Consejo para el maestro: A lo mejor los niños de tu clase se preocupan por una amplia variedad de cosas diferentes. Es importante mostrar que valoras los pensamientos de cada niño. Es fundamental que los estudiantes no se sientan obligados a compartir sus preocupaciones con la clase. Estas pueden ser muy personales y compartirlas quizás haga que algunos niños se sientan muy incómodos.

La última vez que nos vimos, aprendimos sobre un hombre llamado Job. ¿Te acuerdas de lo que le sucedió a Job en su historia verdadera de la Biblia? ¡Lo perdió casi todo! Justo después de que perdió a sus hijos, animales y las cosas que poseía, habló sobre lo que le sucedió. Escucha lo que dijo de nuevo.

Si es posible, lee este versículo directamente desde tu Biblia.

Lo que más temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me sucedió.

Job 3:25

Job estaba preocupado porque no entendía por qué le habían sucedido tantas cosas malas. Quizás estaba atemorizado de que le pasaran más cosas negativas. Se preocupó, se preocupó y se preocupó un poco más al pensar en lo que le había ocurrido.

Cuando nos pasan cosas malas, esto puede hacer que nos preocupemos. Cuando algo realmente malo sucede, puede parecer que la preocupación nunca desaparecerá. Sin embargo, hay cosas que puedes hacer para ayudarte a preocuparte menos.

1. Date tiempo para pensar en la preocupación. ¡Esto puede parecer una forma extraña de preocuparse menos! Cuando te das el tiempo de pensar en tu preocupación, te puedes sentir mejor. Para hacerlo, sal a caminar a un lugar tranquilo y piensa, o escribe o dibuja lo que te preocupa. Cuando te das tiempo para pensar sobre tus sentimientos, es probable que esto te ayude a sentirte mejor. A medida que leo algunas de las preguntas que podrían ayudar, piensa en la preocupación que identificaste al comienzo de la clase.

Haz una pausa por 30 segundos después de cada pregunta para dejar que los niños piensen en sus preocupaciones.

• ¿Qué me preocupa?
• ¿Por qué esto me hace sentir preocupado?
• ¿Qué causa mi preocupación?

Consejo para el maestro: Seguramente que algunos de los niños de tu clase habrán experimentado un trauma significativo en sus vidas. Esto puede llevar a una ansiedad grave. El siguiente ejercicio es fundamental para que los niños recuerden ayudarse a mantener una buena salud física y mental. Si conoces más métodos para calmarse que sean rápidos y adecuados para tus niños, puedes escoger compartirlos también.

2. Cálmate. A veces la preocupación puede llevar al pánico. El pánico es un sentimiento repentino de temor que se apodera de los pensamientos, y algunas veces de las acciones. Cuando nuestras mentes están preocupadas, nuestros cuerpos pueden responder de maneras que no son saludables. A lo mejor nuestros corazones laten más rápido, o probablemente comencemos a temblar.

Respirar de manera profunda y relajarse puede hacer que nuestros cuerpos funcionen bien y puede ayudar a nuestras mentes a sentirse más tranquilas. Aprendimos sobre respirar de manera profunda cuando hablamos acerca del enojo. Cuando te sientes preocupado, respirar de manera profunda también puede ayudarte.

Vamos a practicar esto. Cuando cuente hasta 3 respirarás lentamente. Debes contar hasta 3 para terminar de respirar. Luego contaré hasta 3 de nuevo mientras respiras lentamente de la misma manera. ¿Listo? Inhala 1, 2, 3. Exhala 1, 2, 3.

Guía a los niños a respirar profundamente dos veces más.

Respirar de manera profunda me hace sentir más calmado. ¿Te sientes más tranquilo? Hablemos de otra forma en la que puedes calmarte y sentirte mejor cuando estás preocupado.

3. ¡Recuerda cuánto Dios te ama! Es cierto, Dios se preocupa cuando sufres. Se preocupa cuando estás en problemas y quiere que vengas a él cuando estés preocupado. No siempre se llevará nuestro sufrimiento, sin embargo, siempre nos dará esperanza.

Escucha lo que dice la Biblia:

Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.

1 Pedro 5:7

• ¿Cómo le puedes entregar tus preocupaciones a Dios?

Deja que respondan 2 o 3 niños.

Cuando oras a Dios, puedes contarle sobre las cosas que te preocupan. Cuando lo haces, suéltalas y no pienses más en ellas. En algunas situaciones, esto es mucho más difícil de hacer que en otras. No te sientas avergonzado si tienes dificultades para dejar ir tus preocupaciones. ¡Dios te ayudará!

4. Piensa en las cosas buenas de tu vida. La última vez que nos reunimos, dijimos que podemos tratar de pensar en cinco cosas buenas de nuestras vidas. Levanta una mano con los dedos extendidos. Esa es la cantidad de cosas buenas que debemos intentar de pensar, pero incluso si solo puedes pensar en solo una, esto te puede ayudar a dejar de preocuparte.

Podemos pensar en las cosas que nos rodean que son buenas, tal como los lugares seguros y la gente amorosa. O quizás pensar en acontecimientos que sucedieron en nuestras vidas. Algunos ejemplos incluyen: Dios nos creó, podemos reunirnos en este lugar y aprendemos sobre el amor de Dios por nosotros.

• ¿Qué cosas son buenas en tu vida? Mientras piensas en una, levanta un dedo.

Da a los niños alrededor de 45 segundos para pensar en las cosas buenas de sus vidas.

¡Guau! Todos pensaron en muchas cosas buenas de sus vidas. Ahora vamos a practicar entregar nuestras preocupaciones a Dios al usar lo que hemos aprendido hoy.