En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:
En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.
Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.
Salmos 19:14
La noche anterior a la crucifixión de Jesús, una multitud de soldados romanos y oficiales, de parte de los principales sacerdotes, fueron a arrestarlo. Un discípulo de Jesús, llamado Simón Pedro, superado por sus emociones, con su espada le cortó la oreja a uno de los hombres. A pesar de que Pedro no usó el dominio propio en esta situación, Jesús aún pudo usarle. ¡Más tarde usó a este discípulo para comenzar Su Iglesia!
Jesús sabe que a menudo permitimos que nuestra ira, frustración o temor afecten nuestras palabras y acciones. Sabe que diremos cosas desagradables a los demás cuando estamos heridos, enojados o asustados. ¿Puedes pensar en un momento cuando tu falta de autocontrol causó que tomarás malas decisiones? ¿puedes meditar en un tiempo cuando escoger el dominio hubiera evitado una pelea o salvado una relación? ¡Anímate! El Espíritu Santo puede ayudarte a crecer en dominio propio y también a convertirte en una persona amable, gentil, amorosa y llena de autocontrol.
Anima a los estudiantes a preguntar a sus familiares, “¿Alguna vez estuviste tan enojado o asustado que fue difícil tomar una decisión sabia? ¿qué pasó?”. Después pueden compartir lo que aprendieron sobre el dominio propio.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Da la bienvenida a tus estudiantes. Hazles saber que hablarán sobre el dominio propio. Diles que comenzarás la clase con una actividad física divertida.
Párate con los pies separados a la altura de los hombros. Levanta tu brazo derecho hacia el frente. Deja el brazo extendido y derecho, inclina tu cintura, y lentamente levanta tu pierna izquierda hacia atrás. Mantén esta posición por el mayor tiempo que puedas.
Cuenta de manera lenta hasta que el último estudiante sea incapaz de mantener la postura. La mayoría perderá su equilibrio rápidamente. Anímalos a intentar de nuevo si la pierden muy pronto.
Ahora haremos la misma postura, solo que esta vez usaremos nuestros brazos izquierdos y piernas derechas. Y ahora los moveremos lentamente y al mismo tiempo. ¿Listos? ¡Comiencen!
Cuenta de manera lenta hasta que el último estudiante no sea capaz de mantener a postura. De nuevo, anímalos a tratar una vez más si pierden el equilibrio muy rápido.
Ahora párate con las piernas juntas. Dobla la pierna derecha y levanta el pie derecho hacia atrás. Agarra ese pie con la mano derecha. Lentamente levanta y mantén extendida la mano izquierda hacia arriba. Ahora lentamente inclínate hacia adelante. Tu brazo se extenderá hacia adelante. ¿Cuánto tiempo puedes mantener el equilibrio?
Cuenta pausadamente hasta que el último estudiante no pueda permanecer en la postura.
Si todos los días practicamos estos ejercicios, serán más fáciles. Nuestros cuerpos se fortalecerán y mejoraremos el equilibrio. Estos ejercicios pusieron a prueba nuestro dominio corporal. Se requiere autocontrol, fuerza muscular y práctica para llegar a ser bueno en estos ejercicios. Lo mismo se aplica para el dominio propio.
Tener dominio propio significa que no dejamos que nuestras emociones o deseos controlen nuestro comportamiento. Quiere decir que pensamos en cómo nuestras palabras y acciones afectarán a los demás antes de que hablemos y actuamos.
Déjeme darles un ejemplo. Felipe estaba teniendo un día muy malo. Su hermano mayor siempre le causaba problemas. Él y sus amigos a menudo faltaban a la escuela, robaban comida, dinero y se metían en peleas. Su hermano intentaba hacer que él se uniera a ellos. Felipe se sentía frustrado y enojado ya que su hermano lo llamaba con nombres ofensivos y se burlaba de él por ir a la clase bíblica. Trataba de que le fuera bien en la escuela y amaba ir a su clase de la Biblia. Felipe apretó los puños de ira mientras caminaba. Estaba enojado con todos. Quería pegarle a algo.
Felipe vio a otro adolescente en el camino. Simón eran más pequeño y débil. Felipe lo llamó un nombre ofensivo. Simón siguió caminando. Felipe corrió detrás de él y comenzó a golpearlo. Simón se cayó al suelo y se enrolló para protegerse. Felipe lo pateó y se fue.
No es malo experimentar emociones. Estas nos pueden ayudar a saber qué hacer. En esta situación, Felipe estaba enojado y frustrado, sin embargo, hay maneras mejores para manejar estos sentimientos. Él podría haber intentado hablar con su hermano. Quizás podría haberle pedido a alguien que lo ayude. Podría haberle pedido a Dios que le diera paz y paciencia en esta situación.
Felipe y su hermano no escogieron el dominio propio.
Simón sufrió heridas por la falta de dominio propio de Felipe.
Simón lo hizo.
Deja que 2–3 estudiantes compartan. Recuérdales no mencionar nombres, solo cómo fueron afectados.
