En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:
En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.
Antes que lleguen los estudiantes, corta las páginas del final de la lección y separa las imágenes.
Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Lucas 2:46
El pasaje de la Biblia nos cuenta cómo era Jesús cuando niño. Incluso Jesús escuchó lo que decían los demás. ¿Cómo demuestras a las personas que los escuchas atentamente? Quizá miras al que habla, a lo mejor asientes con tu cabeza mientras sigues lo que dice la persona. Sin importar cómo muestres que escuchas, es importante tomar tiempo para escuchar de verdad lo que te dicen los demás.
Hay muchos pasajes en la Escritura que te dirigen a quedarte quieto, a conocer quién es Dios, a escuchar a sus pies, o poner atención a quienes te dan consejos sabios. ¿Cuán difícil es escuchar a alguien, sin pensar en seguida lo que responderás? Quizás estás muy ocupado, distraído, o orgulloso para escuchar a alguien. Si luchas con alguna de estas cosas, confiésalas al Señor. ¡Pídele ayuda para aprender a poner atención a aquellos que te hablan y para escuchar de verdad!
Anima a las familias a escuchar a sus niños. Recuerda a los padres que sus hijos probablemente siguen los ejemplos de sus acciones, haciendo lo que ven en sus hogares. Escuchar puede ser una forma de mostrar respeto y amor por los demás.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Saluda afectuosamente a los niños. Esto les comunicará que los aprecias. Pregunta si alguno practicó hablar de tal manera que los demás quieran escuchar. Si es así, que compartan brevemente.
Mientras hagamos una actividad descubriremos cuán bien escuchan. Practicaremos a escuchar y repetir lo que oyen. Repitan los ritmos después que los aplauda.
A medida que aplaudas, asegúrate de usar un ritmo que los niños pueden repetir. Es muy importante que los niños repitan el ritmo que haces como también la cantidad correcta de aplausos. Por ejemplo: aplauso, aplauso, aplauso, aplauso. Repite el ritmo para que los niños puedan escucharlo de nuevo.
Ahora háganlo conmigo:
Aplauso, aplauso, aplauso, aplauso.
Aplaude 3 o 4 ritmos diferentes con los estudiantes. Usa muchas o pocas palmadas, como lo desees, pero asegúrate de que los ritmos sean lo suficientemente cortos para que los niños se acuerden. Si el tiempo lo permite, aplaude más ritmos con los niños al final de la clase.
¡Siguieron muy bien los ritmos! Todos escucharon bien. Esta fue una actividad divertida, pero en la vida real es importante para nosotros escuchar cuidadosamente a la persona que habla. Hacer esto nos protege del peligro, nos permite entender a las otras personas, y nos ayuda a tomar buenas decisiones. Escuchar a los demás les hace saber que los valoramos a ellos y lo que tienen que decir.
Mientras leemos la historia de la Biblia, en la siguiente actividad, decide si Samuel es un buen oyente. También, si la persona que habla comunica su mensaje claramente.
Esta es una historia verdadera sobre un niño que escuchó bien. Viene del primer libro de Samuel, en la Biblia. Necesitaré de su ayuda para contar la historia, entonces escuchen cuidadosamente.
Un niño llamado Samuel servía en el templo con el sacerdote Elí. Una noche, Samuel se recostó para dormir en la casa del Señor. ¡De repente escuchó algo!
Niños, por favor pónganse de pie conmigo. Cuando diga, “corrió”, quiero que corran en sus lugares.
Muéstrales cómo correr levantando sus piernas como si estuviesen corriendo, pero sin moverse de sus lugares.
Si es posible, lee el versículo directamente desde tu Biblia.
El Señor llamó a Samuel, y este respondió:—Aquí estoy. Y en seguida fue corriendo adonde estaba Elí, y le dijo:—Aquí estoy; ¿para qué me llamó usted?
—Yo no te he llamado —respondió Elí—. Vuelve a acostarte. Y Samuel volvió a su cama.
1 Samuel 3:4–5
Opcional: Si es posible, comparte las imágenes de Samuel de la Biblia en Acción.
