Escucho lo que Dios dice acerca de mí

INDICACIONES PARA MAESTROS SOBRE LOS RECURSOS DIGITALES

En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:

En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.

Enfoque en la Formación Espiritual

Materiales
  • Biblia
Materiales opcionales
  • Cartel del Versículo para Memorizar
  • Pizarra y tiza o pliego de papel y marcador
  • Papel
  • Lápices
  • Páginas del Alumno

Antes de la clase, recorta las cuatro verdades y los versículos bíblicos impresos al final de la lección. Ubícalos aparte para usarlos durante la sección de Respuesta.

Devocional del maestro

El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil. Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz.
Juan 10:2–4

Dios nos creó para que conozcamos tan bien a nuestro Pastor que solo escuchemos su voz. Pero tenemos un enemigo que es mentiroso. Él nos miente acerca de quiénes somos y de lo que Dios piensa de nosotros. Él usa a personas y circunstancias para susurrar sus mentiras en nuestro corazón. Haz una pausa por un momento y piensa en una mentira que el enemigo te ha dicho acerca de quién eres.

Ahora escribe o di en voz alta una verdad de la Palabra de Dios, que es contraria a la mentira que has oído acerca de ti. Por ejemplo, si has pensado o escuchado que eres insignificante, recuerda que Dios te ha creado de forma admirable y maravillosa.

Cada día de esta semana, pide a Dios que te ayude a reconocer las mentiras del enemigo. Pide a Dios que te hable de Su verdad. Pide que abra tus oídos para que solo oigas la voz de Dios y su verdad.

Conexión familiar

Informa a los padres o tutores de tus alumnos que los niños están aprendiendo lo que Dios dice acerca de ellos. Anímalos a que practiquen a decirse palabras de verdad unos a otros. Una manera fácil de comenzar es con una “hora de palabras positivas”. Los miembros de la familia se turnan en decir una o más cosas positivas acerca de cada uno.

Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.

La Lección

1. Conexión:

hacer un juego dinámico sobre cómo Dios ve a las personas.

Saluda calurosamente a los niños cuando lleguen. Designa un lado del aula como “Cierto” y el otro como “Mentira”. Explica a los niños que leerás tres declaraciones acerca de cómo Dios los ve. Si piensan que la declaración es cierta, deben ir al lado “Cierto” del aula. Si piensan que no es cierta, deben ir al lado “Mentira”. Dales tiempo para que hagan esto después de cada declaración. Luego da la respuesta correcta.

Declaración 1: Dios te ve y te oye. (Cierto)

  • ¿Qué historias o versículos de la Biblia nos muestran que esto es cierto?
    • Permite que los niños digan lo que piensan. En la última lección aprendieron que Dios oyó y vio a Ismael y a Agar, y que también los oye y ve a ellos.

Declaración 2: Dios no te ama cuando pecas o haces cosas malas. (Mentira)

  • ¿Qué verdad contradice esta declaración, que no es cierta?
    • Dios siempre nos ama, sin reservas (Romanos 5:8; Juan 3:16).

Declaración 3: cuando crees en Jesús y lo sigues, Dios te adopta en su familia. ¡Eres su hijo o hija para siempre! (Cierto)

Consejo para el maestro: si los niños tienen preguntas acerca de cómo entregar su vida a Cristo y ser adoptados por siempre en la familia de Dios, habla con ellos individualmente. Consulta el material de cómo guiar a un niño a Jesús en la primera parte de esta guía.
  • Pide a los niños que se sienten.
    • Hoy escucharán una historia bíblica acerca de un niño que creía mentiras acerca de sí mismo. Lo que él pensaba de sí mismo era muy diferente a la opinión que Dios tenía de él.

2. Enseñanza:

aprender que la opinión de Mefiboset acerca de sí mismo era muy diferente a la de Dios (2 Samuel 4:4; 9:1–13).

Si es posible, escribe en un pliego de papel o en la pizarra el nombre “Mefiboset”. De lo contrario, deletrea el nombre a los niños. Haz que se turnen en pronunciar su nombre, tres veces cada uno.

Consejo para el maestro: las actividades como estas son divertidas, pero también tienen un importante propósito. Fomentan la amistad entre los niños.

Lee o cuenta esta historia a tus alumnos.

Mefiboset era un príncipe. Su abuelo era Saúl, el primer rey de Israel. Todos pensaban que su padre, Jonatán, sería el próximo rey. Cuando era pequeño, Mefiboset quizás soñaba con, algún día, llegar a ser rey. Pero todo cambió en un terrible momento.

Mefiboset tenía solo cinco años ese día. La niñera de Mefiboset se enteró de que el padre y el abuelo del niño habían muerto en la guerra. Ella quería protegerlo, así que tomó a Mefiboset y comenzó a correr. En la prisa, lo dejó caer. Cuando Mefiboset cayó, se lastimó. En realidad, se lastimó tanto los pies que quedó lisiado y nunca volvió a caminar.

