Dios me ve y me escucha

INDICACIONES PARA MAESTROS SOBRE LOS RECURSOS DIGITALES

En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:

En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.

Enfoque en la Formación Espiritual

Materiales
  • Biblia
  • Venda para los ojos
Materiales opcionales
  • Cartel del Versículo para Memorizar
  • Papel
  • Lápices
  • La Biblia en Acción, imagen de ángel hablando con Agar
  • La Biblia en Acción, “Demasiados hijos”, páginas 56–59
  • Páginas del Alumno

Antes de clase, piensa en una frase común de dos palabras fáciles de decir; por ejemplo, “pollo frito”. Escoge algo que sea conocido por los niños. Usarás la frase para el juego de Conexión.

Devocional del maestro

Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones.
Salmos 34:15

Debes saber que Dios te ve y escucha tus oraciones. Él no mira cada uno de tus movimientos como un juez enojado o un policía vigilante. No le molestan tus clamores ni te escucha con desprecio. Dios te ve y escucha tus oraciones porque te ama, como tu Padre. Él está atento a tus oraciones con paciencia, como un buen pastor.

Esta semana, escribe a Dios una carta. Si no tienes lápiz y papel, pronuncia en voz alta las palabras de tu carta. Dios es tu Padre amoroso, que anhela oírte. Dile lo que estás pensando y sintiendo. Luego imagina a Dios cuando lee tu carta. Pide a Dios que te hable, y piensa en estas preguntas:

¿Qué escuchas de Dios en respuesta a tu carta? (Recuerda que las palabras de Dios para ti siempre concuerdan con la Biblia, que es su Palabra.)

¿Puedes sentir cuánto Dios te ama y cómo se preocupa por ti?

Conexión familiar

Informa a los padres o tutores de tus alumnos que estás comenzando una unidad de cuatro semanas acerca de cómo escuchar a Dios en oración. Comenta que esta semana los niños aprenderán que Dios los ve y los oye. Anímalos a que pregunten a sus hijos acerca de la historia de Ismael y Agar. ¿Quiénes eran? ¿Cómo mostró Dios que los vio y oyó?

Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.

La Lección

1. Conexión:

hacer un juego que use las capacidades de escuchar.

Saluda a tus alumnos por nombre, si es posible, cuando lleguen a la clase. El uso de los nombres muestra a los niños que te fijas en ellos y los valoras.

Escoge a un niño para que sea el vocero. Anuncia la frase de dos palabras que escogiste. Comenta que el vocero tendrá los ojos vendados. Cada vez que él diga la primera parte de la frase, todos los demás deben gritar la segunda parte. Por ejemplo, si la frase es “pollo frito”, el vocero dirá: “pollo”, y todos gritarán: “frito”. El vocero escuchará las voces y tratará de adivinar dónde están sus compañeros. Entonces tratará de tocar a uno de ellos. Todos tratarán de no ser tocados por el vocero. Cuando el vocero logre tocar a un niño, ese niño será el nuevo vocero.

Coloca la venda sobre los ojos del vocero. Debes cuidarlo para que no se golpee contra la pared o un mueble. Que los niños jueguen unos cinco minutos y luego que se sienten.

¿Qué tuvo que hacer el vocero para encontrar y tocar a otros niños?

Permite que dos o tres niños respondan.

Para poder encontrar y tocar a otros niños, el vocero tuvo que escuchar atentamente. Durante las próximas cuatro semanas ustedes aprenderán a escuchar a Dios. Aprenderán a reconocer la voz de Dios cuando Él les hable. Aprenderán también que todo lo que Dios dice siempre está de acuerdo con la Biblia, porque la Biblia es su Palabra.

Hoy les contaré una historia de la Biblia que habla acerca de cómo Dios escuchó a una madre muy triste y el llanto de un niño, y se preocupó por ellos. Aprenderán que Dios también les ve y les escucha.

2. Enseñanza:

aprender que Dios cuidó de Ismael (Génesis 16; 21:1–21).

Opcional: Si es posible, comparte la imagen de La Biblia en Acción. 

¿Cuáles son algunos de los sentimientos que casi todos tenemos en un semana típica?

Tú podrías nombrar algunos sentimientos para ayudar a los niños, como, por ejemplo: enojo, soledad o alegría. Anima a los niños a incluir sentimientos positivos y negativos.

Dile a tus alumnos que hoy escucharán sobre la historia de un niño que sintió varios de estos sentimientos. Se llamaba Ismael.