Tomen asiento. Haz señas a los niños mientras te detienes y te sientas. Ellos se detendrán y se sentarán al mismo tiempo que tú. Si no lo hacen, aplaude a un ritmo para que sepan que deben seguir lo que haces
Ponte de pie y lee el siguiente versículo bíblico. Cuando digas, “fue”, comienza a correr en el lugar. Si los niños no lo hacen, aplaude tu ritmo.
Pero una vez más el Señor lo llamó:—¡Samuel! Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo:—Aquí estoy; ¿para qué me llamó usted?
—Hijo mío —respondió Elí—, yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.
1 Samuel 3:6
Hazles gestos para que se sienten al mismo tiempo que tú.
Samuel escuchó que alguien lo llamaba por tercera vez. Aún no sabía quién era el que le hablaba.
Ponte de pie y corre en el lugar.
Volvió donde Elí, quien le dijo que no lo llamaba. Le dijo que volviera a acostarse y que si oía la voz de nuevo, debía pedir al Señor que le hablara.
Tomen asiento y escuchen.
Entonces el Señor se le acercó y lo llamó de nuevo:—¡Samuel! ¡Samuel!
—Habla, que tu siervo escucha —respondió Samuel.
1 Samuel 3:10
Opcional: Si es posible, comparte las imágenes de Samuel de la Biblia en Acción.
Dios le dio un mensaje a Samuel acerca de Elí y su familia. Samuel se lo dijo a Elí.
Muéstrales como luciría escuchar de manera activa en tu comunidad. Hacerlo significa tener contacto visual, asentir con la cabeza o mostrar interés de otra manera. Esto expresa que pones atención a lo que se dice. Haz que los niños repitan las acciones.
Los niños pueden responder que Samuel escuchó porque oyó la voz de Dios. Él recibió el mensaje que Dios quería que escuchara.
Algunos niños quizás digan que Samuel no escuchó porque no sabía quién le hablaba. Dios intentó muchas veces llamar la atención de Samuel.
Samuel no sabía quién le hablaba porque no conocía quién era Dios o que deseaba hablar con él. Una vez que Elí le dijo a Samuel que Dios le estaba hablando, este fue capaz de escuchar lo que Dios quería decirle.
Fue importante para Samuel escuchar el mensaje de Dios para él. De la misma forma, es importante escuchar cuando alguien nos habla. Por supuesto, queremos escuchar si Dios nos habla, pero también es importante escuchar a las demás personas. Cuando ponemos atención a una persona, le hacemos saber que la valoramos. Escuchar quiere decir que apreciamos lo que nos dice.
Aquí hay algunos consejos para ayudarte a ser un buen oyente:
1. Dale toda tu atención a la persona que habla. No pienses primero en la respuesta. Solo escucha.
Presta atención a este versículo:
Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar.
Proverbios 18:13
2. Haz preguntas sobre lo que se está hablando, para poder entender.
3. Trata de entender lo que siente el que habla, sobre lo que dice. Mira el lenguaje de su cuerpo mientras habla. Por ejemplo, si alguien está triste y llorando, seguramente no vas a sonreír mientras lo escuchas.
Cuando escuchas cuidadosamente a los demás, demuestras que respetas y valoras al que está hablando y lo que está diciendo.
Hagamos un juego para ayudarles a escuchar a las personas. En este juego, tienes que escuchar bien para ganar.
Coloca cada uno de los 16 recortes que preparaste, antes de la clase, en diferentes lugares de la sala de clases. Asegúrate de mostrárselos y decir en voz alta los nombres de los objetos, de las imágenes, a medida que los pones en los sitios. Trata de dejar espacio entre ellos si es posible. Los niños jugarán un bingo humano.
Escoge una imagen y párate al lado para iniciar el juego. Voy a decir las palabras que van con las imágenes. Cuando escuches que mencione la imagen donde estás, levanta un dedo y muévete hacia el siguiente cuadrado. Cada vez que escuches decir la imagen sobre la cual estás parado, levanta otro dedo. Cuando tengas 4 dedos arriba, grita “4 cuadrados”. El primer niño que logre levantar 4 dedos y gritar “4 cuadrados” gana.
