Cada recurso digital utilizado en esta lección está disponible para descargar utilizando el botón a continuación. Durante la lección, la información para ti está escrita en letra regular y lo que sugerimos para hablar o leer en voz alta a los niños está en negritas.
En algunas lecciones encontrarás “ARTÍCULOS DE RECURSOS”. Son artículos escritos por expertos de todo el mundo que te equiparán para tu trabajo con niños y adolescentes. Compártelos con los padres o tutores si lo consideras apropiado.
Señor, Dios de mi amo Abraham, si es tu voluntad, te ruego que hagas prosperar mi viaje.
Génesis 24:42
Al orar esta semana, que tu mayor deseo sea hacer la voluntad de Dios. Su voluntad es mayor y más maravillosa que nuestros propios planes. Pedir que se haga su voluntad no disminuye el poder de nuestras oraciones, ¡las fortalece! Nos ayuda a alinear nuestro corazón de tal modo que las cosas que deseamos llegan a ser las que están más cerca del corazón de Dios.
Orar por la ayuda de Dios no garantiza que terminarán nuestros problemas. Dios no es un amuleto de buena suerte o un mago. Él es todo amor, es quien todo lo conoce, y es todopoderoso. Dios sabe exactamente lo que necesitamos, y cuando le pedimos ayuda, eso es lo que nos da. Cuando oramos a Él, Dios hace que se cumpla en nuestra situación su buena y perfecta voluntad. Al orar esta semana, hazlo con las palabras que Jesús enseñó a sus discípulos en Mateo 6:10 “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”.
Haz saber a los padres o tutores que esta semana sus hijos estarán aprendiendo que pueden pedir ayuda a Dios. Cada miembro de la familia puede decir situaciones en las que necesita ayuda. Si los padres sienten confianza pueden orar en voz alta con sus hijos sobre estas situaciones.
Consejo para el docente: Si es posible, envíe por correo electrónico o mensaje de texto la tarjeta de conexión familiar a las familias de sus estudiantes.
Da la bienvenida a los niños a medida que lleguen a la clase de hoy. Pregúntales si usaron su piedra, de la lección pasada, para recordar durante la semana el cuidado de Dios. Escoge tres voluntarios para el juego.
Piensa en un objeto que es familiar para los niños, pero algo que no sea probable que se les ocurra. Por ejemplo, podrías pensar en algo de su casa, como una manta o frazada. No lo digas en voz alta. Dile a la clase que estos voluntarios van a tratar de saber cuál es el objeto que elegiste. Pide al primer voluntario que lo intente; pero que no responda. Luego pide al segundo voluntario que también lo intente. De nuevo, que no responda todavía.
Antes de que el tercer voluntario trate de acertar, susúrrale cuál es el objeto. Luego dile que lo intente. Deja que los alumnos decidan quién creen que acertó correctamente el nombre del objeto. Deben aplaudir cuando señales a cada voluntario. Diles después que el tercer voluntario es quién acertó correctamente. Es importante que te muestres orgulloso y sorprendido al felicitar a este voluntario. Los alumnos probablemente van a decir que no era justo o que el tercer voluntario hizo trampa.
¡Porque le diste la respuesta!
A veces es difícil saber cómo responder frente a una situación difícil o ante una duda que tengamos. Si no conoces las reglas de un juego, no puedes jugar. Si estás aprendiendo algo nuevo, necesitas que alguien te enseñe.
En la vida, puede ser difícil saber cómo vivir o cómo superar por nuestra cuenta los momentos difíciles. Pero lo bueno es que no tenemos que hacerlo solos. Dios está a nuestro lado. Solo tenemos que dedicar tiempo para hablar con Él y escucharlo. Entonces sabremos la respuesta correcta, así como el tercer voluntario sabía en qué objeto estaba yo pensando.
Pregunta a los niños qué cualidades son importantes en un esposo y en una esposa. Pueden pensar en los adultos casados que conocen. Cuando digan cada cualidad, haz que expliquen por qué esa cualidad en particular es importante para ellos. Después de unos cinco minutos, diles que hoy van a escuchar una historia acerca de cómo Dios proveyó una esposa para Isaac, a Rebeca. Recuérdales que Isaac era el hijo que Dios prometió a Abraham y Sara.
Han pasado muchos años desde la historia que tuvimos la semana pasada. Era hora de que Isaac se casara. Pero Abraham no quería que Isaac se casara con una de las mujeres cananeas del lugar donde vivían, probablemente porque no adoraban al único y verdadero Dios.
