Cada recurso digital utilizado en esta lección está disponible para descargar utilizando el botón a continuación. Durante la lección, la información para ti está escrita en letra regular y lo que sugerimos para hablar o leer en voz alta a los niños está en negritas.
En algunas lecciones encontrarás “ARTÍCULOS DE RECURSOS”. Son artículos escritos por expertos de todo el mundo que te equiparán para tu trabajo con niños y adolescentes. Compártelos con los padres o tutores si lo consideras apropiado.
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Efesios 4:32
Viviendo en este mundo caído, todos alguna vez hemos sido heridos por las decisiones de otros. Cuando alguien nos ha lastimado profundamente, es difícil perdonar. Puede ser muy difícil abstenernos del derecho a dar su merecido a alguien que nos ha traicionado o que nos ha dañado física o emocionalmente. Pero Dios nos llama a perdonar, así como Cristo nos perdonó.
Piensa en algún daño que no le has confiado completamente a Dios. Recuerda que el perdón a menudo es un proceso, no es una decisión rápida. Pide a Dios que obre en tu corazón al dar estos pasos:
Informa a los padres o tutores de tus alumnos que esta semana los niños aprenderán acerca de cómo perdonar cosas difíciles. Anímalos a que hablen de alguna vez cuando perdonaron a alguien y cuáles fueron los resultados para ellos.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
A medida que lleguen los alumnos, anímalos a que cuenten cómo sirvieron a alguien desde la última clase. Debes estar preparado para dar un ejemplo personal de la semana pasada, cuando serviste a alguien o alguien hizo algo por ti por amor a Jesucristo.
Esta semana aprenderemos acerca del perdón. ¿Qué significa perdonar?
Permite que dos o tres niños den sus ideas antes de dar la siguiente información.
Perdonar es dejar en el olvido un daño o una ofensa que nos han hecho. Es como borrar el aguijón del dolor del daño o la ofensa. Significa reconocer que alguien nos hizo daño, pero que dejamos a Dios que determine las consecuencias por ese mal. No significa que lo que pasó está bien. Pero sí significa que decidimos dejar de lado el enojo y la amargura por ese mal.
Diles que les harás una pregunta que incluye dos opciones. Tú señalarás hacia un lado del salón de clases por cada opción. Pasarán al lado que representa su respuesta.
¿Es más fácil perdonar a alguien que tomó prestado tu lápiz sin permiso y por accidente lo rompió (apunta hacia un lado del salón) o perdonar a alguien que se robó tu lápiz y lo rompió a propósito (apunta hacia el otro lado del salón)?
Da a los niños tiempo para que pasen a un lado u otro. La mayoría probablemente escogerán el mismo lado. Pide a uno o dos de ellos que expliquen por qué eligieron ese lado. Repite esto para las siguientes dos preguntas.
Reúne nuevamente a los niños y pide que se sienten en círculo para que hablen más acerca del perdón.
¿Quién puede contarnos de alguna vez cuando le fue fácil perdonar?
Permite que los niños respondan. Considera contar un ejemplo de tu propia vida.
Muestra la cebolla y comienza a pelarla. Pásala alrededor del círculo y pide a cada uno que pele un poco de la cebolla. Deben sacar sólo un poco de las capas y luego pasarla al siguiente niño. Conforme van pasando la cebolla, comenta lo siguiente.
Piensa en esa vez cuando te fue difícil perdonar. Tal vez has perdonado a esa persona, o tal vez no.
Algunas veces es más fácil perdonar que otras veces. Cuando alguien nos ha hecho daño, esto puede afectarnos durante mucho tiempo. Ahora, todos huelan sus dedos. ¡Huelen a cebolla! Aunque nos lavemos las manos, seguirán oliendo a cebolla. El dolor que sentimos cuando alguien nos lastima puede quedarse con nosotros como el olor a cebolla. Puede ser una carga que nos impide disfrutar de las buenas cosas de la vida.
Hoy vamos a hablar de cómo perdonar a las personas que nos lastimaron. Dios quiere liberarnos para que ya no tengamos el peso de ese dolor. Dios quiere lavarnos y sacar el “olor” del daño que hemos sufrido. Aprenderemos que podemos perdonar aun cosas muy duras. La historia bíblica de hoy es acerca de un hombre que perdonó a las personas que le hicieron algo horrible.
Deja a un lado lo que queda de la cebolla para usarla en la tercera parte de la lección.
Lee expresivamente la historia o cuéntala con tus propias palabras.
Opcional: si usas La Biblia en Acción, di a los alumnos que lean “Apedreado”, en las páginas 669 y 670, antes de que tú cuentes la siguiente historia. Opcional: Si es posible, comparte la imagen de La Biblia en Acción.
