En la lección, la información que debes conocer está escrita en letra normal, y lo que se recomienda decir o leer en voz alta a los niños está en negrita. Todos los recursos para cada lección, incluyendo la Guía para el Maestro, la Página del estudiante, la Tarjeta de conexión familiar y otros materiales, pueden descargarse en un archivo ZIP haciendo clic en el siguiente enlace:
En algunas lecciones encontrarás "Artículos de recurso". Estos son textos escritos por expertos de todo el mundo que ayudan a los maestros en su labor con niños y adolescentes. Pueden compartirlos con padres o tutores si lo consideran apropiado.
El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad.
Salmos 145:18
Cuando pasamos tiempo escuchando a un amigo, nos acercamos a él. Llegamos a saber qué le gusta y qué no le gusta. Entendemos sus sentimientos y su personalidad. Nuestra amistad con esta persona se profundiza. Lo mismo pasa en nuestra relación con Dios. Jesús dice que somos sus amigos (Juan 15:15). Nos acercamos a Él al escuchar su voz.
Dios llamó al joven Samuel tres veces antes de que él se diera cuenta de que era Dios. Cuando Dios lo llamó, la cuarta vez, el niño respondió: “Habla, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3:10). Y Dios habló. Esta semana, pasa tiempo cada día escuchando a Dios en oración. Así como Samuel, invita a Dios a que te hable. Luego permanece quieto y presta atención. Recuerda que si creemos tener algún pensamiento de parte de Dios, sus palabras siempre coinciden con las verdades que Él revela en la Biblia.
Informa a los padres o tutores de tus alumnos que los niños están aprendiendo a escuchar a Dios en oración. Anímalos a que practiquen el hábito de escuchar correctamente, dando oportunidad a que cada persona cuente lo mejor y lo peor que les ha pasado durante el día.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Da una calurosa bienvenida a tus alumnos. Llámalos por sus nombres y diles que estás contento de que estén en la clase hoy. Comenta que aprenderán más acerca de cómo escuchar a Dios.
¿Qué cosas hace un mal oyente mientras alguien le habla?
Permite que los niños den sus ideas. Algunas cosas son: interrumpir cuando la otra persona está hablando, mirar hacia otro lado, reírse y no prestar atención.
Pide que los niños se junten en parejas. Uno de los niños será “el que habla” y el otro será “el mal oyente”. Indica que el que habla tendrá como un minuto para contar al mal oyente respecto de su día. Mientras el compañero le habla, el mal oyente debe hacer algunas de las cosas que hacen los malos oyentes. Después de un minuto, deben hacer intercambio de roles. Luego reúne a todos en un grupo grande.
Cuando te tocó hablar, ¿fue difícil conseguir la atención del mal oyente? ¿Por qué sí o por qué no?
¿Qué hacen los buenos oyentes?
Prestar atención, permanecer quietos, mirar a la persona que habla. (Estas cosas pueden variar dependiendo de lo que es normal en tu comunidad.)
Hoy escucharemos acerca de un niño en la Biblia que aprendió a escuchar cuando Dios le habló. Luego aprenderemos algunas cosas que debemos hacer para escuchar a Dios.
Samuel tenía solo unos tres años cuando su madre lo llevó al sacerdote Elí en el tabernáculo. Su madre, Ana, le dijo a Elí: “Oré a Dios por este niño. El Señor respondió a mi oración, y me dio un hijo. Ahora lo devuelvo a Dios. De ahora en adelante Samuel vivirá aquí con usted y servirá en la casa de Dios”.
Solo podemos imaginar lo que Samuel debe haber sentido cuando su madre se despidió. Tal vez estaba enojado, quizá tenía miedo, posiblemente lloró, o tal vez fue muy valiente. Lo que suponemos es que se sintió tal como tú y yo nos sentimos a veces.
