En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:
En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
Efesios 2:4–5
¿Llevas en el corazón algún dolor por algún abuso hacia tu persona, porque te han mentido o engañado? ¿Quisiste tu desquitarte con la persona que te traicionó? Ahora piensa en alguna vez cuando tú le hiciste daño a otra persona. ¿Cómo reaccionó hacia ti esa persona?
Como seres humanos, por lo general reaccionamos con ira o venganza, o nos cerramos, u alguna otra cosa. Sin embargo, Dios, que es rico en amor, nos ama aun cuando estamos en pecado y nos alcanza para restaurarnos a sí mismo.
Acércate a Cristo para pedirle perdón por cualquier mal que hayas cometido. Pídele que tome tus cargas y tu dolor. Pide a Jesucristo que te llene más con su Espíritu Santo, de modo que respondas a los males que te hagan como lo hizo Jesús: con amor.
Comunica a las familias que los niños aprenderán, en esta lección, la verdad de que Dios nos ama, aun cuando hacemos cosas malas. (La semana pasada aprendieron que el pecado trae consecuencias.) Anímalos a que comenten con sus hijos qué significa para ellos esta declaración: nada de lo que hagas puede causar que Dios te ame menos.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Saluda cordialmente a los estudiantes conforme lleguen a la clase. Al comenzar, habla con ellos sobre cómo pasaron la semana y sobre lo que les está pasando, para que vean que te preocupas por el bienestar de cada uno.
Pide a los niños que se paren y te miren. Diles que vas a leer sobre situaciones cuando una persona daña o ha maltratado a alguien. Deben imaginar cómo se sentirían y mostrar esos sentimientos con expresiones faciales. No deben hablar ni hacer ruido.
Situación 1: Tu amigo te roba algo favorito, una bicicleta u otra cosa. Cuando le preguntas al respecto, te miente y dice que no sabe nada de eso. Muéstrame cómo te sientes.
Situación 2: Descubres que tu padre no tiene dinero suficiente para que vivas con él. Él te dice que mañana irás a vivir con un pariente que no conoces. Muéstrame cómo te sientes.
Situación 3: Tus padres están enojados porque vieron que pateaste a tu hermanita cuando iban camino a la escuela. Muéstrame cómo te sientes.
Situación 4: Todos los días pasas por la calle insultando a otros niños, aunque sabes que eso está muy mal. Muéstrame cómo te sientes.
Situación 5: Tu madre o tú tía te felicita porque hiciste bien el encargo de limpiar tu dormitorio. Muestra cómo te sientes.
Felicita a los niños por las buenas expresiones faciales que hicieron para mostrar sus sentimientos, y diles que hagan silencio..
Es normal que sintamos tristeza o enojo cuando alguien nos trata mal o cuando trata mal a alguien a quien queremos. También es normal que sintamos diferentes emociones cuando nos descubren haciendo algo malo. Hoy vamos a aprender acerca de cómo Dios responde cuando hacemos cosas malas.
Voy a hacerles algunas preguntas difíciles, pero no quiero que respondan en voz alta. En cambio, sólo piensen quietamente en la respuesta. Después de cada pregunta, voy a hacer una pausa para que ustedes piensen en su respuesta. Pueden cerrar los ojos si eso les ayuda a pensar mejor. Hemos hablado antes acerca de algunas de estas preguntas.
Pide a los niños que abran los ojos. Diles:
Ser cristiano no siempre es fácil. Sé que a algunos de ustedes les han pasado algunas cosas muy duras. A algunos de ustedes los han herido mucho. El daño puede ser por fuera, donde la gente puede verlo, o puede ser por dentro, donde nadie lo puede ver. Si te estoy describiendo, entonces esta historia bíblica es para ti. Es la historia de la primera persona que mató a otro, un asesino. El asesino fue uno de los hijos de Adán y Eva. ¿Saben a quién mató? ¡Mató a su hermano! Esta es la historia de lo que Dios hizo con el asesino después de que mató a su hermano.
Aprende la historia, no la leas para que puedas darle bastante expresión y tengas contacto visual con los estudiantes. Usa tu rostro para mostrar emoción y haz gestos para ilustrar lo que va pasando a lo largo de la historia.