Esta es una historia verdadera; pasó unos años después de que Jesús regresara al cielo. Los seguidores de Jesús hablaban de Él a todas las personas en Jerusalén. Algunos de los que oyeron acerca de Jesús aceptaron las buenas nuevas; pero otros no creyeron en absoluto. En realidad, algunas personas se enojaron mucho.
Esteban era un hombre que amaba a Jesús. Él amaba al pueblo de Dios y ayudaba a las viudas de la iglesia. La Biblia dice que estaba lleno del Espíritu Santo. Dios le dio el poder de hacer milagros. Él contaba a todos acerca de Jesús. Aun cuando la gente no aceptaba lo que decía, Esteban seguía contando a todos acerca de Jesús, porque él sabía que hay poder en el amor de Jesús. Por supuesto, eso hizo enojar aún más a las personas.
Los que estaban enojados convencieron a algunos hombres para decir mentiras acerca de Esteban. Ellos acusaron a Esteban de haber dicho cosas malas acerca de Dios. Arrestaron a Esteban y lo llevaron ante la corte religiosa judía. ¡Mentiras, mentiras, y más mentiras! Dijeron muchas mentiras acerca de Esteban. Entonces pasó algo asombroso. Cuando los hombres enojados miraron a Esteban, su rostro brillaba. ¡Era como el rostro de un ángel!
Esteban pronunció un poderoso discurso ante la corte, diciendo la verdad acerca de Dios. Los furiosos miembros de la corte no soportaron oír lo que decía Esteban. Entonces Esteban miró al cielo y vio la gloria de Dios. “¡Miren!—dijo Esteban–. ¡Veo el cielo abierto, y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios!”
Entonces los enemigos de Esteban se taparon los oídos y comenzaron a gritar. Agarraron a Esteban y lo arrastraron fuera de la ciudad. Le tiraron piedras para matarlo. Antes de morir, Esteban oró y le pidió a Jesús que perdonara a la gente que estaba lanzando las piedras. “Señor—dijo Esteban–, no les tomes en cuenta este pecado”.
Esteban estaba lleno del Espíritu Santo, que le ayudó a vivir para Jesús, y aun a morir por Él.
Esteban perdonó a los hombres que mintieron acerca de él, a los que lo hirieron y lo mataron. ¡Eso debe haber sido muy difícil! Con la ayuda de Dios, Esteban perdonó a las personas que lo estaban matando. Esteban sabía que Jesús le había perdonado una deuda que era aún mayor que las cosas que estos hombres le estaban haciendo, así que él quería perdonar a los que lo estaban lastimando. Con la ayuda de Dios, también nosotros podemos perdonar las cosas difíciles. Escuchen lo que Dios dice acerca de cómo debemos vivir.
Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Efesios 4:31–32
Cuando no perdonamos a las personas que nos han herido, el enojo y la amargura queda en nuestro corazón. La falta de perdón es como veneno que sigue dañando nuestra mente, nuestro corazón y nuestro cuerpo. Es como el olor de la cebolla que queda en las manos, aun después de haberlas lavado.
Cuando perdonamos a los demás, nuestro corazón se suaviza y podemos comenzar a sentir la sanidad de Dios. Su amor comienza a lavar el dolor de nuestra vida. La persona que nos hizo algo malo ya no tiene poder sobre nuestros sentimientos.
Voy a leer una lista de algunos efectos de la falta de perdón. Cuando los leo, aprieten los puños. Aferrarse de las ofensas y no perdonar es como vivir con las manos empuñadas. Es agotador y puede doler después de un rato.
Ahora voy a leerles una lista de algunos buenos efectos de perdonar a alguien que nos ha lastimado. Mientras los leo, suelten los puños y relajen los dedos. Al perdonar a alguien, soltamos el enojo y el dolor emocional, así como al relajar las manos ya no sentimos dolor.
Voy a leer un par de historias acerca de niños que han sufrido gravemente por el daño que les han hecho otras personas. Después de cada una, mira a un compañero y hablen brevemente de cómo el perdón o la falta de perdón podrían afectar a ese niño.
Niño 1: la madre de un niño está muriendo de SIDA. Cuando el niño sale a jugar, los niños lo insultan, y nadie quiere ser su amigo.
Niño 2: un hombre siguió a una niña cuando fue a comprar pan. La arrojó al suelo y le hizo daño. Ahora ella se siente sucia y desamparada.
A estos niños les hicieron cosas horribles. Es muy difícil perdonar a alguien que te ha hecho algo horrible. Pero Jesús quiere ayudarnos a perdonar para que seamos libres y no tengamos esos malos efectos por no perdonar.