Probablemente se sentía frustrado, enojado, nervioso y quizás atemorizado.
Cuando alguien tiene emociones como estas, le afecta. En esta historia, Felipe apretaba sus puños incluso antes de ver a Simón. Probablemente respiraba más fuerte y rápido. Quizás su corazón latía velozmente. A lo mejor se sentía acalorado. ¿Se acuerdan de que, hace un tiempo, aprendimos sobre la ira? Todas estas eran señales que le hubieran ayudado a Felipe a darse cuenta de que estaba enojado y que necesitaba controlar su ira. Si hubiera reconocido las señales, podría haberse notado de que necesitaba tener dominio propio.
Generalmente, no pensamos durante este tipo de situaciones, solo reaccionamos. Piensa en cómo se siente tu cuerpo en esos momentos. Piensa en tus emociones. Recuerda que no es pecaminoso sentirte enojado o asustado u tener otras emociones fuertes. Incluso Jesús se enojó y entristeció. Sin embargo, es pecado cuando dejamos que nuestras emociones y deseos controlen nuestro comportamiento.
Haz que los estudiantes se junten en parejas.
Piensa en un tiempo cuando sentiste una emoción fuerte, tal como la ira, temor o frustración.
Dales a los estudiantes un tiempo para pensar en sus propias situaciones. Quizás te gustaría compartir algo de tu vida, incluyendo como reaccionaste.
Comparte tu situación con un compañero. Responde estas preguntas a medida que hablan.
Dales a los estudiantes entre 2–3 minutos para compartir con sus compañeros. Algunos estudiantes quizás no querrán contar sus situaciones, aun así, deben escuchar las historias de sus compañeros. Cuando terminen, deja que 2–3 estudiantes compartan con toda la clase.
Algunas veces cuando sentimos emociones fuertes como la ira o la frustración, reaccionamos de mala manera sin pensar primero. Para escoger el dominio propio, debemos pensar antes de actuar. Aquí hay algunos consejos para ayudarte a usar el dominio propio:
1. Reconoce cómo se siente tu cuerpo. ¿Respiras de manera agitada? ¿Tu corazón late más fuerte y rápido? ¿Estás acalorado? Trata de expresar tus emociones de maneras saludables al ejercitarte o hablar con alguien.
2. Ora. Podemos hablar con Dios en cualquier momento sobre cualquier cosa. Cuando sientes una emoción negativa fuerte tal como la ira, puedes orar. Es tan simple como decir, “Dios ayúdame a controlarme”. ¡No te olvides de que Dios desea escuchar de tus emociones positivas también! En realidad, quiere escuchar todo lo que piensas y sientes, entonces puedes hablarle en cualquier momento.
3. Permanece calmado. Respira lentamente. Cuenta de manera pausada hasta 10 o 25. Canta una canción. Todas estas cosas te ayudarán a tranquilizarte y pensar antes de actuar o hablar sin dominio propio.
4. Piensa antes de hablar o actuar. Considera los efectos que tus palabras y acciones fuera de control tendrán para ti y los demás. ¿Qué te sucederá? ¿Qué le pasará a la otra persona? ¿Tus palabras o acciones mejorarán o empeorarán la situación?
5. Escoge hacer lo contrario. Cuando experimentamos emociones negativas, nuestro primer impulso es, usualmente, hacer lo incorrecto. El comportamiento motivado por las emociones negativas generalmente no refleja el dominio propio. En vez de eso, haz lo opuesto. Por ejemplo, si te dan ganas de gritar, susurra. Si quieres pegarle a alguien, mete las manos en los bolsillos y aléjate.
6. Practica el dominio propio en cosas pequeñas. Puedes ejercitar tu autocontrol de la manera que lo haces con cualquier habilidad en la vida. Por ejemplo, usa el dominio propio mientras te sientas de manera perfecta por un minuto. Lentamente aumenta el tiempo hasta que llegues a los 5 minutos. Si generalmente hablas muy fuerte, practica hacerlo de manera más suave por una hora y después por todo un día. Esto te ayudará a entrenarte a ti mismo para usar el autocontrol, entonces será más fácil hacerlo cuando experimentes emociones fuertes.
7. Tranquilizarte. Salpica agua sobre tu cara, manos y atrás del cuello. Esto te ayudará a calmarte y te dará tiempo para pensar acerca de utilizar el dominio propio.
8. Mírate en un espejo. Cuando estás muy enojado y casi perdiendo el control, mírate en un espejo. ¿Qué ves cuando miras tu cara? ¿Te gusta lo que está enfrente de tus ojos? Ver tu apariencia cuando estás a punto de perder el control te puede ayudar a recuperar el dominio.
Ahora escucha estos versículos que hablan sobre el dominio propio.
Pide a un estudiante que lea Gálatas 5:22–23 en voz alta y desde la Biblia. Si es posible, el pasaje está impreso a continuación.
En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.
