Cada recurso digital utilizado en esta lección está disponible para descargar utilizando el botón a continuación. Durante la lección, la información para ti está escrita en letra regular y lo que sugerimos para hablar o leer en voz alta a los niños está en negritas.
En algunas lecciones encontrarás “ARTÍCULOS DE RECURSOS”. Son artículos escritos por expertos de todo el mundo que te equiparán para tu trabajo con niños y adolescentes. Compártelos con los padres o tutores si lo consideras apropiado.
Ahora bien, el mensajero que había ido a llamar a Micaías le advirtió: —Mira, los demás profetas a una voz predicen el éxito del rey. Habla favorablemente, para que tu mensaje concuerde con el de ellos.
Pero Micaías repuso:—Tan cierto como que vive el Señor, ten la seguridad de que yo le anunciaré al rey lo que el Señor me diga.
1 Reyes 22:13–14
En la lección de hoy, aprenderán acerca del profeta Micaías, a quien se le pidió que hablara con la verdad en una situación difícil. El profeta se armó de valor para hablar con la verdad al rey. Sabía que el rey estaba disgustado con él porque había dicho la verdad antes. Piensa en tu propia vida. ¿Hay momentos en que decir la verdad podría afectar tus relaciones, tu reputación, o tu seguridad? ¿Cómo crees que decidirías responder en esas circunstancias?
A veces decir la verdad traerá duros resultados, como con Micaías, ¡que terminó en la cárcel! Decir la verdad no garantiza que cada situación tendrá un final feliz. Pide a Dios que te dé valor para decir siempre la verdad.
Dile a las familias de tus alumnos que los niños aprenderán acerca de decir la verdad en situaciones difíciles. Anímalos a hablar de por qué a veces hay que tener valor para decir la verdad.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Da la bienvenida a los niños y pídeles que digan si la piedrita que recibieron la semana pasada les ayudó a recordar la importancia de decir la verdad.
Hagamos un juego rápido.
Diles a los niños que se sienten en círculo. Deben juntar las manos en el regazo y cerrar los ojos. Diles que tienes tres piedritas que dará a tres niños. Los niños deben ocultar la piedrita en sus manos para que nadie la vea. Todos deben tener las manos juntas y los ojos cerrados. Así, nadie sabrá quién tiene las piedritas.
Camina alrededor del círculo varias veces y, disimuladamente, entrega las piedritas a tres niños. Diles a los niños que abran los ojos. Pide a un voluntario que pase al centro del círculo; pero que no sea uno de los niños que tengan una piedrita. Diles que el voluntario va a adivinar quiénes tienen las piedritas. Debes escoger a un niño en el círculo y preguntar: “¿Tienes una piedra?” Todos deben responder con la verdad. Si el niño no tiene una piedra, debe contestar con la verdad y seguir en el juego. Si tiene una piedra, debe contestar con la verdad y salir del juego. Recuerda a los niños que deben decir la verdad, aunque esto signifique que deben salir del juego.
Repite el juego tres veces, dando las piedritas a diferentes niños y escogiendo a diferentes niños para que adivinen quiénes las tienen.
Es difícil no mentir cuando sabes que te puede causar sufrimiento decir la verdad. A veces parece más fácil mentir que decir la verdad, sobre todo en situaciones difíciles o peligrosas. Levanta la mano si alguna vez has estado en una situación en que tú o alguna otra persona podrían haber sufrido daño si hubieras dicho la verdad.
Haz una pausa para que los niños levanten la mano.
Decir la verdad es lo que siempre hay que hacer, aunque estemos en una situación difícil. Hoy vamos a aprender más acerca de decir la verdad en situaciones difíciles y peligrosas. Vamos a escuchar una historia bíblica acerca de un hombre que decidió decir la verdad al rey, aun en circunstancias muy difíciles.
Si es posible, comparte las imágen de la Biblia en Acción mientras cuentas la historia.
Esta es una historia verídica acerca de un hombre que era profeta de Dios. Un profeta era alguien que hablaba las palabras de Dios a la gente. El nombre de este hombre era Micaías.
En esos días, Acab, rey de Israel, le preguntó a Josafat, rey de Judá, si podría hacer guerra con él contra un enemigo. Josafat aceptó la propuesta, pero si Acab primero pedía la dirección de Dios.
Así que Acab llamó a 400 profetas y les preguntó qué hacer. Pero estos profetas estaban influenciados por la adoración a ídolos. No eran profetas, o representantes del único y verdadero Dios. Siempre le decían al rey Acab lo que pensaban que él quería oír. Así que les dijeron a Acab y Josafat que Dios les daría la victoria si iban a la guerra.
Josafat preguntó si había algún verdadero profeta, que les diría la verdad de Dios sea cuál sea. Acab a regañadientes aceptó traer a Micaías. Acab lo aborrecía porque nunca decía lo que Acab quería oír, solo decía la verdad de Dios. Acab era un rey malvado, que no quería escuchar la verdad de Dios.
