Dios me ayuda a perdonar

Nota para el maestro:

Cada recurso digital utilizado en esta lección está disponible para descargar utilizando el botón a continuación. Durante la lección, la información para ti está escrita en letra regular y lo que sugerimos para hablar o leer en voz alta a los niños está en negritas.

En algunas lecciones encontrarás “ARTÍCULOS DE RECURSOS”. Son artículos escritos por expertos de todo el mundo que te equiparán para tu trabajo con niños y adolescentes. Compártelos con los padres o tutores si lo consideras apropiado.

Focus on Spiritual Formation

Materiales
  • Biblia
Materiales opcionales
  • Cartel del Versículo para Memorizar
  • Lápices de colores
  • Papel
  • Cesto de basura
  • Efesios 4:31–32 escrito en un papel grande o en la pizarra
  • Páginas del Alumno

Si es posible, antes de la clase, escribe Efesios 4:31–32 en un papel grande o en la pizarra, con los renglones numerados como aparece en la actividad de Conexión.

Devocional del maestro

Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: —Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?—No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces — le contestó Jesús.

Mateo 18:21–22

La Biblia no dice lo que le pasaba a Pedro cuando hizo esta pregunta. Puede ser que a él se le estaba acabando la paciencia con alguien que le debía algo y que no se lo pagaba o con alguien que una y otra vez lo molestaba.

¿Puedes compararte con Pedro? ¿Sientes como que ya no puedes aguantar más algo que hacen en tu contra? Si tu respuesta a esta pregunta es sí, entonces la respuesta de Jesús a Pedro puede parecerte imposible. No debes perdonar 7 veces, sino 77 veces… ¡tanto que ya pierdas la cuenta! (En algunas traducciones dice 70 veces 7).

Lo que dice Jesús es imposible, por cuenta propia. Si estás luchando por vencer tu enojo y perdonar a alguien, pide al Espíritu Santo que te ayude a perdonar más veces de las que puedas contar.

Conexión familiar

Comunica a los padres que sus hijos, en esta lección, aprenderán que Dios nos ayuda a perdonar. Anímalos a contar a sus hijos acerca de alguien que les perdonó o de alguna vez cuando perdonaron a otra persona..

Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.

La Lección

1. Conexión:

Aprender un pasaje bíblico en grupos (Efesios 4:31–32).

Saluda amablemente a los niños a medida que lleguen. Divide la clase en cinco grupos y enumera a los grupos del 1 al 5. Entrega a cada grupo una frase de Efesios 4:31–32, conforme aparece a continuación, donde se indican los números de los grupos. Si escribiste el versículo antes de la clase, señálalo ahora conforme lo leas en voz alta. Si no lo escribiste, léelo frase por frase para que cada grupo lo repita después de ti. Haz esto varias veces. Cada vez, con diferente tono de voz. Por ejemplo, puedes susurrar, gritar, o decir la frase lentamente.

Versículo para memorizar:

Después de repasar el versículo varias veces, otorga a cada grupo la oportunidad de recitar todo el pasaje para el resto de la clase. Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.

Abandonen toda amargura, ira y enojo, [1]

gritos y calumnias, y toda forma de malicia. [2]

Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, [3]

y perdónense mutuamente, [4]

así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. [5]

Efesios 4:31–32

Reúne a todos los estudiantes en un grupo grande para comentar lo siguiente. Dos o tres de ellos deben responder a cada pregunta:

  • ¿Cómo dirías estos versículos en tus propias palabras?
  • ¿Qué palabras o frases te llamaron más la atención? ¿Por qué?

Este pasaje nos da los pasos que debemos dar para perdonar de corazón a los demás y tratarlos como Jesús nos trata. En la última lección aprendimos que Dios conoce nuestros pecados y que de todos modos nos ama. Él promete perdonar a cualquiera que le pide perdón, y eso nos incluye a cada uno de nosotros. Hemos aprendido que Jesús tomará la vergüenza, la culpa y el dolor que sentimos por lo malo que hemos hecho y que comenzará a sanar nuestro corazón. Hoy vamos a aprender más acerca del perdón.

2. Enseñanza:

Escuchar y comentar la historia del siervo que no perdonó (Mateo 18:21–35).

Vamos a escuchar lo que Jesús enseñó a sus discípulos acerca del perdón. Pedro, un discípulo y amigo de Jesús, le hizo una pregunta interesante.

“¿Cuántas veces debo perdonar a alguien que me ha hecho algo malo? –preguntó Pedro—. ¿Siete veces?”

Leamos de la Biblia la respuesta de Jesús.

Si es posible, lee Mateo 18:22 directamente de la Biblia. De lo contrario, aquí está impreso el versículo:

—No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces—le contestó Jesús.

Mateo 18:22

La Biblia no dice por qué Pedro hizo esta pregunta. ¿Creen que Pedro estaba enojado con alguien? ¿Estaría enojado con alguien que lo había molestado más de siete veces? Es normal que nos sintamos enojados cuando alguien nos molesta o hace daño. Pedro probablemente pensó que era muy amable al estar dispuestos a perdonar siete veces.