La vida de Mefiboset cambió totalmente. Su abuelo y su padre habían muerto. Ahora era un huérfano lisiado. Ya no era un príncipe. Ahora todos lo consideraban poca cosa debido a su discapacidad física.

Un hombre llamado Maquir recibió a Mefiboset en su casa, y allí creció. La Biblia no dice lo que Mefiboset pensaba o sentía, pero podemos imaginar lo que sentiríamos si estuviéramos en esas circunstancias. Aunque vivía en un lugar seguro, probablemente no era feliz. Conforme iba creciendo, quizás tenía pensamientos tristes.

¿Qué pensamientos creen que pudo haber tenido Mefiboset?

Que dos o tres niños tengan la oportunidad de decir lo que piensan.

Mefiboset tal vez se preguntaba: “¿Tendré amigos? ¿Todavía tendré un lugar donde vivir? ¿Tendré que ser mendigo? ¿Hay algún trabajo que pueda hacer una persona discapacitada?”

¡A los ojos de Dios Mefiboset era muy valioso! Aunque era lisiado, era especial y muy querido. Pero Mefiboset probablemente no lo veía así. Tal vez la gente a su alrededor lo despreciaba o se burlaba de él. Es difícil ser huérfano. Es aún más difícil si uno es huérfano y tiene una discapacidad física. Pero Dios cuidó de él.

Mientras tanto, David se había convertido en el nuevo rey de Israel. El rey David y Jonatán, el padre de Mefiboset, habían sido muy buenos amigos. David lloró amargamente el día que Jonatán murió, el día en que Mefiboset quedó lisiado y huérfano. El rey David echaba mucho de menos a su mejor amigo.

Un día, el rey David estuvo pensando en Jonatán y Saúl. Mandó llamar a un siervo de la casa de Saúl, llamado Siba.

  • ¿Queda alguien de la familia de Saúl a quien pueda mostrar la bondad de Dios?—preguntó David a Siba.
  • Todavía hay un hijo de Jonatán. Está lisiado de los pies—respondió Siba.
  • ¡Tráelo aquí!—ordenó David.

Entonces Mefiboset se presentó ante el rey David. La Biblia no lo dice, pero quizás tuvo miedo. Al inclinarse ante el rey pudo pensar: “¿Qué quiere él conmigo? Este no es un lugar para mí”.

¡Qué sorpresa para él cuando David lo tranquilizó!

–No tengas miedo—le dijo–. En memoria de tu padre Jonatán te voy a beneficiar. Te voy a devolver todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa.

¡Qué noticias asombrosas! ¡Qué increíble favor! ¿El rey le iba a dar todas las tierras que habían sido de su abuelo? ¡Eran muchas tierras! ¡Mefiboset sería rico! Nunca más tendría que preocuparse por trabajar. Comería todos los días a la mesa del rey. ¡Que honor!

Pero esos no fueron los primeros pensamientos que tuvo Mefiboset. ¡Todo lo contrario! Escuchen lo que respondió al rey David:

—¿Y quién es este siervo suyo, para que Su Majestad se fije en él?
¡Si no valgo más que un perro muerto!
2 Samuel 9:8

El rey David no prestó atención a esas palabras. Amaba al hijo de su mejor amigo y sabía que Dios también lo amaba mucho.

David le dijo al criado Siba que le estaba devolviendo todas las tierras al nieto de Saúl. Siba debía cultivar la tierra para Mefiboset por el resto de su vida. También declaró que Mefiboset siempre comería en la mesa del rey. ¡Eso es exactamente lo que pasó! A partir de ese día, el huérfano discapacitado vivió de nuevo como un verdadero príncipe.

Anima a los niños a hablar acerca de la historia.

¿Qué parte de la historia les gustó más?

¿Se fijaron que hubo dos días muy importantes que cambiaron por completo la vida de Mefiboset? ¿Cuáles fueron, y cómo cambiaron su vida?

El día en que sufrió el accidente y el día en que lo llevaron a la casa del rey David.

  • ¿Cuánto vale un perro muerto? ¿Por qué piensan ustedes que Mefiboset se sintió como que era un perro muerto?
  • ¿Alguna vez tuvieron pensamientos sombríos sobre sí mismos, tal como Mefiboset?
  • ¿Creen que Dios está de acuerdo con esos pensamientos sombríos? ¿Por qué sí o por qué no?

Lee lo siguiente o coméntalo con tus propias palabras.

Cuando hemos tenido experiencias dolorosas, nuestro enemigo, el diablo, a veces trata de usar esas experiencias para hacernos creer mentiras acerca de nosotros mismos. Podríamos creer mentiras como estas: “No valgo para nada. No tengo remedio. Mi futuro está maldito. No puedo hacer nada bien. Nadie me ama, ni siquiera Dios”. Esto se parece a Mefiboset, cuando pensaba que era como un perro muerto.

Pero Dios no quería que Mefiboset creyera esas mentiras. Tampoco quiere que tú creas mentiras acerca de ti. Si le abres tu corazón, Dios te ayudará a sentir la verdad de lo que Él piensa de ti.