La Biblia dice que cada persona hace cosas malas. Todos pecamos, y eso nos separa de Dios. Pero Dios nos ama tanto que envió a su Hijo, Jesús, para pagar el precio de nuestros pecados para que la deuda que debemos a Dios pueda ser perdonada. Dios quiere que perdonemos a otros tal como Él nos ha perdonado. Escuchen nuevamente estos versículos que leímos antes:
Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Efesios 4:31–32
Jesús te ama y quiere ayudarte a perdonar a los que te han herido. Voy a leer algunas declaraciones acerca del perdón. Al hacerlo, vamos a pasar la cebolla nuevamente unos a otros. Esta vez quiero que la huelan un momento. Fíjense que la cebolla afecta sus manos, su nariz y sus ojos.
Al leer las siguientes declaraciones, comienza a pasar la cebolla de nuevo alrededor de la clase.
Cuando perdonas a alguien, no significa que tienes que fingir que la persona no te lastimó.
Cuando perdonas a alguien, está bien si no quieres ser amigo de esa persona o estar cerca de ella. Si has sufrido abuso físico o sexual, debes contarlo a un adulto de confianza, como a tus padres o a mí.
Cuando perdonas a alguien, no significa que está bien lo que la persona te hizo. ¡No! Fue algo muy malo.
Cuando perdonas a alguien, significa que no te vengarás. Dios juzgará a esa persona en esta vida o en la eternidad. ¡Es responsabilidad de Dios, no tuya!
Cuando alguien te ha lastimado, es como sostener una cebolla cerca de tus ojos y nariz. Tus manos huelen feo; el olor fuerte te hace picar la nariz; tus ojos lagrimean. Te afecta. Te puede hacer llorar. ¡Es difícil! Pero Jesús quiere librarte de ese dolor. Todo comienza cuando entregas ese dolor a Dios para que Él te libere.
Coloca en la mesa sal y agua. Muestra cómo mojarse las manos, frotarlas con sal, y después enjuagarlas. Di a los niños que al hacer esto se quitarán el olor de la cebolla de sus manos.
Cuando perdonas, el veneno del odio y el enojo comienza a dejar tu corazón y tu mente. Serás más saludable emocionalmente. Incluso hasta puedes llegar a sentirte físicamente más saludable.
Jesús te ayudará a perdonar, pero muchas veces el perdón es un proceso que lleva tiempo. Puede ser muy difícil perdonar. Jesús te dará fuerza y valor si le pides que te ayude.
A veces, cuando le pides a Jesús que te ayude a perdonar, es sólo el comienzo del proceso. Empiezas por perdonar un poco, y cada vez que le pides a Jesús que te ayude a perdonar, perdonarás un poco más. Así soltarás cada vez más el dolor y el enojo.
Un día te darás cuenta de que has perdonado por completo a la persona que te lastimó. El Señor Jesús te ayudó a perdonar.
Da tiempo a los niños para que oren en silencio o piensen en las personas a quienes necesitan perdonar. Quizá necesitan comenzar con algo pequeño, como perdonar a un amigo que los ha tratado mal. Las cosas más dolorosas pueden ser más difíciles y pueden llevar más tiempo. Cuando estén listos para comenzar el proceso de perdón, pueden pasar al frente y lavarse las manos con sal.
Lavarse las manos con sal no quita por completo el olor a cebolla, pero lo hace menos fuerte. El olor probablemente ya no te hace llorar. Así también Dios puede ayudarte a perdonar a la persona que te lastimó, y el dolor comenzará a irse. Aún puede haber momentos cuando pienses en lo que pasó o en lo que te causa dolor, pero puedes pedirle a Dios que te ayude de nuevo y Él lo hará. Cada vez el dolor se hará más pequeño.
Opcional: si usas las Páginas del Alumno, hay espacio para que los niños respondan con un dibujo al perdonar.
Finaliza la clase con la siguiente oración de bendición sobre los niños, basada en Efesios 4:31–32.
Bendición: Jesús te ama. Que te dé fuerza y valor para abandonar toda amargura, ira y enojo. Es mi oración que te ayude a perdonar a los que te han herido.
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes:
Copyright: VIDA POR VIDA © 2021 DAVID C COOK. SE PERMITE LA REPRODUCCIÓN SOLO PARA SER USADA EN EL AULA. TODOS LOS DEMÁS USOS REQUIEREN AUTORIZACIÓN POR ESCRITO. SOLICÍTELO POR CORREO ELECTRÓNICO A [email protected]. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.