Opcional: Si usas La Biblia en Acción, en vez de hacer el drama, que los niños lean “Una esposa para Isaac”, en las páginas 64–67.
Pide que pasen al frente los alumnos que participarán en el drama: el reportero, Abraham; el criado, y Rebeca. Explica a los niños que esta historia será como un informe noticioso, que contiene algunos detalles que no están en el relato del Génesis. Es una forma divertida de aprender esta historia bíblica.
Una esposa para Isaac
REPORTERO: Hola a todos; soy un reportero. Por supuesto, que yo no viví en la época de la Biblia; pero la historia que les voy a contar es de la Biblia. Primero, vamos a hablar con Abraham.
ABRAHAM: Mi nombre es Abraham. He aprendido a confiar en Dios. Hace muchos años, Dios me llamó para que viniera a vivir aquí. Más tarde, me dio un hijo, llamado Isaac. Cuando Isaac ya era adulto, era hora de que se casara. Pero yo no quería que se casara con una mujer de Canaán. La gente de aquí adoran ídolos en lugar de adorar al único y verdadero Dios. Mi deseo era que Isaac tuviera una esposa de mi tierra.
REPORTERO: Pero es un largo viaje de regreso a tu tierra. Demoraría varias semanas llegar allá.
ABRAHAM: Sí, y yo era demasiado viejo para viajar tan lejos. Así que decidí mandar a uno de mis criados. Confiaba en que él escogería una esposa para mi hijo. Le dije a mi siervo que el Señor se haría cargo de todo. Deberías hablar también con él.
CRIADO: Hola. Soy el criado de Abraham. Él me mandó de regreso a su tierra para que buscara, entre sus parientes, una esposa para su hijo Isaac. Me dio costosos regalos para que les llevara. Después de un largo viaje llegué a la ciudad donde vivían los parientes de Abraham.
REPORTERO: ¿Entraste a la ciudad donde vivían sus parientes?
CRIADO: No. Era tarde, y me detuve en el pozo afuera de la ciudad. Vi a las mujeres de la ciudad que iban a buscar agua. Inmediatamente empecé a orar. Le dije a Dios: “Amado Señor, Dios de mi amo Abraham. Si es tu voluntad, dame éxito hoy. Ayúdame a encontrar la mujer que debe ser esposa de Isaac”.
ABRAHAM: Eso que hiciste, fue muy sabio.
CRIADO: ¡Luego tuve una idea! Creo que Dios me dio esa idea. Decidí pedirle a una de las mujeres que me diera un poco de agua. Si ella aceptaba y se ofrecía a dar agua también a mis camellos, entonces sabría que ella era la mujer escogida para Isaac. Mientras aún estaba orando, Rebeca vino al pozo. Ella debe contar el resto de la historia.
REPORTERO: Hola, Rebeca. ¿Sabías que este hombre era el criado de Abraham?
REBECA: Hola. No, solo quería ayudar a un viajero cansado.
CRIADO: ¡Pero ofreciste darle agua también a mis camellos! Eso es mucho trabajo.
REBECA: Sí. Yo sabía que a Dios le complace cuando servimos a los demás.
CRIADO: Le pregunté a Rebeca acerca de su familia. ¡Eran parientes de Abraham! Dios me mostró que ésta era la mujer con quien debía casarse Isaac. Me sentí muy contento. Allí mismo me incliné para adorar al Señor. Dios me ayudó cuando se lo pedí.
REPORTERO: Rebeca, ¿qué pensó tu familia?
REBECA: Cuando oyeron la historia del criado, estaban seguros de que era cosa de Dios. Aceptaron que me casara con Isaac. Nos fuimos al día siguiente.
REPORTERO: Es cierto. Dios nos ayuda cuando se lo pedimos. Puedo ver que eres una muy buena esposa para Isaac. ¡Dios es maravilloso!
Anima a todos a aplaudir a los actores.
El criado de Abraham oró a Dios por ayuda, y Dios le dio una idea genial para que escogiera la mujer apropiada.
Comparte un ejemplo de respuesta a la oración en tu propia vida. Podría ser de cuando Dios respondió a tu oración exactamente como esperabas. O podría ser cuando Dios respondió a tu oración en una forma diferente, o en otro tiempo de lo que esperabas.