Cuando llegó Micaías, Acab le preguntó:
—Micaías, ¿debemos ir a la guerra, o debemos quedarnos aquí?
—Ve, porque vas a salir victorioso—dijo Micaías al rey, en forma de burla.
Él dio la misma respuesta que los falsos profetas. Sin embargo, Acab se dio cuenta de que Micaías no era sincero en su respuesta, y Acab le dijo a Micaías que hablara solamente con la verdad.
Entonces Micaías respondió:
—Si vas a la guerra, Israel será como un rebaño de ovejas dispersas, que no tienen pastor, esto lo dijo dando a entender que perderían la guerra y al rey. Acab se enojó y ordenó que pusieran en la cárcel a Micaías, hasta que Acab y su ejército regresaran victoriosos de la batalla.
Entonces Micaías declaró al rey Acab:
—Si regresas victorioso, el Señor no ha hablado por mí. ¡Recuerda mis palabras!
Acab no quería escuchar el consejo de Micaías. No obstante, el rey decidió ser cauteloso. En vez de vestirse con su ropa real, se disfrazó con el uniforme de cualquier soldado. ¿Qué pasó? Una flecha lanzada al aire, por un enemigo, le hirió entre las junturas de su armadura, y Acab murió en la batalla, tal como el profeta Micaías había predicho.
Le dijeron que iba a ganar la batalla.
Primero le dijo al rey que iba a ganar la batalla. Luego le dijo al rey la verdad, de que iba a perder la batalla y moriría.
El rey lo aborrecía porque hablaba con la verdad.
Siempre es lo correcto decir la verdad. Sin embargo, a veces hay que ser valiente para decir la verdad, sobre todo si uno sabe que la otra persona no quiere oírla, o si piensas que podría ponerte en peligro o poner en peligro a otra persona.
Permite a los niños que respondan. Si tienes un ejemplo personal, dilo ahora.
Hemos aprendido en las lecciones anteriores que Dios es la fuente de la verdad. Cuando decimos la verdad, mostramos con nuestra vida cómo es Dios. Es siempre lo correcto decir la verdad. También aprendimos que la mentira siempre trae malas consecuencias, aunque no las veamos de forma inmediata.
Sin embargo, aun cuando decimos la verdad pueden pasarnos cosas malas. Como vimos en esta historia, Micaías fue arrojado en la cárcel por decir la verdad. Cuando nos pasan cosas malas al decir la verdad, es importante recordar que Dios promete que nunca nos dejará. Dios siempre te ama y estará contigo.
Es difícil decir la verdad. Cuando tengas miedo de decir la verdad, piensa en estas palabras de la Biblia.
Si es posible, lee Deuteronomio 31:6 de la Biblia. Léelo varias veces. Pide a los niños que lo digan contigo, según puedan hacerlo. Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.
Deuteronomio 31:6
Estas son algunas sugerencias que pueden ayudarte a decir la verdad en situaciones difíciles:
1. ¡Ora! Dios te ayudará a saber lo que debes hacer o decir. ¡Él está contigo!
2. Si hay un problema, reconócelo y acepta la responsabilidad de tu parte.
3. Da breves respuestas. No tienes que explicar más de lo necesario.
Voy a leer algunas situaciones. Después de que lea cada una, piensa en cómo responderías. Si dirías la verdad, dilo en voz baja, a ti mismo: “Voy a decir la verdad”. Si no estás seguro de que dirías la verdad en la situación, di en voz baja, a ti mismo: “No estoy seguro aún si podría decir la verdad”. No hay problema si todavía estás pensando en cómo responder. Es mejor pensar en estas situaciones que rápidamente hacer lo que otros están haciendo. Piensa en cómo podrías usar los tres puntos que acabamos de aprender.
Haz una pausa para que los niños piensen en sus respuestas.
Haz una pausa para que los niños piensen en sus respuestas.
Haz una pausa para que los niños piensen en sus respuestas.
Muchos de ustedes tendrán situaciones difíciles esta semana, y será necesario que decidan si van a decir la verdad. Recuerden que Dios está con ustedes y les ayudará. Digamos juntos Deuteronomio 31:6 como un recordatorio de esta increíble verdad.
Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.
Deuteronomio 31:6
Diles a tus alumnos que siempre estás disponible para ayudarles si es que necesitan el consejo de un adulto de confianza.
Opcional: Si usas las Páginas del Alumno, que los niños se comprometan a decir la verdad y lo escriban allí.
Finaliza la clase en oración, declarando una bendición sobre los niños, basada en Deuteronomio 31:6.
Bendición: Cuando sea difícil decir la verdad o cuando te dé miedo hacerlo, recuerda que Dios está contigo. ¡Que Dios te dé la fuerza y el valor de hablar siempre con la verdad!
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes.
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