Cuando Samuel creció, Elí le enseñó a servir en la casa del Señor. Una noche, cuando Samuel estaba durmiendo, de pronto oyó que alguien lo llamaba. Elí estaba durmiendo cerca, así que Samuel corrió adonde él estaba.
Samuel hizo lo que le dijo Elí. Pero antes de que volviera a dormirse, pasó lo mismo de nuevo: Oyó una voz que lo llamaba.
Samuel se levantó y volvió a donde estaba Elí.
Pero Elí no había llamado a Samuel.
Entonces Samuel volvió a acostarse de nuevo. ¡Y lo mismo pasó otra vez! ¡Oyó nuevamente una voz que lo llamaba!
¿Qué piensan que hizo Samuel? Volvió de nuevo a donde estaba Elí, y dijo:
Esta vez Elí comprendió lo que estaba pasando. ¡Era Dios que llamaba a Samuel! Dios estaba tratando de conseguir la atención de Samuel. Dios quería decirle algo.
Así que Elí le dijo:
Por supuesto, Samuel hizo exactamente lo que Elí le dijo que hiciera.
Al poco rato, volvió a oír la voz. Esta vez, Samuel sabía qué hacer.
Lo que pasó después es realmente maravilloso. ¡Dios le habló a Samuel! Dios le dijo algunas cosas; ¡cosas importantes! Samuel probablemente tenía unos doce años y ¡Dios le confió un mensaje importante!
Pero la historia no termina ahí. Desde esa noche, el Señor siguió hablando a Samuel de esa especial manera, para traer un mensaje al pueblo de Dios. Dios no habla a todos de la misma forma que lo hizo con Samuel. Dios estuvo con él mientras iba creciendo, y tuvo el gran favor de Dios. Podemos imaginar que Samuel ya no se sentía solo, porque Dios mismo había escogido acercarse a él y hablarle.
Opcional: Si es posible, comparte la imagen de La Biblia en Acción. Si usas La Biblia en Acción, permite que los niños repasen rápidamente esta historia en “¡Despierta!”, en las páginas 248–250.
Anima a los niños a hablar acerca de la historia.
Permite que los niños digan lo que piensan sin que tú los corrijas. Ahora quieres conocer sus pensamientos. En la siguiente lección tendrás oportunidad de comentar que Dios habla claramente a través de Su palabra.
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad.
Salmos 145:18
Cuando oramos, es como tener una conversación con un amigo. El habla y tú lo escuchas. Después tú hablas y tu amigo te escucha. Ahora aprenderemos a escuchar en oración. Hablamos con Dios y le hacemos preguntas, y escuchamos sus respuestas. Cuando estemos escuchando de Dios, quizás tengamos un pensamiento en nuestra mente o en nuestro corazón. Sabremos si eso viene de Dios porque estará de acuerdo con Su Palabra, la Biblia. Acá algunas de las cosas que podemos aprender cuando escuchamos.
De acuerdo a la historia, ¿en qué le ayudó a Samuel escuchar a Dios?
Deja que los niños den sus respuestas. Después que respondan, usa los siguientes puntos para ayudarles a entender cómo escuchar a Dios.
Samuel prestó atención, así que nosotros también podemos estar atentos.
Al principio Samuel no sabía que Dios estaba tratando de captar su atención. Pero comprendió que algo extraordinario estaba pasando. Samuel no pasó por alto lo que estaba pasando ni se dio por vencido porque no lo entendía. Samuel estaba alerta, y prestó atención.
A veces Dios tratará de captar tu atención repitiendo las mismas palabras o ideas una y otra vez, por lo general de diferentes maneras. Por ejemplo, puede ser que sueñes con un amigo una noche. Después, en la mañana, quizás veas su foto. Más tarde en el día, recuerdas algo gracioso que él dijo. Dios podría estar tratando de captar tu atención. Tal vez quiere que ores por él. No olvides que cuando Dios habla, su mensaje siempre coincide con lo que está en la Biblia, que es su Palabra.