Consejo para el maestro: si tus alumnos estudiaron acerca de Abraham hace algunos meses, ya saben algo acerca de Ismael. Deben observar cosas nuevas para aprender. La Biblia es viva y activa. Las historias que conocen les pueden hablar de una manera diferente, especialmente si tú haces una pausa e invitas al Espíritu Santo a obrar en la vida de ellos. Pide en oración que los niños sean sensibles a lo que Él está obrando en sus corazones.

Opcional: Si usas La Biblia en Acción, deja que los niños sigan la historia en “Demasiados hijos”, en las páginas 56–59, mientras tú narras esta historia.

Cuenta la siguiente historia con mucho entusiasmo.

Los conflictos comenzaron en la casa de Ismael, aun antes de que él naciera. En realidad, comenzaron poco después de que la madre de Ismael se enterara de que estaba esperando un bebé.

Este era el problema: la madre de Ismael, Agar, no estaba casada con Abraham, el padre de él. Ella era sólo una de las sirvientas, y era extranjera. La esposa de Abraham se llamaba Sara. Pero Sara no podía tener hijos.

Al principio, Sara pensó que sería bueno para Abraham tener un bebé con Agar. Pero cuando Agar quedó embarazada, ya no le pareció una buena idea. Sara y Agar peleaban todo el tiempo. Un día, cuando estaban discutiendo, Sara ya no soportó más. Ella maltrató a Agar, y Agar se escapó.

Agar estaba tan triste que se escapó al desierto. Encontró una fuente de agua y se sentó cerca de allí.

La Biblia no dice cómo se sentía o lo que estaba pensando. Pero, ¿pueden ustedes imaginar cómo Agar se habrá sentido? Tal vez tuvo miedo. Quizá se sintió traicionada y abandonada. Tal vez estaba enojada.

Puede ser que se preguntaba: “¿Quién me cuidará ahora? ¿Qué le pasará al pequeño que llevo dentro de mí? ¿Moriremos mi bebé y yo?”

Mientras Agar estaba allí sentada, pasó algo muy sorprendente. El ángel del Señor le habló y le preguntó a dónde iba.

–Estoy huyendo de mi patrona—respondió Agar.

—Vuelve junto a ella y sométete a su autoridad—le dijo el ángel–. Agar, el Señor ha escuchado tu aflicción.

Entonces el ángel le dijo que tendría un hijo varón y que debía ponerle el nombre de Ismael, que significa “Dios oye”. Dios prometió a Agar que tendría tantos descendientes que no los podría contar. ¡A Dios le importaba lo que le pasaría a ella y a Ismael!

Agar se asombró. “¡Dios me ve!”, dijo ella. Desde entonces llamó a Dios “El Roi”, que significa “el Dios que me ve”.

—Ahora he visto al que me ve—dijo Agar–. ¡Ahora he visto a Aquel que me ve!”.

Agar obedeció a Dios y regresó adonde Sara y Abraham. Unos meses más tarde, nació Ismael. Pasaron varios años, y entonces ocurrió un milagro. Aunque Sara ya era muy vieja, Dios le dio un hijo a Abraham. Esto alegró mucho a la pareja. Pero Agar e Ismael no estaban contentos.

Sara se quejó con Abraham. Quería que Agar e Ismael se fueran. Esto preocupó mucho a Abraham porque él quería a Ismael. Pero Dios le dijo que Él cuidaría de Ismael. Así que Abraham tomó pan y un odre de agua y se los dio a Agar e Ismael, y los despidió.

Agar e Ismael fueron al desierto. Agar estaba segura de que morirían. Cuando se les acabó el agua, buscó un lugar para descansar. Hizo sentar a Ismael debajo de un arbusto, donde al menos podría tener sombra. Luego se apartó un poco de él porque no quería verlo morir.

Allí estaban los dos. Ismael lloraba debajo de su arbusto, y Agar sollozaba a pocos metros de él.

¿Recuerdan lo que significa el nombre de Ismael? Quiere decir: “Dios oye”. ¿Recuerdan lo que significa “El Roi”, el nombre que Agar le dio a Dios? Quiere decir: “el Dios que me ve”.

¿Qué creen ustedes que pasó después?

Que dos o tres niños tengan la oportunidad para decir lo que piensan.

Leamos la siguiente parte de la historia directamente de la Biblia.

Si es posible, lee Génesis 21:17–19 de tu Biblia. También está impreso aquí:

Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: “¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación”. En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño.
Génesis 21:17–19

El Dios que vio a Agar antes de que Ismael naciera ahora oyó el llanto del niño. A Dios le importaba el niño y su madre. Dios les mostró un pozo de donde pudieron sacar agua para beber.

