Cada recurso digital utilizado en esta lección está disponible para descargar utilizando el botón a continuación. Durante la lección, la información para ti está escrita en letra regular y lo que sugerimos para hablar o leer en voz alta a los niños está en negritas.
En algunas lecciones encontrarás “ARTÍCULOS DE RECURSOS”. Son artículos escritos por expertos de todo el mundo que te equiparán para tu trabajo con niños y adolescentes. Compártelos con los padres o tutores si lo consideras apropiado.
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.
Santiago 1:5
Todos enfrentamos problemas y necesitamos sabiduría para resolverlos. Este versículo bíblico nos dice que le pidamos sabiduría a Dios. Sólo Él sabe y entiende todo. Te dio la habilidad de obtener sabiduría preguntando y buscando respuestas. Dios te creó con habilidad mental que puedes usar para resolver problemas.
Toma un tiempo para pensar en los problemas que tienes y busca sabiduría para resolverlos. A medida que enfrentas problemas, esta semana, haz una pausa y ora. Pide a Dios que te ayude a encontrar las respuestas a estas preguntas: “¿cómo puedo encontrar la información que necesito para resolver este problema? ¿tengo que pedir ayuda a alguien? ¿enojarme o frustrarme ayudará a solucionar este problema?” Que Dios te de la sabiduría y guía, a medida que te preparas, para enseñar esta lección a los niños.
Anima a las familias a responder las preguntas que les hagan sus hijos esta semana. Explica que los niños preguntan muchas cosas porque están aprendiendo sobre el mundo que les rodea.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
A medida que ingresan a la sala, salúdalos por sus nombres y haz preguntas sobre algo que no sepas sobre ellos, como por ejemplo:
Te hice una pregunta para poder conocer más de ti. Ahora, jugaremos a “¿quién tiene la piedra?” para ver qué útil que es realizar preguntas.
Haz que los niños se sienten en un círculo con sus manos sobre sus regazos. Diles que le entregarás una piedra pequeña a un niño y tiene que esconderla en su regazo. El resto de ellos tratará de adivinar quién la tiene. Que todos cierren los ojos. Camina por el círculo 3 veces. A medida que lo haces, da secretamente la piedra a un niño para que la esconda. Diles que abran los ojos. Llama a diferentes estudiantes para que adivinen quién tiene la piedra. Después de que hayan adivinado correctamente, habla sobre el juego.
Tenías que adivinar quién tenía la piedra escondida. Adivinar te ayudó a encontrar a la persona que la tenía. Pero, si pudieras hacerle preguntas a esta persona, eso te ahorraría tiempo. Podrías preguntar para saber quién la tenía.
Juguemos de nuevo. Esta vez, tienes la posibilidad de hacerme preguntas tales como: ¿la persona que tiene la piedra es un chico o una chica? ¿esta persona lleva puesta a una camiseta roja? ¿tienes zapatos marrones? Esas preguntas te ayudarán a descubrir quién la tiene.
Diles que cierren sus ojos de nuevo, otra vez camina por el círculo tres veces y entrega la piedra a otro niño para que la esconda. Esta vez deja que los niños levanten sus manos y te pregunten para ayudarse a descubrir quién la tiene. Juega de nuevo si es posible. La actividad no debe tomar más de siete minutos en total.
Realizar buenas preguntas te ayudó a encontrar la piedra. A veces hacemos preguntas porque queremos saber los hechos. Otras veces lo hacemos para ayudarnos a solucionar un problema, tal como lo hicimos en el juego. Hoy aprenderemos sobre cómo hacer buenas preguntas.
Necesitarás un compañero para esta actividad. Cuando te haga preguntas, tú y tu compañero hablarán sobre ellas y juntos las responderán.
Júntalos en pares para esta actividad.
La Biblia nos cuenta una historia sobre Jesús y sus discípulos. Los discípulos eran seguidores de Jesús. Era un día ventoso. Jesús les dijo a sus discípulos que tomaran un bote para ir al otro lado del mar de Galilea. Hicieron lo que les dijo, pero Jesús no fue con ellos. Todo lo que la Biblia nos dice es que Jesús envió a sus discípulos al mar. No sabemos si los discípulos sabían por qué o a dónde iban.
A veces preguntamos para resolver un problema. Hagamos de cuenta que somos detectives y necesitamos descubrir por qué Jesús quiere que sus discípulos vayan al mar. Un detective es alguien cuyo trabajo es resolver un misterio. Habla con tu compañero sobre qué preguntas podríamos hacer acerca de por qué estamos navegando en el mar.
Deja un tiempo para que los niños formulen preguntas. También deben pensar y discutir las respuestas posibles para las preguntas que desarrollen. A continuación, hay algunas preguntas que les ayudarán.
¡Todos son detectives grandiosos! Pensaron en preguntas muy inteligentes.
Si es posible, lee el versículo directamente desde tu Biblia.
Y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario. En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.
Mateo 14:24–25
Cuando los discípulos vieron a Jesús, ¡pensaron que era un fantasma! ¡Se asustaron! Uno de sus discípulos, llamado Pedro, hizo una pregunta para tratar de descubrir lo que sucedía.
Presta atención a las preguntas similares a estas mientras caminas alrededor de las parejas. ¿Qué haces aquí? ¿cómo llegaste a este lugar? ¿qué sucede?