¿Creen que se puede llevar la cuenta del número de veces que alguien nos hace algo malo? Es fácil contar hasta cinco veces, pero después de eso comenzaríamos a perder la cuenta. Tal vez eso es lo que Jesús trató de decir. No debemos llevar la cuenta de cuántas veces alguien nos lastima, sino más bien debemos perdonar a la persona cada vez.

Jesús decidió contarle a Pedro una historia para ayudarle a entender acerca del perdón. Escuchemos nosotros también la historia.

Jesús contó la historia de un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Había un siervo que le debía 10.000 bolsas de oro. Puesto que no podía pagar su deuda, el rey ordenó que él, su esposa, sus hijos, y todo lo que poseía fueran vendidos para cancelar la deuda. Eso es lo que se hacía en esos días cuando alguien no podía pagar una deuda.

Vamos a leer en la Biblia lo que respondió el siervo.

Si es posible, lee Mateo 18:26–27 directamente de la Biblia. De lo contrario, aquí está impreso.

El siervo se postró delante de él. “Tenga paciencia conmigo —le rogó—, y se lo pagaré todo.” El señor se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad.

Mateo 18:26–27

Cuando ese siervo salió, se encontró con un compañero que le debía 100 monedas de plata. Esa es una cantidad muy pequeña en comparación con las 10.000 bolsas de oro que este siervo le debía al rey; pero él no pensó en eso. Agarró por el cuello al hombre que le debía el dinero y le exigió: “¡Págame lo que me debes!”

Su compañero se postró delante de él y le suplicó: “Ten paciencia conmigo, y te pagaré lo que te debo”. Pero él se negó. Más bien, lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda.

  • ¿Qué opinan sobre lo que hizo este siervo?

Deja que dos o tres estudiantes den su opinión.

Al igual que ustedes, a los otros siervos también les pareció que estaba siendo muy injusto. Así que fueron a dar informe al rey de todo lo que había pasado.

Entonces el rey mandó llamar al siervo. “¡Siervo malvado! –le dijo—. Cancelé tu deuda porque me lo suplicaste. ¿No deberías haber sido amable con tu compañero, así como yo fui amable contigo?” El rey se enojó y lo entregó a los carceleros para que lo echaran en la cárcel hasta que pagara todo lo que debía.

Con esta historia de los dos siervos, ¿qué piensan que Jesús nos está mostrando acerca del perdón?

Permite que los estudiantes den su opinión.

Todos hemos cometido muchos pecados contra Dios y necesitamos su perdón. Recuerden el versículo que aprendimos la semana pasada, acerca de lo mucho que Dios nos ama, y que está dispuesto a perdonarnos una y otra vez. Dios mandó a Jesús para que tomara nuestro lugar y sufriera en la cruz el castigo por nuestros pecados. Cuando aceptamos el regalo de la salvación de Dios, Él nos perdona la deuda de nuestro pecado.

Dios es misericordioso como el rey de la historia. Podemos decidir que seremos como el primer siervo de la historia, que se negó a perdonar la deuda de su compañero, aun después de que el rey le perdonó la gran deuda. O podemos decidir que perdonaremos a los demás por lo que nos hacen, porque Dios nos ha perdonado muchas cosas.

Consejo para el maestro: Dependiendo de las situaciones de tus alumnos, puedes mencionar que perdonar a una persona no significa que le permitimos que nos haga daño una y otra vez. Dios quiere que tomemos medidas para que esa persona ya no pueda hacernos daño. Al hacerlo, podemos pedir a Dios que nos ayude a perdonar a la persona, así como Él nos perdona.
  • ¿Cómo creen que se sintió Pedro cuando Jesús terminó de contar esta historia?
  • ¿Qué creen que Pedro aprendió?

Permite que 2–3 niños den su opinión.

Jesús quería que Pedro y los otros discípulos aprendieran que si querían que Dios les perdonara, ellos debían perdonar de corazón a los demás. Este mensaje de Jesús es para nosotros también.

Levanta la mano si conoces a alguien que no está dispuesto a perdonar. Puede ser que seas tú u otra persona. No digas quién es.

Da a los estudiantes un momento para que levanten la mano. Después de un rato, diles que bajen la mano.

Sin decir quién es, puedes decir cómo se porta esa persona; también menciona lo que él o ella puede estar sintiendo.

Permite que varios estudiantes de la clase, respondan. Anímalos a respetar la privacidad de la persona y no nombrar a nadie.

Cuando no queremos perdonar, es como si bebiéramos veneno con la esperanza de que la otra persona se enferme. Nos hace daño a nosotros, no a ellos. Cuando perdonamos, decidimos confiar en Dios con nuestro dolor. Perdonando empezamos a quitar el enojo y los sentimientos negativos que tenemos hacia ellos.

  • Piensa en alguien a quien no has perdonado o en alguien a quien se te hace difícil perdonar. ¿Por qué crees que es difícil perdonar a algunas personas?

