En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:
En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.
Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor.
Efesios 5:15–17
Cuando nos encontramos en situaciones que nos hacen enojar o con personas que nos sacan de quicio, muchas veces hay cosas que no podemos cambiar. Por ejemplo, no podemos cambiar a otras personas; solo Dios puede hacerlo. Y, por lo general, no podemos cambiar una circunstancia. En vez de tratar de cambiar lo que no se puede cambiar, busca lo que sí puedes cambiar: tu actitud, tus palabras, tus acciones o tus pensamientos. Pide a Dios que te ayude a confiar en Él con respecto a las cosas en la vida que no pueden ser cambiadas. Pídele que te ayude a reconocer y cambiar lo que sí se puede cambiar.
Informa a los padres o tutores de tus alumnos que esta semana los niños aprenderán que cambiar lo que se puede cambiar incluye controlar el enojo. Anima a los integrantes de las familias a que hagan una lista de las cosas de ellos (y de nadie más) que ellos controlan, como sus actitudes y palabras.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
A medida que lleguen los alumnos, pregúntales si practicaron algunos de los pasos para controlar el enojo.
Pide que los niños se junten en grupos de cuatro o cinco. Diles que cada grupo va a pensar en ideas de cómo pueden cambiarte a ti.
Cada grupo pensará en tres cosas acerca de mí que no pueden cambiar. Estas son cosas como el país donde nací.
Da a los grupos un minuto para que decidan las tres cosas. Luego pide a cada grupo que diga lo que decidieron. Está bien que se rían juntos. Escoge una cosa que dijo uno de los grupos y pide a toda la clase que piense en cómo cambiarla. Dales dos minutos para que comenten cómo cambiar eso acerca de ti, algo que realmente no se puede cambiar. Después haz las siguientes preguntas y permite que dos o tres niños digan lo que piensan.
¿Encontraron una forma de cambiar lo que no se puede cambiar acerca de mí? ¿Por qué no?
¿Cuánto se esforzaron?
Algunas cosas acerca de mí nunca van a cambiar, no importa cuánto lo intente. Estas cosas son parte de la forma en que Dios me hizo, y no las puedo cambiar. Pero hay otras cosas de mí que se pueden cambiar.
Cada grupo ahora pensará en tres cosas acerca de mí que se pueden cambiar. Estas son cosas como el color de mi camisa.
Da a los grupos un minuto para que decidan tres cosas. Luego pide a cada grupo que diga lo que decidieron. Pide a toda la clase que piense en formas de cambiar las cosas acerca de ti que se pueden cambiar. Después de dos minutos, haz las siguientes preguntas y permite que dos o tres niños den su opinión.
¿Cuáles son algunas formas de cambiar estas cosas que tienen que ver conmigo?
¿Fue fácil pensar en maneras de cambiarlas? ¿Por qué sí o por qué no?
No tenía sentido pasar tanto tiempo tratando de cambiar las cosas acerca de mí que no se pueden cambiar. Es mucho más fácil cambiar lo que sí se puede cambiar. Lo mismo se puede decir sobre el control del enojo. El último paso en el control del enojo es cambiar lo que puedas.
Hoy van a aprender el último paso en el control del enojo, que es cambiar lo que puedas.
Cuando una persona o situación te hace enojar, quizás no puedas cambiar a esa persona o situación; pero puedes optar por cambiar lo que puedas.
Enseña a los niños los movimientos para el cuarto paso. Ellos harán los movimientos cada vez que tú digas: “Cambia lo que puedas”.
Cambia lo que puedas: que los niños pongan una cara enojada y que luego sonrían.
Haz una pausa para que hagan los movimientos de este paso.
Escuchen esta historia bíblica acerca de una vez cuando David se enojó mucho, y Dios mandó a alguien para recordarle que debía controlar su enojo. Mientras escuchan, piensen en cómo David controló su enojo. ¿Siguió alguno de los pasos que hemos aprendido? ¿Cómo podría David haberse comportado de una manera diferente en esa situación?
Opcional: Si es posible, comparte la imagen de La Biblia en Acción.
Lo que les voy a contar pasó antes de que David fuera rey. Él vivía en el desierto con algunos de sus seguidores. Había unos pastores en esa zona que apacentaban las ovejas de un hombre rico llamado Nabal. David y sus hombres no maltrataron a los pastores, sino que los protegieron.
Cada año, cortaban la lana de las ovejas. Nabal celebraba esto con un banquete. David envió a algunos hombres a Nabal. Le dijeron que habían protegido a sus pastores y las ovejas mientras estaban en el desierto. Entonces pidieron a Nabal que compartiera un poco de su comida con ellos.
Nabal dijo: “No sé quién es este David. ¡Probablemente sea una mala persona! ¿Por qué debería darle de mi comida?”.
Cuando David supo lo que Nabal había dicho, se puso furioso.
¿Qué debería haber hecho David?
Asegúrate de que los niños mencionen cada uno de los cuatro pasos para el control del enojo: detenerse y calmarse, decir lo que sentía, pensar en Nabal, y cambiar lo que podía.
Pero David no hizo nada de esto. En su enojo, decidió matar a Nabal y a todos los hombres de su casa. David se dejó controlar por su enojo en lugar de controlarlo él mismo.