Escuchemos lo Pedro decidió preguntarle a Jesús.
Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua.
—Ven —dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.
Mateo 14:28–29a
Una de las razones por la que hacemos preguntas es para obtener información. Pedro preguntó para recopilar más datos sobre lo que sucedía. Responde las siguientes preguntas con tu compañero.
Pedro hizo lo que Jesús le dijo que hiciera y salió del bote. Sin embargo, se asustó del viento mientras comenzaba a caminar hacia Jesús. ¡Se comenzó a hundir! Le pidió ayuda a Jesús.
En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Mateo 14:31
Cuando crees en Dios, es como tener una protección en contra de una tormenta. Dios te protege de las cosas malas que existen en tu vida. Mientras esas cosas aún están ahí y pueden lastimarte, algunas veces, tu fe en Dios, en el Dios que te creó te consuela. Pedro dudó de esta verdad.
Los discípulos tuvieron que encontrar respuestas a sus preguntas, y lo hicieron. ¡Vieron a Jesús caminar en el agua! Cuando se dieron cuenta de que era Él, los adoraron y dijeron: “¡Verdaderamente eres el hijo de Dios!”
Opcional: Si estás usando la Biblia en Acción deja que los niños lean la historia de las páginas 580–581.
Hacer preguntas nos ayuda a obtener información y a resolver problemas. Las respuestas a preguntas importantes nos pueden dar sabiduría. La sabiduría es saber lo que se necesita hacer y cómo realizarlo. La Biblia dice que si necesitas sabiduría, debes pedirla a Dios.
Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla.
Santiago 1:5, NTV
Dios nos dice que le pidamos información. No se molestará cuando le hagamos preguntas. Promete ayudarnos cuando se lo pidamos. Queremos aprender a hacer buenas preguntas para que tengamos la sabiduría para resolver los problemas.
Pide que responda un niño. Si el primer niño no está seguro de la respuesta, diles la respuesta.
Haz que responda un niño. Si el primer niño no está seguro acerca de qué decir, comparte la respuesta.
Resolvieron su problema cuando preguntaron quién estaba en el agua y observando a ¡Jesús caminar sobre ella!
Hagamos un juego para ayudarnos a solucionar un problema. Tengo algo en esta taza (levanta la taza de agua cubierta para mostrarla a la clase). ¿Quieres saber lo que hay dentro? Para descubrir, haremos preguntas sobre lo que hay en ella. Comenzaré.
Permite que los estudiantes muestren o te digan que entienden que el objeto entra en la taza.
Si cabe. Ahora es tu turno para hacerme preguntas.
Mientras los estudiantes formulan preguntas sobre lo que hay en la taza, contesta la pregunta directamente sin decirles lo que hay dentro. Trata de que niños distintos hagan las preguntas, pero si hay pocos niños preguntando, está bien que se repitan los mismos. Después de contestar de 5 a 7 preguntas, pídeles que adivinen lo que hay en la taza.
Llama a 3–4 estudiantes para que adivinen. Cuando un niño diga “agua”, detente y dile que está en lo correcto. Si ninguno de los niños adivina la respuesta correcta, levanta el paño que cubre la tasa y muéstrales lo que hay dentro.
¡Hay agua en la taza! ¡Todos hicieron preguntas muy buenas para descubrir lo que había en la taza!
Puedes usar el mismo tipo de preguntas que hiciste en este juego para ayudarte a resolver otros problemas. Cuando aprendes algo en la escuela, puedes hacer preguntas para ayudarte a entender mejor lo que aprendes. Cuando se presenten otras dificultades, piensa en ellas mientras te haces preguntas. Por ejemplo, si hablas con un amigo que te invita a hacer algo, pregúntale cosas sobre la actividad. Esto te ayudará a decidir si deseas ir con tu amigo.
Opcional: Si usas la Páginas del Alumno, haz que los niños dibujen lo que sucedió al pájaro bebé. Pueden dibujarlo volando, saliendo del cascarón en el nido, u otras otras ideas que vayan con las pistas.
Hacer preguntas es una parte importante para resolver los problemas. Hacer preguntas también nos ayuda a comunicarnos con otros. La Biblia señala que nos debemos comunicar bien con los demás, decirles palabras lindas.
Veamos si se acuerdan de nuestro versículo para memorizar. A medida que lo decimos, tratemos de hacer las acciones, si las recuerdan.
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los niños.
Su conversación debe ser siempre agradable y de buen gusto, y deben saber también cómo contestar a cada uno.
Colosenses 4:6 DHH
Repite el versículo con las acciones 3 veces.
Su conversación—Pon las manos alrededor de tu boca. Usas las dos manos y simula jalar algo de ella.
Agradable y de buen gusto—Sonríe.
Deben saber—Con el dedo índice señala tu cabeza.
Cómo contestar—Extiende las dos manos hacia adelante, a la altura del pecho y con las palmas hacia arriba.
Cada uno—Mueve tus brazos señalando a cada persona que está en la sala.
Concluye la clase diciendo esta bendición por los niños, basada en Santiago 1:5.
Bendición: Que siempre recuerdes pedirle sabiduría a Dios cuando tengas un problema. Que te ayude a hacer la pregunta correcta para que puedas resolver el problema. Que aprendas a confiar en Dios porque Él conoce las respuestas, incluso cuando tú no la conoces.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los niños y celebra cuán grande es Dios.
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