Al azar di las palabras siguientes que se muestran en los cuadrados. Si no hay un ganador después que las hayas leído todas, vuelve a hacerlo de nuevo. Repite las instrucciones tantas veces como sea necesario.
Pájaro árbol nido camiseta
Pantalones araña ojos sandalias
Nariz manos pies cara feliz
Cara triste tambor lápiz serpiente
Opcional: Si utilizas las Páginas del Alumno, da a cada niño una Página del Alumno y 4 piedrecitas. Que cada niño marque 4 cuadrados con un crayón o lápiz de color.
Explícales el juego. Diles que pongan atención a las palabras de los 4 cuadrados que escogieron. Cuando escuchen que menciones una que tengan, pondrán una piedrecita en ese cuadrado. El primer niño que coloque las 4 piedrecitas dirá, “4 cuadrados”. Ese niño gana. Puedes jugar de nuevo si tienes tiempo.
Aquí están los objetos de los cuadrados. Léelos al azar.
Pájaro árbol nido camiseta
Pantalones araña ojos sandalias
Nariz manos pies cara feliz
cara triste tambor lápiz serpiente
Repite los objetos que mencionaste. Pídeles que levanten las manos si hay otros niños que escucharon nombrar los 4 objetos que tienen. Explica que, si no escuchan sus objetos la primera vez, no pueden ganar el juego. La única forma de ganar es escuchando cuidadosamente. Agradece a los niños por jugar y poner atención.
Fin de la opción
En nuestro juego, era importante escuchar lo que se decía para poder ganar.
Permite que 2–3 niños respondan cada una de las siguientes preguntas.
Escuchar fortalece la amistad. Los buenos amigos se escuchan entre ellos para entenderse y compartir sus ideas. Si no prestas atención a tu amigo y si él no te escucha, la amistad no durará mucho tiempo.
Prestar atención a veces puede evitar que salgas lastimado. Cuando un adulto te habla, es importante que escuches lo que dice. De la misma forma es fundamental que entiendas el mensaje. Por ejemplo, un adulto que conoces puedes decirte que te alejes de un animal para evitar que te muerda. En este ejemplo, el adulto desea protegerte.
Deja que respondan 1–2 niños.
Los adultos y los niños, a veces, te dirán cosas que te causarán problemas. Por ejemplo, una persona adulta puede pedirte que la sigas a algún lado que no es seguro. Es importante que entiendas lo que la persona te dice y puedes decidir si es seguro seguirlo. No está bien ir con alguien que no conoces, incluso si dice que es un amigo o conoce a tu familia. Hablaremos más sobre los extraños en otra ocasión.
Escuchar nos ayuda a compartir ideas y entender a los demás. El versículo de hoy para memorizar nos señala que seamos cuidadosos sobre cómo escuchamos y hablamos a los demás.
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los niños.
Escucha, de nuevo, nuestro versículo para memorizar:
Su conversación debe ser siempre agradable y de buen gusto, y deben saber también cómo contestar a cada uno.
Colosenses 4:6 DHH
Ayuda a los niños a recordar el versículo, enseñándoles las acciones que van con las palabras. Guíalos a repetir cada oración con sus acciones, al menos 3 veces.
Su conversación—Pon las manos alrededor de tu boca. Usas las dos manos y simula jalar algo de ella.
Agradable y de buen gusto—Sonríe.
Deben saber—Con el dedo índice señala tu cabeza.
Cómo contestar—Extiende las dos manos hacia adelante, a la altura del pecho y con las palmas hacia arriba.
Cada uno—Mueve tus brazos señalando a cada persona que está en la sala.
Concluye la clase diciendo esta bendición por los niños, basada en 1 Samuel 3.
Bendición: Que Dios te ayude a escuchar y ganes sabiduría de lo que oyes. Que los que te rodean sepan que estás escuchando atentamente. Que sepas que Dios te escucha y te ama profundamente.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los niños y celebra cuán grande es Dios.
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