Uno de los criados de Nabal había oído la respuesta de Nabal al pedido de David. Este criado corrió a ver a la esposa de Nabal, Abigail, y le contó lo sucedido. Le dijo que David y sus hombres habían sido muy buenos con los pastores, y que Nabal debería haberles agradecido y dado comida. El criado le pidió a Abigail que haga algo.
Abigail actuó rápidamente. Reunió gran cantidad de alimentos y lo envió a David. Montó su asno y fue a recibir a David y a sus hombres. Cuando vio a David, le dijo que Nabal había actuado mal y le pidió que no hiciera daño a nadie. Abigail recordó a David quién es Dios y que Él había cuidado de David. Escuchen lo que David respondió.
David le dijo entonces a Abigaíl: ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! ¡Y bendita seas tú por tu buen juicio, pues me has impedido derramar sangre y vengarme con mis propias manos!
1 Samuel 25:32–33
Cuando David oyó lo que dijo Abigail, se dio cuenta de que su enojo estaba fuera de control. Comprendió que Dios había enviado a Abigail para recordarle que no hiciera daño a nadie. Le agradeció por haberle recordado que Dios se ocupaba de la situación.
¿Qué cosa no podía cambiar David en esta situación?
No podía cambiar la actitud de Nabal. No podía cambiar las palabras de Nabal.
¿Qué podría haber cambiado David acerca de lo que pasó?
Podría haber decidido no reaccionar con enojo, sino confiar en Dios. David podría haber cambiado su propia actitud, sus palabras y sus acciones.
Ahora pensemos en todos los pasos para controlar el enojo que hemos aprendido.
¿Qué podría haber hecho David para detenerse y calmarse?
Permite a dos o tres niños que respondan.
¿Qué otro sentimiento pudo haber tenido David, además del enojo?
Permite que dos o tres niños respondan. Recuérdales que la Biblia no dice lo que David sintió, así que estas son solo ideas.
Imaginen qué bueno hubiera sido para David que pensara en Nabal.
Permite que dos o tres niños respondan. Recuérdales que estas son sólo sus ideas.
David cometió un error cuando oyó lo que Nabal había dicho. Su enojo estaba fuera de control, y tenía pensado hacerle daño a Nabal. Al final de la historia, vemos que David hizo lo correcto. Optó por escuchar a la persona a quien Dios mandó para ayudarle.
Ustedes y yo también debemos escuchar a otras personas cuando estamos enojados. Dios podría mandar a alguien para recordarnos que no hagamos daño a alguien. Dios nos creó para que tengamos buenas relaciones con los demás. A veces otras personas pueden recordarnos que debemos controlar nuestro enojo.
¿Cómo Abigail ayudó a David a controlar su enojo?
Ella lo ayudó a calmarse. Ella le recordó que Dios podía ayudarle. Su amabilidad ayudó a David a calmarse.
Si David no hubiera escuchado a Abigail, ¿qué hubiera pasado?
Él podría haber matado a muchos hombres.
Cuando reaccionamos con enojo, muchas veces esto nos lleva a decir o hacer cosas dañinas. Dios no quiere que actuemos de esta manera. Por eso dice que nuestro enojo no puede arreglar bien las cosas.
Explica a los niños que vas a leer una situación. Deben pensar en lo que podrían cambiar en esa situación.
Un joven te empuja y caes al suelo; te patea y golpea, y se lleva todo lo que tienes. ¡Estás enojado!
Ahora es el momento de seguir el paso 4: cambia lo que puedas.
¿Qué no puedes cambiar?
No puedes cambiar lo que pasó. No puedes cambiar al joven.
¿Qué puedes cambiar?
Puedes pedirle a Dios que sane tu corazón y tu cuerpo. Puedes optar por no tratar de golpear al joven en tu enojo.
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.
Efesios 5:15–16
Hemos aprendido mucho acerca del control del enojo en las últimas cuatro semanas. Controlar el enojo es difícil. Ahora, practiquemos el uso de estas medidas.
Piensa en alguna vez cuando estuviste muy enojado. Si no controlaste tu enojo en esa situación, no te preocupes. Estás aprendiendo a cómo hacerlo y practicarás, de manera que la próxima vez controles mejor tu enojo.
Haz una pausa por un momento, después de cada pregunta. para que los niños piensen.
¿Qué te hizo sentir enojado?
¿Qué otros sentimientos tuviste? Por ejemplo: tristeza, miedo, frustración, sentido de traición, o envidia.
Mira a un compañero y hablen brevemente acerca de sus respuestas a las próximas preguntas.
¿Qué no se podía cambiar? Piensa en tu plan para controlar el enojo. ¿Qué vas a hacer diferente la próxima vez que te encuentres en una situación similar? ¡Sé específico!
Pide que algunos niños digan sus respuestas a toda la clase. Deben mencionar los pasos 1 al 4.
Anímalos a dar ideas específicas para cada paso.
Opcional: Si usas las Páginas del Alumno, allí hay espacio para que los niños hagan su propio plan de control del enojo.
Finaliza la clase diciendo esta oración por los niños, basada en Efesios 5:15–17.
Bendición: Dios te creó a su semejanza. Tal y como Él, tienes sentimientos. Que Dios te dé sabiduría para que sepas lo que puedes cambiar y que te dé la fuerza para cambiarlo.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes:
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