Cada recurso digital utilizado en esta lección está disponible para descargar utilizando el botón a continuación. Durante la lección, la información para ti está escrita en letra regular y lo que sugerimos para hablar o leer en voz alta a los niños está en negritas.
En algunas lecciones encontrarás “ARTÍCULOS DE RECURSOS”. Son artículos escritos por expertos de todo el mundo que te equiparán para tu trabajo con niños y adolescentes. Compártelos con los padres o tutores si lo consideras apropiado.
Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?
Juan 6:9
En manos de nuestro Dios todopoderoso, las cosas pequeñas se convierten en grandes.
En la historia bíblica de esta semana, los discípulos se preguntaban cómo alimentarían a la multitud reunida para escuchar a Jesús. Había allí como cinco mil hombres y probablemente igual cantidad de mujeres y niños. No tenían suficiente dinero para comprar comida para tanta gente. Entonces un niño con un pequeño almuerzo se dio a conocer. Jesús tomó el pequeño almuerzo del niño, ¡e hizo con ello algo grande! Alimentó a cada persona que estaba allí hasta que todos quedaron satisfechos, ¡y llenó doce canastas con las sobras!
¿Sientes a veces que no tienes nada grande que ofrecer a Jesús? No te preocupes. Jesús no espera grandes regalos. Él quiere que le des lo que tienes, no importa lo pequeño que sea. Esta semana, da a Jesús las cosas pequeñas y comunes de tu vida. Pasa tiempo con alguien en tu comunidad que esté luchando con un problema. Sonríele a alguien en la calle que parece triste. Ora por un niño que sufre. Al dar a Jesús lo pequeño que tienes, ¡Él hará grandes cosas!
Informa a los padres o tutores de tus alumnos que los niños aprenderán a compartir pequeños regalos para que Dios los multiplique. Anima a las familias a que piensen en cosas pequeñas que pueden ofrecer a otros, cosas que Dios podría usar.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Saluda a los alumnos por nombre a medida que van llegando. Cuando les das la bienvenida por nombre ellos sienten que son importantes para ti.
Diles que harán un juego de preguntas, para responder con sí o no. Escoge un voluntario y dile que pase al frente. Entrega al voluntario un pequeño objeto mientras el niño está de espalda a la clase. Asegúrate de que nadie más vea el objeto.
El voluntario se dará vuelta y estará frente a la clase sosteniendo el objeto detrás de su espalda. Los niños se turnarán para hacer preguntas sobre el objeto. El voluntario puede responder solamente con sí o no. Por ejemplo, alguien puede preguntar: ¿es blanco? Pero los niños no pueden preguntar: ¿de qué color es? Cuando un niño piensa que sabe lo que es el objeto, levantará la mano. No responderá hasta que tú le indiques que lo haga. Dile a los niños que no griten sus respuestas, sino que esperen hasta que tú les indiques que lo hagan.
Sigue con el juego hasta que alguien adivine correctamente cuál es el objeto. Repite con otro voluntario y otro objeto. Continúa hasta que los niños hayan adivinado todos los objetos o hasta que hayan jugado por cinco minutos. Cuando termine el juego, invita a los niños a que tomen asiento.
Cada uno de los objetos en el juego era pequeño y ordinario. Muchas veces pasamos por alto las cosas pequeñas y ordinarias porque no nos parece que son importantes o útiles. En la historia bíblica de hoy, un niño dio a Jesús algo pequeño y común. Escuchen lo asombroso que Jesús hizo con lo que el niño le dio.
Opcional: Si es posible, comparte las imágenes de La Biblia en Acción.
Una gran multitud seguía a Jesús porque lo habían visto sanar a los enfermos. Jesús subió a una colina y se sentó con sus discípulos. La multitud lo siguió. Jesús miró a todas las personas que vinieron y se sentaron a su alrededor. ¡Había cinco mil hombres, y también mujeres y niños! Él comprendió que la gente tenía hambre, pero no había un lugar cerca para conseguir comida.—¿Dónde podemos comprar comida para toda esta gente?—le preguntó Jesús a su discípulo Felipe.
