En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:
En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.
Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna.
Isaías 26:4
Sabemos que Dios siempre cumple sus promesas. Sabemos que nos ama; y sabemos que su plan para nosotros es justo y bueno. ¿Por qué, entonces, a veces es difícil confiar en Él? Tal vez sea porque cuando la situación es difícil y tenemos dudas, es más fácil creer en lo que podemos ver en lugar de creer en Él.
Abraham había visto antes la fidelidad de Dios. Él confiaba tanto en Dios que estaba dispuesto a sacrificar a su propio hijo, si eso era lo que Dios le ordenaba hacer, con la fe de que Dios tenía el poder de resucitar a los muertos (Hebreos 11:17–19).
Pasa unos minutos, cada día de esta semana, orando que Dios aumente tu confianza en Él. Luego mantente atento para ver cómo Dios te muestra que Él es la Roca, en medio de tus circunstancias. Con la ayuda de Dios, ¡que aumente tu confianza inquebrantable en la fidelidad del Señor!
Diles a los padres y tutores que los niños esta semana aprenderán sobre la confianza en Dios. Anímalos a que pregunten a los niños acerca de la confianza. ¿En quién confían? ¿Qué caracteriza a una persona de confianza? ¿Qué hace a Dios digno de confianza?
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
A medida que lleguen los alumnos, pregúntales cómo han pasado la semana. Al ver que muestras interés en sus vidas, van a confiarte más y más sus pensamientos, ideas y sentimientos. Pide que se sienten en círculo.
Pasa la piedra de tamaño mediano alrededor del círculo. Diles que observen de cerca la piedra cuando la tengan en la mano y que digan lo que notan acerca de ella. Formula estas preguntas conforme van pasando la piedra:
¡Escuchen con atención! Les voy a leer un versículo bíblico que compara a Dios con una roca.
Si es posible, lee Isaías 26:4 directamente de tu Biblia. Léelo varias veces lentamente. Invita a los niños a decirlo contigo para que lo aprendan.
Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna.
Isaías 26:4
Opcional: antes de la clase, escribe el versículo bíblico en la pizarra o en una hoja grande de papel. Lo vas a usar hoy en las tres secciones de la lección.
Dios nunca cambia. Él es fuerte y sólido. Podemos confiar en Él con nuestra vida tal como podemos confiar en una piedra grande o una roca cuando nos subimos encima.
Divide la clase en grupos de tres o cuatro alumnos. Pide que cada grupo proponga mímicas para cada frase de Isaías 26:4. Después de varios minutos, varios de los grupos pueden mostrar las mímicas a la clase mientras todos repiten en voz alta el versículo.
Los niños han estado aprendiendo acerca de Abraham. Hoy van a oír acerca de la prueba más difícil que él tuvo. Fue entonces que aprendió que podía confiar en el Señor para siempre. Lee o cuenta esta historia. Si es posible, comparte las imáges de la Biblia en Acción mientras cuentas la historia.
Como aprendimos la semana pasada, Dios mismo y los dos ángeles visitaron a Abraham. En esa oportunidad Dios le dijo que el próximo año su esposa, Sara, tendría un hijo. ¿Recuerdas que el Señor se lo había prometido? Ahora Sara tenía 89 años de edad, y Abraham era aún más viejo. ¡Abraham tenía 99 años! Eran demasiado viejos para tener hijos. Sin embargo, Dios iba a hacer lo imposible. Dios iba a cumplir su promesa a Abraham al darle un hijo a Sara.
El Señor cumplió su promesa, y Abraham y Sara tuvieron un hijo, en el tiempo que Él lo había determinado. Dios siempre cumple sus promesas. Sara dijo: “Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo se reirán conmigo”. Abraham y Sara dieron el nombre de Isaac a su hijo. ¿Saben ustedes lo que significa “Isaac”? Significa “risa”. ¡Qué nombre alegre para un niño que fue un gran milagro!
Pasaron los años, e Isaac iba creciendo. Un día Dios le dijo a Abraham que hiciera algo extraño. Dios le dijo: “Toma a tu hijo, el único que tienes y al que tanto amas, y ve a la región de Moria. Una vez allí, ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicaré”. ¡Qué cosa! Eso parecía demasiado difícil. El libro de Génesis no dice lo que pensaba o sentía Abraham. Pero el libro de Hebreos en el Nuevo Testamento dice que Abraham pensaba que Dios era poderoso para levantar a su hijo aun de entre los muertos.
Abraham sabía que ofrecer un holocausto significaba dar a Dios el mejor regalo, quemándolo en un altar. Durante toda su vida, Abraham había dado a Dios sus mejores animales como ofrendas. Pero ahora Dios le pedía que sacrificara al hijo que le había dado cuando cumplió su promesa a Abraham.