A partir de ese día, aunque vivían en el desierto, Dios siempre estaba con Ismael. Tuvieron suficiente para comer porque Ismael aprendió a cazar con un arco. Y tuvieron suficiente agua para beber porque El Roi les había mostrado un pozo.

Dios los vio. Dios los oyó. ¿Sabían que así también Él se preocupa por cada uno de ustedes?

Anima a los niños a hablar acerca de la historia.

¿Qué partes de la historia les sorprendieron?

¿Qué sentimientos creen que Ismael y Agar pueden haber tenido en diferentes momentos de la historia? Piensen en los buenos sentimientos y en las cosas difíciles que sintieron.

¿Cómo mostró Dios que a Él le importaba lo que estaban sintiendo?

Los niños pueden responder que Dios los vio, que oyó su clamor, que prometió cuidar de ellos, que les mostró un pozo.

Piensen en algún momento cuando se sintieron tristes, asustados o solos. ¿Creen que Dios los vio en ese momento y los oyó? ¿Qué creen que sentía Dios acerca de cada uno de ustedes?

Anima a más de un niño a que responda. Si nadie dice algo, debes estar preparado para dar un testimonio de tu propia vida.

3. Respuesta

escribir sus sentimientos a Dios en una carta.

¿Sabían ustedes que hay diferentes maneras de hablar con Dios y de escuchar su voz? Una forma es orar en voz alta. Orar en silencio en nuestro corazón es otra forma. También podemos escribir nuestra oración a Dios como una carta. Y podemos escuchar lo que Él nos dice. Intentémoslo ahora.

Piensen en algún momento cuando tuvieron sentimientos de tristeza, ira, soledad, miedo, o ansiedad. Piensa en algo que pasó hoy o esta semana, o puede ser algo de hace mucho tiempo. En tu mente, escribe una carta a Dios sobre lo que pasó y lo que sentiste. Al hacer esto, piensa en Dios como un Padre muy amoroso o como un gran amigo. Dios es ambas cosas, ¡y mucho más! No tengas miedo de ser sincero. A Dios le importan todos tus sentimientos, todo el tiempo.

Anima a los niños a pensar en lo que dirían a Dios acerca de sí mismos y de sus penas y alegrías, como si estuvieran escribiéndole una carta a Él. Si hay algún niño que le cuesta escribir, escríbele su oración.

Después que terminen de escribir su carta a Dios, quédense sentados en silencio unos minutos. ¿Y si se imaginan a Dios leyendo sus cartas? Pídanle que les hable. ¿Qué le oyen decir en respuesta a la carta? Pueden imaginarlo diciendo que los ama. O tal vez piensen en que Él promete cuidarlos, tal y como cuidó de Ismael y Agar. Recuerden que Dios les hablará de tal forma que esté de acuerdo con la Biblia, que es su Palabra. Si no saben si lo que escuchan está de acuerdo con la Palabra de Dios, vengan a hablar conmigo ahora o después de la clase.

Materiales opcionales:

Entrega a cada niño una hoja de papel y un lápiz. Diles que escribirán una carta a Dios. Anima a los niños a escribir con las mismas palabras que usan cuando oran a Dios. Después, pueden imaginar que Dios lee la carta.

Si usas las Páginas del Alumno, úsalas para esta actividad.

Invita a los niños, si lo desean, a que lean su carta en voz alta. Es importante que les digas que no tienen que leer su carta a todos si no quieren hacerlo.

Fin de la opción.

Consejo para el maestro: si un niño te hace una pregunta y tú no sabes la respuesta, pasen tiempo juntos buscando la respuesta. Si eso no es posible, pasa tiempo durante la semana en oración, leyendo la Biblia, y hablando con amigos o líderes cristianos que pueden ayudarte a encontrar la respuesta. La próxima vez que veas al niño, dile lo que encontraste.
Versículo para Memorizar

Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.

Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones.
Salmos 34:15

Finaliza la clase declarando la siguiente bendición sobre los niños, basada en el Salmo 34:15.

Bendición: los ojos del Señor están sobre ti, su hijo. Sus oídos escuchan tu clamor. Él te ve y te ama. Es mi oración que oigas su voz esta semana.

Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes:

Copyright: VIDA POR VIDA © 2021 DAVID C COOK. SE PERMITE LA REPRODUCCIÓN SOLO PARA SER USADA EN EL AULA. TODOS LOS DEMÁS USOS REQUIEREN AUTORIZACIÓN POR ESCRITO. SOLICÍTELO POR CORREO ELECTRÓNICO A [email protected]. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

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