Caín estaba enojado por lo que había pasado ese día. Quizá estuvo pensando algo como esto: “¡No es justo! Dios debería haber aceptado mi ofrenda”.
Caín y su hermano Abel sabían que debían llevar el mejor regalo como ofrenda a Dios. Una ofrenda significaba que querían dar a Dios algo importante. Caín era agricultor. Él tomó algo de su cosecha para dar su ofrenda. Abel era pastor de ovejas. Para su ofrenda escogió cuidadosamente la mejor de las ovejas de su rebaño y preparó la ofrenda de las mejores piezas de carne.
Luego Caín y Abel dieron sus ofrendas a Dios. Dios no aceptó la ofrenda de Caín, pero sí aceptó la de Abel. Caín se sintió enojado y molesto. La Biblia no dice lo que estaba pensando, pero tal vez le pareció que Abel siempre hacía todo bien.
Dios sabía lo que Caín estaba pensando y le dijo: —Caín, ¿por qué estás tan enojado? ¿Por qué te veo tan triste? Si haces lo debido, voy a aceptar tu ofrenda. Pero si no haces lo debido, el pecado está a la puerta para controlarte.
Opcional: Si es posible, comparte la imagen de la Biblia en Acción.
Caín no admitió que estaba equivocado y no pidió perdón a Dios. En lugar de eso, le dijo a Abel que fuera con él al campo, y allí Caín mató a Abel. De pronto, Caín oyó una voz. ¡Era la voz de Dios!
—¿Dónde está Abel? —le preguntó a Dios a Caín.
—¿Cómo voy a saberlo? —dijo Caín—. ¡No es mi responsabilidad cuidar de él!
—¡Mira lo que has hecho! —dijo Dios—. La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.
Dios había visto todo. Pero Caín aun así no quería admitir que había hecho algo malo. Dios tuvo que castigar a Caín por lo que había hecho. Escuchen el castigo que Dios dio a Caín. Fue horrible.
Lee el castigo de Dios, como está escrito en la Biblia.
Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos, y en el mundo serás un fugitivo errante.
Génesis 4:12
Caín lloró al escuchar su castigo.
—No puedo soportar esto –dijo—. Me estás echando de la tierra, y estaré oculto de tu presencia. Seré un vagabundo sin hogar, y cualquiera que me encuentre, me matará. Este castigo es demasiado horrible.
Dios castigó severamente a Caín, ya que había hecho algo horrible. Fue el primer asesino del mundo. Pero aun así, Dios se preocupaba por Caín, a pesar del gran mal que había hecho, Dios lo amaba. Así que Dios le puso una marca para protegerlo para que nadie quisiera matarlo a él. La Biblia no dice qué era esa marca, pero todos los que la veían, sabían que Dios estaba castigando a Caín y que también lo protegía. Caín había pecado y el pecado trajo consecuencias. Así que, aunque Dios seguía amando y protegiendo a Caín, él vivía apartado de Dios.
Opcional: Si tienes La Biblia en Acción, pide que los estudiantes lean las páginas 24–28.
Habla de estas preguntas. Permite que uno o dos niños respondan, en caso de que alguien tuviera una perspectiva diferente.
Dios sabe todo y ve todo; nadie tiene que decirle nada.
Dios le dio a Caín la oportunidad de admitir su pecado y de pedir perdón. Dios puso una marca en Caín para que no fuera herido por otros. Aunque Caín había pecado, Dios seguía amándolo y cuidaba de él. Recuerden, sin embargo, que Dios lo castigó por su pecado.
Dios nos ama. Él sabe todo lo que hacemos. El amor de Dios no cambia aun cuando pecamos.
Dios advirtió a Caín acerca de su tentación, pero Caín aún decidió matar a su hermano. Incluso después de eso, Caín pudo haber pedido perdón a Dios, cuando Dios le habló de su pecado. Esto hubiera cambiado por completo su vida.
No sabemos lo que Dios habría hecho si Caín le hubiera pedido perdón. Pero la Biblia dice que cuando confesamos nuestros pecados a Dios, con corazón sincero, Él “es fiel y justo para perdonar nuestros pecados” (1 Juan 1:9). Él nos acerca a Él y nos ayuda a ser sus buenos amigos de nuevo.