3. Respuesta

pedir a Dios que reemplace con su verdad las mentiras que creemos acerca de nosotros mismos.

Algunos de ustedes tal vez creen las mentiras acerca de sí mismos. En realidad, casi todas las personas lo hacen. Pero Dios quiere que sepamos la verdad. Él nos dirá la verdad a través de la oración, si se lo pedimos y prestamos atención a su voz. Así es cómo se hace.

Pregúntate si has creído mentiras acerca de ti mismo. Puedes pedirle a Dios que te muestre esas mentiras. Podrías orar así: “Amado Dios, no quiero creer cosas acerca de mí que no son ciertas. Te pido que me muestres cualquier mentira que creo”. Luego espera en silencio hasta que Dios traiga algo a tu mente. Por ejemplo: “nunca lograré nada” o “nadie se preocupa por mí”.

Haz una pausa durante un minuto mientras tus alumnos oran y escuchan.

A veces es bueno que le preguntes a Dios cuándo empezaste a creer esta mentira acerca de ti mismo. Por ejemplo, Mefiboset quizá comenzó a creer las mentiras el día traumático en que quedó huérfano y lisiado. Puedes pedirle a Dios que te muestre cuándo comenzaste a creer las mentiras, orando parecido a esto: “Amado Dios, ¿me mostrarías cuándo comencé a creer esta mentira?” Luego espera a que Dios te muestre una figura o traiga un recuerdo a tu mente. El recuerdo puede hacer que te sientas triste, asustado o avergonzado. Está bien, porque Dios estará contigo cuando tengas ese recuerdo. Si Él no te hace recordar algo específico, eso también está bien.

Haz una pausa durante un minuto mientras los niños oran y escuchan.

Recuerda que Jesús siempre está contigo. Siempre ha estado contigo y siempre lo estará. Si recuerdas una experiencia dolorosa, no olvides que Él estuvo allí contigo. Tal vez no pudiste verlo ni sentirlo entonces. Pídele que te muestre cómo estuvo contigo durante ese tiempo. Luego escucha lo que Dios podría decirte. Una vez más, tal vez no pienses en algo específico. No importa, aun así, puedes confiar en que Él estaba contigo.

Haz una pausa durante un minuto mientras los niños oran y escuchan.

Ahora di a Dios que te das cuenta de que has creído mentiras acerca de ti mismo. Dile que lo sientes y que no quieres seguir creyendo en esas mentiras.

Guía a los niños a que pretendan que destruyen las mentiras que han creído. Que se paren y que imaginen que tienen en la mano la mentira. Pueden fingir que la aplastan, la rompen, o que la arrojan al piso y la pisotean.

La mejor forma de dejar de creer las mentiras acerca de ti mismo es que las reemplaces con la verdad de Dios. Voy a leer cuatro verdades bíblicas acerca de lo que Dios dice sobre quién eres. Voy a poner cada una de las verdades en una de las esquinas del aula. Después de que yo haya leído las cuatro verdades, pregúntale a Dios cuál de ellas es la que más quiere que tú creas. Luego ve a pararte en esa esquina.

Lee las cuatro verdades a los niños y coloca cada una en cada esquina del aula. Estas cuatro verdades también están impresas al final de la lección para que puedas recortarlas.

Versículo para Memorizar

Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.

Verdad 1: Dios me ama.

Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
Romanos 5:8

Verdad 2: soy valioso.

Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre.
¡Te alabo porque soy una creación admirable!
¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!
Salmos 139:13–14

Verdad 3: tengo un propósito especial.

Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
Efesios 2:10

Verdad 4: no estoy solo. Dios siempre está conmigo.

Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.
Isaías 41:10

Da tiempo a los niños para que vayan a la esquina elegida por ellos. Entonces los niños en cada esquina pueden orar juntos para que Dios les ayude a creer esa verdad.

Trata de memorizar el versículo para ayudarte cuando oigas las mentiras. Puedes hacer mímicas para cada palabra o frase del versículo. O puedes cantar las palabras del versículo.

Opcional: si usas las Páginas del Alumno, las cuatro verdades y los versículos bíblicos están impresos allí para que los niños los lean, y para que los escojan y memoricen.

Da a los niños unos cinco minutos para que memoricen el versículo de la verdad que escogieron. Luego finaliza la clase declarando esta bendición sobre los niños:

Bendición: escucha las palabras de Dios y cree lo que Él dice acerca de ti. Dios te ama y eres valioso. No estás solo. Tienes un propósito especial.

Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes:

Copyright: VIDA POR VIDA © 2021 DAVID C COOK. SE PERMITE LA REPRODUCCIÓN SOLO PARA SER USADA EN EL AULA. TODOS LOS DEMÁS USOS REQUIEREN AUTORIZACIÓN POR ESCRITO. SOLICÍTELO POR CORREO ELECTRÓNICO A [email protected]. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

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