Permite que los estudiantes digan lo que piensan.

No es fácil perdonar a los demás, sobre todo si nos han herido físicamente o si la herida está en nuestro corazón. A veces alguien nos trata mal, aunque no le hemos hecho nada malo. Hay personas que dicen cosas que nos duelen, sin ningún motivo. Hasta hay personas que nos aman, que hacen cosas que nos hacen sentir mal; puede ser nuestra familia que nos trata así. Es difícil entender por qué lo hacen. Recordemos que Jesús fue herido. Mintieron acerca de Él y lo acusaron de hacer cosas malas. Lo insultaron, se burlaron de Él, y lo azotaron; pero Jesús pidió a Dios que perdonara a quienes le hicieron daño.

3. Respuesta

Orar para perdonar a alguien, y prometer que vamos a dar un paso activo para continuar perdonando.

Quiero que imagines que ves el rostro de alguien que te ha herido, a quien necesitas perdonar o a quien estás tratando de perdonar. Tal vez alguien te regañó sin que hayas hecho nada malo. Quizás alguien en quien confiabas te traicionó. Tal vez alguien te pegó, o te tocó como no debiera haberlo hecho.

Necesitas comprender que a veces lleva tiempo perdonar a alguien completamente y poner en manos de Dios los sentimientos negativos que tenemos hacia la persona. Recuerda que el perdón es una decisión. Tus sentimientos seguirán a la decisión que tomes. Dios puede ayudarte a perdonar si le pides que lo haga.

Da a los estudiantes unos momentos de silencio para que piensen. Anímalos a ser sinceros con Dios acerca de dónde se encuentran en el proceso de perdonar a alguien que les ha hecho daño. Si están dispuestos a perdonar, que pidan a Dios que les ayude. Si ya han perdonado a alguien, que den gracias a Dios por ayudarles y por sanar su corazón. Si necesitan pedir perdón a Dios, que lo hagan. Después de unos minutos expresa lo siguiente:

Haz de cuenta que tomas en la mano el dolor, el enojo o la maldad y lo lanzas lejos. Levanta luego los brazos con alegría, libertad y victoria.

Materiales opcionales:

Da a cada estudiante una hoja de papel y lápices de color. Pídeles que dibujen o escriban acerca de alguien que les ha herido y a quien no han perdonado. Puede ser un dibujo de sí mismos. Asegúrales que nadie verá su papel, lo cual puede ser muy significativo para ellos.

Cuando hayan terminado de escribir o dibujar, pregunta si quisieran perdonar a esa persona. Invítalos a decir una oración en silencio, pidiendo a Dios que les ayude a perdonar. Después de la oración, pueden tachar a la persona o situación, o garabatear sobre aquello que necesitan que Dios les ayude a perdonar. Luego deben arrugar o romper su papel y tirarlo en el cesto de basura. Anímalos con una gran sonrisa o una palmadita en la espalda.

Si usa las Páginas del Alumno, los niños pueden hacer allí esta actividad, o en una hoja de papel.

El perdón, por lo general, es un proceso, y puede ser un trabajo duro. Una vez que perdonamos a alguien, no quiere decir que la persona nunca más nos hará daño. Recuerden que cuando Pedro le preguntó a Jesús cuántas veces debía perdonar a alguien, la respuesta de Jesús fue que debía perdonar tantas veces hasta que perdiera la cuenta.

Les voy a decir tres cosas que pueden hacer para seguir entregando su dolor a Dios. Escuchen con atención y escojan una opción para practicar esta semana.

1. Cada vez que sientas que estás enojado, o que te sientas asustado, o que empieces a pensar en lo que te pasó, pídele al Señor Jesús que te quite esos pensamientos y que te ayude a pensar en el amor de Dios en lugar de las cosas malas que te agobian.

2. Habla de tus sentimientos con un adulto cristiano. Esa persona puede escuchar tu experiencia y ayudarte a seguir adelante en tu vida.

3. Pon pequeñas metas para ti mismo. Di algo como esto: “Con la ayuda del Espíritu Santo, no dejaré que el recuerdo de las cosas malas que me han pasado me impida tomar buenas decisiones en mi vida. Así que este mes, haré esto: ________”. Llena el espacio en blanco con una meta que quisieras alcanzar; por ejemplo, trabajar duro para sacar buena nota en una materia que te parece muy difícil, o memorizar y recitar Efesios 4:31–32 (los versículos que aprendimos al inicio de la clase).

Pide que cada niño se dirija a un compañero sentado cerca y le diga qué cosa quiere practicar esta semana. Si es necesario, repasa de nuevo las tres opciones.

Para finalizar la clase reúne a los estudiantes y diles esta bendición.

Bendición: Que nuestro Dios perdonador te ayude a soltar el dolor y el enojo, y que te llene de su gracia, que nunca se agota y que siempre perdona.

Si tienes tiempo, comparte esta canción con los niños:

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