¿Qué piensan que dijo Felipe?
Permite que dos o tres niños digan lo que piensan.
A Felipe le sorprendió la pregunta de Jesús.—¡Debe haber más de cinco mil personas aquí! –dijo Felipe—. Aunque trabajáramos duro por muchos meses, ¡no tendríamos suficiente dinero para alimentar a toda esa gente!
Andrés, otro discípulo, dijo: —Hay un muchacho aquí que ha traído su almuerzo. Él tiene cinco panes y dos pescaditos. ¡No es suficiente para alimentar a tanta gente!
Jesús dijo a sus discípulos que hicieran sentar a la gente. Tomó los panes y dio gracias a Dios. Dio los panes a los discípulos para que lo dieran a la gente. Hizo lo mismo con los pescados. A medida que pasaban la comida entre la multitud, había suficiente para que todos comieran”. ¡Y sobró tanto que llenaron doce canastas! ¡Qué milagro!
Algunas personas deben haber pensado que el almuerzo del muchacho no era importante por ser demasiado pequeño, así como Andrés pensó que era muy poco. Pero en las manos de Jesús, ¡aun los niños pueden ofrecer algo que Él puede usar!
¿Qué creen que el niño estaba pensando o sintiendo? ¿Por qué creen esto?
Lo que el niño dio a Jesús fue algo pequeño. ¿Qué cosa grande hizo Jesús con lo que el niño le dio?
La Biblia no dice si Jesús le dijo algo al niño que le dio su almuerzo. ¿Qué piensan que Jesús podría haberle dicho?
Sobraron doce canastas de comida. ¿Qué piensan que Jesús quería que sus discípulos aprendieran de lo que pasó con los panes y los pescados?
Ahora actuarán la parte del niño que cuenta a sus padres lo que pasó. Todos júntense con un compañero. Uno de ustedes actuará la parte del niño y el otro será un miembro de su familia. Cuenten a su familia lo que pasó. Cuenten toda la historia. El que es miembro de la familia hará las preguntas, así como lo haría cualquier familiar.
Da a las parejas cuatro minutos para esta actividad: dos minutos para que cada niño cuente la historia a su compañero.
Una vez que terminen, felicita a los niños por su actuación.
Opcional: Si usas La Biblia en Acción, permite que los niños lean “Una multitud hambrienta”, en las páginas 577-579.
Al igual que el niño de esta historia, ustedes también pueden ofrecer a Dios lo que tienen. Tal vez te has sentido muy pequeño o muy insignificante como para tener algo para colaborar. Pero la Biblia nos muestra que cada persona tiene algo que ofrecer. Nadie es muy pequeño ni muy joven para participar en el plan de Dios. Él te ama y tiene buenos planes para ti.
Cada persona tiene algo diferente que ofrecer. Por ejemplo, una persona puede hablar en público, otra persona puede cantar y otra persona puede servir a los demás. Todos podemos dar algo. Cuando damos lo poco que tenemos, ¡Dios lo puede usar para hacer algo grande!
Ahora diremos una frase especial. Nos turnaremos y cada uno se pondrá de pie para decir algo pequeño que puede ofrecer a Dios o a su prójimo esta semana. Tal vez puedes ayudar a alguien. Quizá puedes sonreírle a alguien que está triste. Tal vez puedes orar por alguien. Estas cosas pueden parecer pequeñas o comunes, pero, como el almuerzo del niño, ¡todas estas pequeñas cosas pueden llegar a ser algo grande en las manos de Dios!
Pide que los niños se sienten en círculo. Se turnarán para decir cosas pequeñas y comunes que pueden ofrecer.
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
Colosenses 3:17
Opcional: si usas las Páginas del Alumno, allí los niños pueden escribir lo que pueden dar.
Finaliza la clase diciendo esta oración por los niños, basada en Lucas 6:38.
Bendición: Que sepas que no importa quién eres o lo pequeña que es tu ofrenda, Jesús puede usar lo que tienes para dar.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes:
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