; tú destruyes a los que te son infieles. Para mí el bien es estar cerca de Dios. He hecho del Señor Soberano mi refugio para contar todas sus obras.
Salmos 73: 27–28
En este Salmo, el escritor lleva su enojo y frustración a la presencia de Dios, y encuentra refugio o abrigo. Confía en que Dios hará justicia en la situación.
Podemos clamar a Dios, de la misma forma que lo hicieron los escritores de los Salmos.
Dios nunca nos dejará. Cuando vemos o experimentamos injusticias, podemos clamar a Él, y Él nos escuchará.
Los Salmos, a menudo, comienzan con alabanza Dios, por lo tanto, ese es un buen lugar para comenzar. Podrías empezar pensando en cómo Dios ama la justicia y desea traer restauración. Al meditar en una injusticia que has visto o experimentado, comparte tus emociones con Dios. Dile exactamente cómo te sientes. Si estás enojado con alguien que te ha maltratado, compártelo con Dios. Si estás lastimado por algo malo que te ha sucedido, cuéntale. Si te sientes triste o solo, pídele que te consuele. Luego finaliza tu Salmo con palabras de fe o alabanza, al igual que los Salmos que leímos anteriormente. Tu Salmo puede tener solo unas pocas líneas.
Incluso si estás inseguro de confiar a Dios tu enojo, dolor, tristeza o temor, piensa en tus emociones y con quién puedes compartirlas. Sentirse vengativo, enojado, triste y amargado, puede evitar que recibas sanidad, entonces es importante que hables de estas emociones con las personas que confías.
Dales algunos minutos para pensar en sus Salmos sobre la justicia. Después de aproximadamente 5 minutos, pregunta si algún estudiante le gustaría compartir su Salmo con la clase. Deja que algunos compartan. Asegúrate que todos animen a los adolescentes para que compartan.
Opcional:
Si tienes lápiz y papel, haz que los estudiantes los escriban en el papel. Pueden trabajar en grupos o de manera individual.
Si usas las Páginas del Alumno, los adolescentes pueden usarlas para escribir sus salmos.
Fin de la opción
Cuando los estudiantes hayan terminado sus Salmos, que se paren en un círculo y se enumeren entre 1 y 2, como lo hiciste al comienzo de la clase. Luego pídeles que repitan el círculo de la confianza del comienzo de la clase.
Cuando buscamos vengar la injusticia por nuestra propia cuenta, las cosas se rompen y podemos caer, como lo hicimos la primera vez que intentamos hacer esta actividad al comienzo de la clase. Sin embargo, cuando aprendemos a confiar en que Dios traerá justicia, creamos un círculo de confianza. Podemos saber que somos sostenidos por Dios, que nos ama y siempre hace justicia. Confiamos que Dios conoce lo que es bueno y correcto y verdadero.
Finaliza la clase diciendo esta bendición por los estudiantes, basada en el Salmo 103:6, 22.
Bendición: Que confíes en el Señor, que hace justicia al oprimido. Que bendigas al Señor con toda tu alma porque controla todas las cosas y todo lo que ha hecho.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes:
Copyright: VIDA POR VIDA © 2021 DAVID C COOK. SE PERMITE LA REPRODUCCIÓN SOLO PARA SER USADA EN EL AULA. TODOS LOS DEMÁS USOS REQUIEREN AUTORIZACIÓN POR ESCRITO. SOLICÍTELO POR CORREO ELECTRÓNICO A [email protected]. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.