Samuel estuvo quieto, entonces nosotros podemos aprender a estar quietos.
¿Te fijaste que Samuel escuchó la voz de Dios cuando estaba completamente quieto? Era de noche. Samuel estaba callado y quieto. No es extraño que Dios te hable cuando estés quieto y tranquilo.
A veces no podemos escuchar a Dios porque siempre estamos hablando, y estamos distraídos u ocupados. Si quieres escuchar a Dios, es importante que tengas unos minutos de tranquilidad en tu día. Por ejemplo, puedes sentarte unos minutos en silencio para pensar en cuánto Dios te ama o cuán bueno es. A veces Dios puede decirte algo durante esos momentos de silencio. Otras veces solo estarás tranquilo. Eso está bien. Recuerda que Dios siempre habla primero a través de Su Palabra. Cada pensamiento que creas que viene de Él debe concordar siempre con la Biblia. Si no coincide con la Biblia, entonces no proviene de Dios.
Pide a Dios que te hable
Puedes usar la misma oración que Samuel: “Habla, Señor, porque tu siervo escucha”. Cuando haces regularmente esta oración, le muestras a Dios que realmente quieres escucharlo. Esta es una forma en que podemos acercarnos a Dios. Jesús dijo que sus seguidores conocerían Su voz. Recuerda que Dios nos habla a través de Su Palabra, por eso es importante leer la Bibla para conocerlo mejor.
Intentémoslo ahora mismo. Cuando estés listo, usemos las palabras de Samuel y oremos: “Habla, Señor, porque tu siervo escucha”. Luego quédate quieto y espera en silencio. Piensa en lo mucho que Dios te ama y lo bueno que Él es.
Si es posible, di a los niños que se sienten separados, para que haya espacio entre cada uno. Dales tiempo para que estén quietos y en silencio. Haz callar a cualquiera que esté susurrando o riéndose. Permite que los niños estén quietos unos minutos.
Hoy en día, a diferencia de la manera como Dios se comunicaba con Samuel, Él raramente usa una voz que las personas pueden oír con sus oídos físicos. Dios a menudo nos habla con los pensamientos que coloca en nuestro corazón y en nuestra mente. ¿Les viene a la mente alguna figura o un pensamiento? ¿Piensan en versículos de la Biblia o en alguna historia bíblica? ¿Recuerdan alguna canción? Cualquiera de estas cosas podría ser la forma en que Dios les está hablando.
Debemos recordar siempre que Dios sólo nos habla la verdad, y esa verdad coincide con lo que está en la Biblia. La Biblia es la manera como Dios nos habla más a menudo. Por eso es importante que pases tiempo leyendo tu Biblia, para saber quién es Dios y lo que Él dice. Si escuchas o piensas en algo que no coincide con lo que Dios nos muestra en la Biblia, no es Dios que te está hablando. Si no estás seguro, ven a hablar conmigo o con otro cristiano adulto acerca de esto.
Opcional: si usas las Páginas del Alumno, hay un espacio para que los niños escriban o dibujen lo que oyen mientras escuchan a Dios en oración.
Después de unos minutos, pregunta a los niños si sintieron que Dios colocó un pensamiento en sus mentes o en sus corazones. Dile a los niños que está bien si no escucharon nada esta vez. Permite a un par de niños que digan lo que creen que Dios les dijo. Comenta que Dios suele decir algo a una persona que puede servir para alentar también a otros. Si un niño dice algo que no coincide con la verdad de las Escrituras, recuerda a la clase que lo que Dios nos habla siempre coincide con lo que está en la Biblia y gentilmente corrige al niño.
Finaliza la clase declarando una bendición sobre los niños, basada en el Salmo 145:18.
Bendición: el Señor está cevca de todos los que lo invocan en verdad. Es mi deseo que conforme aprendas a escuchar la voz de Dios, Él te hable maravillosas palabras de verdad.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes:
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