A la mañana siguiente, Abraham se levantó y ensilló su burro. Llevó a Isaac y dos criados, y leña para el holocausto. Se dirigió al lugar que Dios le había dicho. Caminaron por tres días.
Entonces Abraham dijo a los criados:
—Quédense aquí con el asno. El muchacho y yo seguiremos adelante para adorar a Dios, y luego regresaremos junto a ustedes.
Abraham no sabía qué iba a pasar; pero confió su hijo a Dios, le confió lo más precioso que tenía en el mundo.
Abraham e Isaac llevaron la leña y el fuego para el sacrificio. Pero Isaac sabía que algo faltaba, y le preguntó a su padre:
—¿Dónde está el cordero para el holocausto?
—El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios —le respondió Abraham.
Siguieron caminando hasta que llegaron al lugar que Dios le había dicho a Abraham. Allí, Abraham construyó un altar y colocó en el altar la leña. Luego ató a Isaac y lo puso sobre el altar. Con corazón sumamente angustiado, tomó el cuchillo para matar a su hijo. Leamos la siguiente parte directamente de la Biblia.
Si es posible, lee Génesis 22:11,12 en tu Biblia.
Pero en ese momento el ángel del Señor le gritó desde el cielo: —¡Abraham! ¡Abraham! —Aquí estoy—respondió. —No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño—le dijo el ángel—. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.
Génesis 22:11–12
La Biblia no lo dice, pero podemos imaginar que Abraham sintió inmensa alegría al desatar a su hijo. Seguramente lo abrazó y lo besó. El altar estaba construido y listo para un sacrificio. Abraham miró a su alrededor y vio un carnero enganchado por los cuernos en las ramas de un pequeño arbusto. Esto no era coincidencia. Dios había puesto allí al carnero. Abraham tomó el carnero y lo sacrificó como una ofrenda en lugar de Isaac.
Abraham llamó a ese lugar “Jehová proveerá”, porque el Señor había provisto el carnero para el sacrificio. Isaac iba a vivir. Abraham sabía que podía confiar en Dios. Estaba seguro de que Dios seguiría proveyendo para él en situaciones difíciles.
Pide que los alumnos se pongan de pie y reciten Isaías 26:4 con las mímicas que propusieron anteriormente. Si es posible, léelo directamente de la Biblia, mientras los niños lo repiten.
Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna.
Isaías 26:4
Él es inalterable y fuerte. Abraham sabía que podía confiar en Dios, así como podemos confiar en una roca sólida cuando nos subimos en ella. Dios le dijo a Abraham que no matara a Isaac, y le proveyó un carnero para que lo sacrificara en su lugar.
Opcional: Si usas La Biblia en Acción, que los niños lean “El sacrificio de un padre” en las páginas 60–63.
Abraham confió en Dios respecto de la vida de su precioso hijo. Podemos confiar en Dios en todo lo que es valioso para nosotros. Dios quiere que seamos como Abraham y que confiemos en Él, en todo, en nuestra vida.
Vamos a hacer una actividad para mostrar cómo nos sentiríamos al confiar plenamente en Dios. Voy a leer algunas declaraciones. Después de cada una, muestren con su cuerpo y su rostro cómo se sentirían al confiar en Dios en ese lugar o en esa situación. Por ejemplo, si te sentirías feliz: sonríe y salta.
Los niños deben esparcirse y permanecer de pie. Haz una pausa después de leer cada frase para que ellos puedan representar sus sentimientos. Utiliza estas declaraciones o algunas propias.
Opcional: Si tienes papel y lápices de color disponibles, los niños pueden dibujar sus sentimientos en lugar de actuar lo que sentirían, en respuesta a las declaraciones anteriores. Para esta opción, utiliza dos o tres declaraciones en lugar de todas. Después de cada declaración, los niños pueden mostrar a un compañero lo que han dibujado.
Pide a los niños que se paren, distanciados unos de otros. Harán las mímicas cuando repitan juntos Isaías 26:4.
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna.
Isaías 26:4
Dale a cada niño una piedra para que tenga como recordatorio de que Dios es sólido y confiable. Pueden tener la piedra en la mano mientras les pides que piensen y oren sobre sus respuestas.
Quédate con tu piedra como un recordatorio de que Dios es la Roca. ¡Puedes confiar en Él!
Opcional: Si usas las Páginas del Alumno, los niños pueden responder a esta actividad en sus páginas.
Para finalizar, ora por los niños esta bendición, basada en el Salmo 18:2
Bendición: Dios es tu Roca, tu refugio en tiempos difíciles. Es mi oración que tu confianza en Dios aumente esta semana. Pon toda tu confianza sobre la Roca. ¡Él te sostendrá!
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes.
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