En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:
En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.
Y le digo a Dios, a mi Roca: «¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar de luto y oprimido por el enemigo?» Mortal agonía me penetra hasta los huesos ante la burla de mis adversarios, mientras me echan en cara a todas horas: «¿Dónde está tu Dios?» ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!
Salmo 42:9–11
Si pudieras preguntarle cualquier cosa a Dios, ¿qué sería? Le preguntarías: ¿cómo las ranas pueden respirar a través de su piel? o ¿por qué las nubes siempre se mueven? o ¿por qué creó a las hormigas? o ¿cómo posicionó a los planetas y las estrellas en el cielo? Le preguntarías: ¿por qué te ama tanto que dio a su único hijo por ti? Desde la perspectiva humana, Dios está lleno de misterio. Sus caminos son impresionantes y están completamente más allá de nuestra comprensión.
Pero algunas veces nuestras preguntas sobre Dios nos guían a la ira en vez del asombro. ¿Por qué permite que mueran los bebés? ¿por qué no detiene el genocidio? ¿por qué le da salud a algunos y enfermedad a otros? ¿por qué permite el dolor, la desilusión y las luchas que causan caos en tu vida? ¿por qué no ha respondido tus oraciones?
Cuando sientas que estás considerando si debes darle paso a la ira, recuerda, como lo hizo el salmista, que Dios siempre es fiel, siempre es bueno, y siempre es digno de nuestra alabanza. Cuando estás abatido y confundido, acuérdate de que tu esperanza está en el Señor, tu roca y salvación. Él no te ha olvidado. Y siempre te amará. Suelta la ira y alábalo por sus caminos misteriosos, sendas que son siempre para tu bien y Su gloria.
Anima a los estudiantes a preguntarles a los miembros de sus familias: “¿alguna vez experimentaste algo en tu vida que no entendías? ¿qué hiciste?” Pueden después compartir cómo Dios es capaz de reemplazar nuestra ira con Su consuelo y paz.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Da la bienvenida a los adolescentes. Hazles saber que hoy continuarán aprendiendo sobre cómo manejar la ira.
Haz que se junten en pares, chicos con chicos y chicas con chicas. Explica que un compañero hará un dibujo con su dedo en la espalda del otro. Puede escoger cualquier dibujo que desee, pero las formas simples o imágenes funcionan mejor. Cuando el adolescente haya terminado de dibujar en la espalda de su compañero, éste adivinará lo que dibujó. Los compañeros cambiarán de roles y harán esta actividad nuevamente. Permite que usen tres a cuatro minutos para este ejercicio.
No podíamos ver lo que la otra persona dibujaba. Solo adivinamos lo que la persona hizo. Nos teníamos toda la imagen.
Algunas veces experimentas cosas malas en tu vida. No puedes entender lo que pasa, pero sabes que algo está mal. La situación puede ser dolorosa o aterradora. Quizás te sientes abandonado, rechazado, o traicionado. Podría ser como lo que tu compañero dibujó en tu espalda, no tienes suficiente información para entender la situación. A pesar de que quieras ver todo el cuadro, sólo puedes adivinar una parte de él.
En situaciones como estas, muchas veces nuestra reacción es enojarnos con otros, y especialmente con Dios. Puedes sentir que Él es el que te ha abandonado, rechazado, o traicionado. ¡La ira hacia Dios puede confundirnos! Se siente como si hubiera un conflicto extra dentro de tu corazón cuando, en realidad, ya estás luchando. Hoy aprenderemos sobre cómo podemos manejar esta ira particular
Divide a los adolescentes en grupos de cuatro o cinco. Lee la historia de Caín y Abel de la Biblia, en secciones. Después de cada sección, los grupos hablarán de las preguntas.
Opcional: Si es posible, comparte la imagen de La Biblia en Acción.
Abel se dedicó a pastorear ovejas, mientras que Caín se dedicó a trabajar la tierra. Tiempo después, Caín presentó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.
Génesis 4:2b–5
En los tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo de Dios le traía ofrendas como señal de adoración. Llevar un regalo a Dios era una manera de mostrar que la persona lo amaba y lo ponía primero que todo, es decir Dios era la prioridad.
La Biblia no nos dice por qué Dios aceptó la ofrenda de Abel y rechazó la de Caín. Pero el libro de Hebreos en el Nuevo Testamento relata que “por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que Caín”, indicando que Caín trajo su ofrenda como una responsabilidad en vez de ser un regalo amoroso para Dios.
Esta falta de entendimiento pudo haberlo enojado con Dios. También se pudo haber encolerizado con su hermano, ya que el regalo de Abel fue aceptado y el suyo no.
Continúa leyendo desde la Biblia.
Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero, si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo».
Génesis 4:6–7
Cuando el Señor le preguntó a Caín por qué estaba enojado, sabía lo que había en su corazón, y conocía que su ira no era lógica o saludable. Ya que la ira dañina y orgullosa a menudo nos guía al pecado, Dios le advirtió a Caín que no dejara que su ira lo llevara a pecar.