Recuerden que al principio de la clase pensaron en cosas malas que han hecho, que pueden haber herido a otros. Algunas cosas son pequeñas pero otras parecen inmensas. Dios lo sabe todo.
Dios se entristece y aun se enoja cuando alguien hiere a otra persona. El castigará a esa persona, a su tiempo y como Él lo decida. Piensen en Caín. Dios lo castigó, pero Dios también le mostró su amor al no permitir que alguien lo mate. Dios quiere que todos admitan su pecado, que pidan perdón, y que comiencen a vivir de manera correcta. Dios nos ha dado el derecho a elegir. Podemos arrepentirnos y seguirlo, o podemos seguir pecando contra Él.
Tal vez cuando hiciste algo malo, la otra persona se enojó o te hizo daño. Quizás esa persona dejó de hablarte. Tal vez esa persona estaba tan enojada que te gritó o te golpeó. Quizá te castigaron tan severamente que te sentiste como Caín, y te pareció que era algo demasiado difícil de soportar. Esas son reacciones normales cuando alguien nos causa daño.
Opcional: Si usas las Páginas del Alumno, da tiempo a los niños para que hagan la actividad sobre el perdón.
Lo que necesitamos saber es que Dios no responde como lo hacen las personas. Cuando nosotros o alguien más hace algo malo, Dios se entristece. Dios no quiere que nosotros llevemos la carga de lo malo que hemos hecho. Cuando le pedimos perdón, Dios nos perdona y podemos comenzar a sentir su paz. Dios no quiere que sintamos la carga de culpa o vergüenza por lo que hemos hecho. Cuando recibimos su perdón, podemos pedirle que sane nuestro corazón herido por el daño que hemos hecho.
Di a los estudiantes que tendrán la oportunidad de expresar físicamente el mal que han hecho, su culpa o vergüenza, y el dolor que sienten, y que luego soltarán todo a Dios. Si no están dispuestos a pedir perdón o dejar sus sentimientos negativos, aun así pueden participar en esta actividad de respuesta. Asegúrales que Dios los ama y escucha sus oraciones, aunque no estén listos para pedir perdón. Diles que Dios está esperando para perdonarlos si se arrepienten de su pecado y le piden perdón.
Pide que los estudiantes, en silencio, que se alejen un poco unos de otros. Deben arrodillarse e inclinar la cabeza. Diles que escuchen y respondan a lo que les digas. Poco a poco da estas indicaciones.
Piensa de nuevo en lo malo que has hecho. Piensa en cómo te hace sentir. Si todavía sientes vergüenza, culpa o dolor, aprieta los puños con fuerza. Es posible que te sientas rígido o como que pasa tensión por tu cuerpo. Deja que tu cuerpo sienta todas las emociones negativas.
Haz una pausa para que los alumnos piensen y sientan.
Jesús no quiere que tú solo lleves toda esa angustia y dolor. Jesús quiere llevar tu dolor por ti. La Biblia dice que debemos echar nuestras preocupaciones y ansiedades en Dios porque Él tiene cuidado de nosotros (1 Pedro 5:7). Escuchen este versículo que nos habla del amor de Dios por nosotros, aun cuando hemos hecho lo malo.
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
Efesios 2:4–5
Si estás listo para pedir perdón a Dios por lo que hiciste, suelta la tensión en las manos. Abre las palmas hacia arriba. Imagínate que sueltas todo el mal, la vergüenza, la culpa y el dolor.
Respira profundo y ora estas palabras en tu corazón: Señor Jesús, te pido que me perdones por lo malo que he hecho. Ayúdame a recibir tu perdón. Toma mi vergüenza, mi culpa y mi dolor y sana mi corazón.
Dale a los estudiantes tiempo para que oren en silencio.
Suelten la tensión que sienten en todo su cuerpo. Relajen sus brazos y el resto del cuerpo. Pueden sentarse o pararse, como quieran.
Dale tiempo al Espíritu Santo para que ministre a cada niño . Con los estudiantes sentados o de pie, finaliza la clase con esta bendición:
Bendición: Que Dios, quien te ama aun cuando haces cosas malas, te dé un abrazo de amor. Te bendigo para que seas sanado de toda vergüenza y culpa, y para que recibas la gracia de Dios.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los niños:
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