Gálatas 5:22–23
¿Escuchaste la frase “dominio propio” en esta lista? La Biblia nos dice que es un fruto que Dios produce a medida que su Espíritu obra en los cristianos. Mientras crecemos en dominio propio, seremos capaces de dejar de hacer esas cosas que dañan o molestan a los demás. En vez de eso, podremos mostrar preocupación hacia otros. Todos, cristianos o no cristianos, tenemos la capacidad de practicar el autocontrol. Pero la buena noticia para los cristianos es que el Espíritu Santo nos ayudará.
Veamos cuán bien puedes usar estos consejos en algunas situaciones de la vida real.
Elige 6 voluntarios. Leerás una situación, y 2 de los voluntarios la representarán. Después de cada una de ellas, haz la pregunta a toda la clase, para que puedan dar sugerencias sobre cómo utilizar el dominio propio.
1. Tu amigo está diciendo mentiras acerca de ti al resto de tus amigos. Les dice que haces cosas ilegales, a pesar de que no es verdad. Tus amigos no quieren pasar tiempo contigo. Alguien te aborda y te dice una palabra ofensiva. Estás muy enojado. Buscas a tu amigo para golpearlo/a.
2. Trabajaste muy duro en tu tarea para la escuela. No pudiste terminarla porque tenías que laborar hasta tarde para ayudar a alimentar tu familia. Cuando entregaste tu tarea atrasada a la profesora, te regañó. Mientras caminas a tu casa ese día, te sientes herido y enojado. Quieres volver y gritarle.
3. No has visto a tu padre por los últimos 4 años. Escuchaste que viene a verte, y esperas verlo. Él viene para estar contigo, pero sólo se queda unos pocos minutos. Te quedas profundamente herido y quieres lastimarlo también.
Agradece a los actores, y da palabras de afirmación a toda la clase por compartir sus ideas grandiosas.
¿Recuerdas los ejercicios que hicimos al comienzo de la clase? Si practicáramos aquellos ejercicios, desarrollaríamos nuestra fuerza muscular y equilibrio. Sería más fácil mantener esas posturas por un tiempo más largo. Es lo mismo con el dominio propio que requiere práctica.
Muchos de nosotros no estamos acostumbrados a escoger el autocontrol. Cuando nos sentimos enojados o frustrados, dejamos que nuestras emociones o deseos nos controlen. Sin embargo, mientras más elijamos el dominio propio, más fácil lo desarrollaremos en nosotros mismos.
Hay algo más que puedes hacer para ayudar con el dominio propio. Piensa de nuevo en los ejercicios. Imagina que alguien estaba parado cerca de ti durante estos ejercicios. Cuando comenzaste a perder el equilibrio. Podrías haber pedido ayuda a esa persona. ¿Hubiera hecho el ejercicio más fácil? ¡Por supuesto!
Los estudiantes pueden responder que amigos, adultos de confianza y Dios les pueden ayudarles con el autocontrol.
Opcional: Si utilizas las Páginas del Alumno, permite que los estudiantes dibujen situaciones de sus propias vidas donde necesiten dominio propio.
En la vida, ¡no estamos solos si confiamos en Dios! Él promete que nunca nos dejará. Cuando estás enojado, frustrado, o triste, Dios está contigo. Esto no significa que Dios elegirá por ti. Tú tomas tus propias decisiones. Puedes escoger perder el control y dañarte a ti mismo y a otros, o elegir el dominio propio. Sin embargo, si le pides ayuda, Él te ayudará, te dará la fuerza y el valor para escoger el autocontrol.
Pide a un estudiante que lea 2 Timoteo 1:7 desde la Biblia. Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
2 Timoteo 1:7
Muéstrales el afiche de 2 Timoteo 1:7 del final de la lección. (Si tienes cinta adhesiva, puedes pegarlo a la pared).
Ponte de pie junto a compañero que tuviste al comienzo de la clase. Tomarán turnos para recitarse el uno al otro 2 Timoteo 1:7. Díganselo 3 veces. Luego, ora este versículo con tu compañero mientras de manera lenta lo dices con el nombre de la persona. Por ejemplo, “Dios te dio (el nombre de tu compañero) espíritu de…” si lo deseas, añade tus propias palabras a la oración.
Dales tiempo para orar unos por los otros. Cuando terminen, finaliza con esta oración basada en Tito 2:11–12.
Bendición: Que la gracia de Dios que trae salvación te ayude a vivir una vida piadosa, con dominio propio y rectitud. Que la sabiduría de Dios esté contigo a medida que practicas escoger la paciencia en vez de la ira.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los adolescentes.
Copyright: VIDA POR VIDA © 2021 DAVID C COOK. SE PERMITE LA REPRODUCCIÓN SOLO PARA SER USADA EN EL AULA. TODOS LOS DEMÁS USOS REQUIEREN AUTORIZACIÓN POR ESCRITO. SOLICÍTELO POR CORREO ELECTRÓNICO A [email protected]. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.