Continúa leyendo desde la Biblia y en voz alta.
Opcional: Si es posible, comparte la imagen de La Biblia en Acción.
Caín habló con su hermano Abel. Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató.
Génesis 4:8
Los adolescentes discutirán las siguientes preguntas en sus grupos pequeños. Haz una pausa después que hayas hecho cada pregunta y dales tiempo para hablar.
Debido a que Dios amaba a Caín, le advirtió que no dejara que su ira lo llevara a pecar. Sin embargo, Caín quizás estaba muy enojado como para escuchar, o quizá su corazón no estaba abierto para lo que Dios quería decirle. Caín dejó que la ira tomara el control de su vida.
Dios es perfecto. Siempre tiene la razón, incluso cuando no podemos entender cómo lo que sucede puede ser de alguna manera bueno. Él es todo amor, todo sabiduría, todopoderoso, y completamente santo. Dios nunca merece nuestra ira. Siempre podemos confiar en que nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Pero también sabe que somos seres humanos, y que algunas veces dejamos que nuestras emociones tomen control de nuestro comportamiento. Conoce que, en oportunidades, no entendemos el temor y el dolor que nos enojan. Entiende que no siempre expresamos nuestras emociones de maneras saludables. Pero nos mostrará Su gracia y misericordia, nos consolará y dará la paz.
Opcional: Si utilizas las Páginas del Alumno, los adolescentes pueden escribir sus pensamientos en las hojas para prepararse para la actividad de respuesta.
Cuando Caín se enojó, no fue a pedirle ayuda Dios. En vez de eso, se enojó con Dios y dejó que su ira lo llevara a pecar. Sin embargo, hay otra opción. En el Salmo 42:9-11, el salmista estaba enojado, pero se acercó a Dios con su ira. Le contó sobre su herida y los sentimientos de abandono. Le preguntó que por qué tenía que experimentar este dolor. Luego puso su confianza en Dios y buscó su consuelo y esperanza. Escuchen mientras comparto estos versículos:
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
Y le digo a Dios, a mi Roca: «¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar de luto y oprimido por el enemigo?» Mortal agonía me penetra hasta los huesos ante la burla de mis adversarios, mientras me echan en cara a todas horas: «¿Dónde está tu Dios?» ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios.
Salmo 42:9–11
Explícales a los adolescentes que harán una oración con acciones a continuación de estos versículos. Cada uno se sentará en el piso. Cada joven debe tener algo de espacio a su alrededor. Haz que cierren sus ojos y escuchen tus instrucciones.
Vamos a entregarle nuestra ira a Dios. Si no estás listo o no confías que Dios te escuchará y sanará tu ira, aún puedes hacer esto con nosotros. Sólo piensa en golpear tu enojo. Pero recuerda, si decides que quieres aceptar el regalo de gracia de Dios, Él te ayudará a reemplazar la ira con paz.
Ahora comenzaremos. Empieza golpeando el suelo levemente con tus manos abiertas.
Deja que los adolescentes golpeen el suelo mientras continúas hablando.
Puedes llevar tu enojo ante Dios. Imagina que estás caminando de manera respetuosa hacia su trono. Él te espera. Está listo para escucharte.
Lleva a los adolescentes a dar palmaditas al suelo por alrededor de 30 segundos mientras imaginan acercarse al trono.
Comiencen a golpear el suelo más fuerte y rápido. Pueden contarle a Dios lo que les enoja. también hacerle preguntas, compartir sus emociones fuertes y profundas con Él, e incluso su ira.
Deja que los adolescentes den palmadas más fuertes al suelo por alrededor de 30 segundos aproximadamente, mientras hablan con Dios.
Ahora den palmadas al suelo más duras y rápidas. Pueden contarle a Dios sobre su ira. ¡Golpeen el piso! ¡Pueden sentir el poder de su ira y dársela a Dios! ¡Su poder es más grande!
Guíalos a dar palmadas duras al suelo por alrededor de 20 segundos.
Puede que se sientan cansados. Quizás sus manos han comenzado a doler un poco. Ahora comiencen a liberar su ira. Den palmadas un poco más silenciosas.
Permite que los adolescentes comiencen a dar palmas más tranquilas por algunos momentos.
Den palmadas aún más tranquilas y lentas. Pueden decirle a Dios que quieren confiar en Él, incluso si nunca han confiado antes. Pueden pedirle la esperanza que sólo Él puede dar. Dios les ayudará a sanar y reemplazará la ira con Su amor.
Guía a los adolescentes a dar palmadas suaves por alrededor de 30 segundos. Después pídeles que coloquen sus manos con las palmas hacia arriba, y de rodillas para recibir esta bendición basada en el Salmo 22:24.
Bendición: Dios no ha escondido su rostro de ti. Escucha sus gritos de ayuda. Que sientas la compasión que tiene por ti. Que alabes su nombre incluso si sientes enojo o dolor. A medida que alabas Su nombre, Él reemplazará tu ira con Su amor y paz.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes como un recordatorio de que Dios siempre es digno de alabanza.
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