Dios siempre nos escucha cuando oramos, y siempre contesta a nuestras oraciones. A veces las responde exactamente como pensamos que lo haría. Otras veces Dios contesta a nuestras oraciones de otras maneras. La Biblia dice que Dios es omnisciente y omnipotente. Eso significa que sabe todo y que tiene todo poder. También es amor y siempre quiere lo mejor para nosotros, aunque lo que es mejor, no sea lo más fácil. Sus respuestas a nuestras oraciones siempre fueron buenas, pero a veces fueron diferentes de lo que pensábamos que serían.
Les voy a contar dos situaciones, de un niño y de una niña que oraron a Dios. Piensen en diferentes maneras en que Dios podría responder a la oración de cada uno. Recuerden que a veces las respuestas de Dios son diferentes de lo que jamás podríamos imaginar.
Esas fueron algunas buenas ideas de cómo Dios responde a las oraciones de estos niños. Dios siempre escucha nuestras oraciones y las responde. A veces Dios responde a nuestras oraciones y nos salva de situaciones malas o dolorosas. Otras veces responde a nuestras oraciones dándonos consuelo, paz y fortaleza en los momentos difíciles. Dios te ama y te escucha. Sus respuestas siempre son las mejores, aunque no siempre las entendamos.
Alabemos a Dios juntos mientras aprendemos este maravilloso versículo, el Salmo 66:20.
Si es posible, lee el Salmo 66:20 directamente de la Biblia. Si utilizas el Cartel del Versículo para Memorizar, muéstralo a los estudiantes.
¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi plegaria ni me negó su amor!
Salmos 66:20
Diles cada frase del versículo y pide que los niños las repitan. Haz esto dos o tres veces. Diles que este es un buen versículo para memorizar.
Vamos a aprender algunas formas de hablar con Dios. Aprenderemos a usar los dedos para recordar que debemos orar por diferentes personas. Terminaremos cada frase de oración en silencio, para que sea entre cada uno de ustedes y Dios. Si no estás listo para orar a Dios, porque todavía no has recibido a Cristo como tu Salvador, puedes pensar en una pregunta que puedes hacerle a Dios por cada dedo.
Diles a los niños que repitan las mímicas y las palabras a medida que las hagas y digas. Haz una pausa después de cada frase para que ellos la completen con su pedido a Dios.
Levanta el pulgar y ora:
Amado Dios, oro por alguien de mi familia. Ayuda a esta persona…
Levanta el dedo índice y ora:
Amado Dios, oro por mi amigo. Ayuda a esta persona…
Levanta el dedo medio y ora:
Amado Dios, oro por alguien que está enfermo. Ayuda a esta persona…
Levanta el dedo anular y ora:
Amado Dios, oro por un líder, puede ser un maestro, un pastor, o un presidente. Ayuda a esta persona …
Levanta el dedo meñique y ora:
Amado Dios, oro por mí mismo. Ayúdame…
La Biblia dice que debemos ser persistentes en la oración. Ser persistentes significa seguir orando y no darse por vencido. Dios no siempre contesta inmediatamente a nuestras oraciones, pero siempre las responde. Puedes ser persistente en la oración y seguir orando todos los días por las cosas que pediste ahora.
Pide a cada uno que piense en un momento específico del día para orar. Por ejemplo, al despertarse, al mediodía, o al acostarse. Diles que es más fácil acordarse de orar si uno ora cada día en el mismo momento.
Diles a los niños que piensen en sencillas mímicas que podrían usar como recordatorios. Por ejemplo, si quieren orar cuando se despierten, pueden estirarse. Si quieren orar a la hora de comer, pueden fingir que comen. Cada día pueden hablar con Dios a esa misma hora. También pueden pedir su ayuda en situaciones que tengan durante el día y durante la semana que viene. Pide a algunos voluntarios que muestren sus mímicas y que digan por qué escogieron tal o cual hora del día para orar.
Opcional: Si usas las Páginas del Alumno, hay espacio para que los niños respondan con un dibujo o con algo escrito.
Finaliza la clase con una oración, declarando una bendición sobre los niños, basada en Efesios 3:20.
Bendición: Dios escucha tus oraciones, y las responde. Cuando le pidas ayuda cada día, es mi oración que Dios haga más de lo que puedes pedir o imaginar, ¡conforme a su gran poder y amor!
Si tienes tiempo, comparte esta canción con los estudiantes.
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